martes, 23 de mayo de 2017

El sándwich

Vuelve Sánchez

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Tener que elegir entre DíazLópez y Sánchez era como tener que elegir entre tres pajas y al que saque la corta se le ahorca. La corta era la larga, o sea, Sánchez, cuando la designada era Díaz, y esto, con la Ley de Hierro de la Oligarquía en la mano, significa que el Psoe es un partido sin aparato (sin organización), es decir, una banda de Estado vagando a lo Mad Max a la caza de algo.
Hasta este domingo nadie había “refutado” a Robert Michels, y el responsable de lo ocurrido en la madrileña calle de Ferraz sólo puede ser el que, según la doctrina oficial, todo lo refuta, Putin, el genio de la urna, y Sánchez sería su Aladino para sacar al socialismo del emparedado de Embassy en que lo tiene metido Mariano con Don Casals, el Bezos de “La Sexta”.
El sándwich al PSOE con La Sexta funciona de cine.
La Sexta es Ferreras, el Hombre Sándwich, quien, en efecto, tuvo siempre cara de pan, aunque no sabíamos para qué, pues no figura en esa comisión de panaderos que exigen a la Academia de Cebrián la retirada del refrán “Pan con pan, comida de tontos”.

Ahora en el emparedado está Sánchez, que, más que a Embassy, recuerda al “Bienmecomes” de Elorrio, la taberna predilecta de Prieto, quien llamaba “Ko-ko-ro-ko” al tabernero porque tenía puesto un cartel en la barra que decía “Pongo buebos de repente”.
Sánchez es el nuevo “Ko-ko-ro-ko”, y manda “buebos” que la peste del chavismo que la juventud de Venezuela anda quitándose de encima “a piedra, plomo y candela” juegue a instalarse en España, vía sándwich, para afianzar al marianismo, penúltimo “ismo” producido por el Consenso que nació matando a la nación política y que, al morir, pone en peligro a la nación histórica, pues la nación, según Sánchez, es un sentimiento y hace tiempo que no siente nada al hacerlo con ella, y es que existe otro amor, etcétera.

Ochenta años de persecución al pensamiento político culminan hoy en la politología de Marías, el novelista del Régimen. De cine, amigos.