sábado, 25 de julio de 2020

El editorial de Cuartero



ABC AL PASO

El editorial de Cuartero

JOSÉ CUARTERO CIFUENTES, PROBABLEMENTE EL ÚLTIMO ANALISTA POLÍTICO DEL PERIODISMO ESPAÑOL

Ignacio Ruiz Quintano

    José Cuartero viene al mundo en Villarrobledo el año del sufragio universal.

    Al ABC, en el verano del 79, donde me tenía citado para becario Carlos Mendo, me presenté con los artículos de José Cuartero (“Veinte años de política española”, libro homenaje de Prensa Española) en la cabeza, pero Mendo no sabía de Cuartero y así me llevé mi primer chasco profesional.
    
Cuartero, el editorialista de don Torcuato (los lectores dicen “el editorial de Cuartero”, no “el editorial de ABC”, como medio siglo después ocurriría con Pradera y “El País”), viene de Albacete, donde es apuñalado por un matón enviado por un cacique. Huye a Madrid, vive a salto de mata y en 1911 lo llama don Torcuato para el puesto de editorialista político, “el oficio”, dice él, en que se va dejando la vida a base de tabaco y horas.

    Don Torcuato propone y Cuartero dispone.

    –Don Torcuato –recuerda Corrochanoopinaba; conocía más que Cuartero el ambiente de la calle. Le daba tema para el comentario político del día.
    
Primero escribe lo largo del artículo y luego comienza con la poda de todo lo que no es esencial. Hace el editorial quitando cuartillas.

    En el 28 recibe el Cávia por el artículo “Sin bilis y sin fiebre”, una diana acribillada de dardos:
    
Nuestra dictadura es un apellido, una persona…Mis derechos naturales de hombre, los derechos de todos los españoles, han desaparecido porque estorban a otro hombre, dedicado espontáneamente a regir a sus conciudadanos… Valga lo que valga el dictador, valgan lo que valgan su obra y sus propósitos, lo que nos pone frente a la dictadura es una cuestión de dignidad civil…



El dictador detesta a Cuartero, y al lado de cada editorial “cuelga” (inserción obligatoria) su “Nota de la censura” con sus matizaciones.

    –¡Porque yo me he jugado la vida al dar el golpe de Estado! –le grita un día Primo de Rivera al director de ABC.
    
–¡Y la mía, sin pedirme permiso! –contesta don Torcuato.
    
El problema, explicará don Torcuato a un gacetillero que le pregunta por la dictadura, es que, cuando todos esperaban que Primo no fuese otra cosa que un cirujano, se ha convertido en médico de cabecera.

    La literatura política de Cuartero tiene hoy la misma actualidad que cuando se escribió.

    La República –escribe en junio del 36– nació de la protesta contra una dictadura que ya no existía… La República es la revolución en la Gaceta” [hoy, BOE], con añadiduras en la calle si la “Gaceta” se queda corta… No lograrán atención de nadie ni respeto ni curiosidad los republicanos que maldicen de la República porque no es como la quisieran… Un programa que se resume en esta conclusión: “Delenda est Hispania!” (Alusión al “Delenda est monarchia!” de Ortega en “Crisol”)… Nosotros somos enemigos de la revolución, pero también de la dictadura.
    
Y es que en España con la Monarquía se puede ser republicano, pero con la República no se puede ser monárquico.