Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Hoy (por ayer) se cumplen treinta y cinco años de la desaparición de don Santiago Bernabéu.
Campo abierto, desde entonces, para el piperío, esa casta.
El pipero es hoy el sustento de España.
El pipero gira con el sol, pero no ve más allá de su pipa.
El pipero no ve, por ejemplo, que en el Oasis catalán hay más alegría culé por un Mourinho que sale del Madrid que por noventa y nueve Neymares que pudieran entrar en el Barcelona.
Mourinho se va y el periodismo deportivo más cafre de la cultura occidental tendrá tiempo de dedicarse, al fin, a responder a la gran pregunta de Rosa Montero: “¿Dónde están los futbolistas gais?”
–Viendo los abrazos de los jugadores me quedé pensando en la sorprendente ausencia de homosexuales reconocidos entre ellos. ¡Y luego nos jactamos de que nuestra sociedad es tan tolerante y de que la homofobia ya no existe! De acuerdo: entonces, ¿dónde están los futbolistas gais?
Mientras ese asunto se resuelve, diremos que, después de Mourinho, el personaje más asaeteado (aunque a mucha distancia) por la prensa pipera de Barcelona ha sido… Neymar, de quien las “madrasas” culés tienen difundidos (de cuando creían que acabaría en el Madrid) los siguientes mensajes: Imagen Estrafalaria, Carácter Díscolo, Carácter Prepotente, Comportamiento Macarra, Actitud Egoísta, Precio Desorbitado (¡cuando eran 45!), Niño Mimado, Vida Perversa (?), Bomba de Relojería, Falta de Respeto a Compañeros…
Es decir, que Alexandre Rosell i Feliu se ha llevado a jugar a Neymar como aquel lúser de la película “Plácido”, de Berlanga, se llevó a cenar a la artista en la subasta de caridad para la cena de Nochebuena (“Siente un pobre a su mesa”) organizada por “Ollas Cocinex”. El lúser pujó por la cómica para quedar bien delante de su jefe, ofreció la paga extra confiado en que algún semoviente le quitaría en seguida de las manos a la artista, y… ¡adjudicada!
Una Nochebuena culé sin paga extra y con voces de “¡tú eres tonto!” a Sandro a cargo de su santa valdría por un abono al Bernabéu para el primer año, el que viene, sin Mourinho (pero con Kaká).
Pero cabe, también, una pesadilla total, que sería un “déjà vu” pipero: Neymar haciendo en noviembre el gol de Maradona en el Bernabéu con el piperío (¡qué señorío!) puesto en pie aplaudiendo y el Fondo Sur coreando “¡Mourinho!, ¡Mourinho!” El colofón de esa pesadilla sobrevendría en febrero (¿cómo sobrevienen los colofones?) con la visita en octavos del Chelsea a la Castellana y el piperío encomendando su venganza al Bayern de Pep.
A esto nos ha conducido lo que Juan Luis Romero Peche llamó, en 1999, la “hestética” de este segundo Siglo de Oro.
–La “hestética” es un mundo de femineidad masculina: de machorras sensibleras, locas culturistas, virgos lloriqueantes y sargentas antibelicistas. Una concepción del universo que se estrecha y circunscribe al mundo físico, olvidando esas hilachas de las que está hecho lo fundamental-simbólico.
En fin, esas otras cosas llenas de cosas.
“SU LUCHA”
El antimourinhismo insiste en seguir luchando contra el fascismo desde el chascarrillo futbolero. Pero es “su lucha”. Y va del temor de los hinchas del Barça y del Athletic al fascismo desplegado en Madrid por Esperanza Aguirre en la final de la Copa del Rey de hace un año a los “camicie nere” que al decir del ex becario de “Arriba” y “Pueblo” (que es quien reparte los certificados de limpieza de sangre progresista) constituyen la guardia pretoriana de un entrenador de fútbol que de la nada llegó a la cima de su oficio sin pasar por el aro del periodismo global en español, que, por cierto, lleva setenta años siendo el mismo.