martes, 28 de febrero de 2017

Día de Andalucía

 Caballistas en el Alcázar
Ésta mañana

 Gente por el arco del Triunfo. 28-II17

Puente de Andalucía. 28-II-17

Francisco Javier Gómez Izquierdo

      28 de febrero, Día de Andalucía. Así reza el almanaque desde 1980 a cuenta de un referéndum que se organizó para parecerse al País Vasco y al País Catalán. De aquellos andalucistas que florecieron en mi mili, sólo queda el alcalde de Barbate, ese pueblo pródigo en parados y pateras y donde se come el mejor atún del mundo.. y al que tanto cariño voy cogiendo. El PA firmó su defunción en lúgubre reunión y “..con dignidad coherente”, dos palabros que soltó Rojas Marcos en el verano del 2015 para “..morir con decencia”. Los históricos del partido no avisaron de la determinación con tiempo suficiente a Barbate. Los barbateños, siempre, ¡vaya por Dios! en el sitio equivocado en tiempo de votaciones, escogieron un alcalde con una idea que ya no existe. En el  único lugar nacionalista-andaluz que queda en el virreinato es donde me hubiera gustado estar este puente, pero como es de ley reconocer que es más justo que los nacidos en la patria sean preferidos a los extraños en el disfrute del puente, espero justicia distributiva cuando en abril llegue el día 23 y de entre los 25 del turno a repartir sea un servidor el elegido por ser el único castellano viejo en la mina.
    
El puente de febrero, el puente de abril, los puentes de mayo. Perdonen la insolencia, pero creo que a eso se han reducido esas festividades laicas de las comunidades a las que les falta la espiritualidad y liturgia religiosas y la solemnidad y el orgullo que daría un desfile institucional como Dios manda.
    Esta mañana estaba la ciudad muy animada. Con muchos autobuses llegados de los pueblos por iniciativa de los próceres de la Junta para que los andaluces de fuera de Córdoba, Sevilla, Cádiz, Jaén, Almería, Granada, Málaga y Huelva conozcan de balde los museos y monumentos de sus capitales de provincia. También había extranjeros asombrados ante tanta bulla y mucho andarín ocioso en su diario combate con el azúcar.

     Vuelvo de comer con mi doña y antes de   volver esta noche a la mina, paso a entretenerme con la sustanciosa lectura de un curioso libro sin ninguna fama y con escasos ejemplares, de una anónimo cordobés del siglo XVII intitulado “Casos notables de la ciudad de Córdoba”.  Aparece un episodio sobre Ambrosio de Morales, cronista cordobés del imperio y hacedor de un catálogo de todos los pueblos de España, del que un día de estos amenazo contar. Del curioso episodio. No del catálogo de los pueblos de España.