Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Se dice que el Príncipe de Asturias insta a evitar la fuga de talentos y pide más oportunidades para los jóvenes.
No le falta razón.
El otro día, en el Consejo de Deportes, su jefe, Carlos Cardenal, el animador del Barça, y la jefa de la Ciencia, Carmen Vela, la que previno al Sindicato de la Zeja en el Círculo de Bellas Artes contra “la teocracia de Rajoy” (?) que se avecinaba, reunieron a “los 13 científicos más brillantes” para ponerles la camiseta de “la Roja”, y allí los que más brillaban eran Margarita Salas, eterna candidata al Príncipe de Asturias, que es del 38, como los revólveres de la Commonwealth, y Arsuaga, el sabio más famoso de España, que yo he visto su firma en el libro de Rufino del Café de la Iberia, en Chinchón, donde no está la de Pepe Sacristán, que es vecino.
Al contrario que Einstein, que en su camino hacia la Relatividad desechaba una hipótesis cada tres minutos, Arsuaga (“nosotros, los intelectuales”, es su muletilla) compra camino de Atapuerca una hipótesis cada tres días: la última, a unos italianos que han presentado en Burgos un “neandertal emplumado” de nombre Carletto.
–Nosotros, los intelectuales, queremos transgredir –ha dicho Arsuaga en la presentación de Carletto.
Parece ser que, junto a restos neandertales, los italianos han encontrado en el Véneto alas y garras de quebrantahuesos, cernícalo patirrojo, paloma y chova piquigualda, lo que les induce a pensar que los salvajes de la región iban ataviados como el apache Gerónimo, pero sin John Ford.
–¡Los Apache! ¿Dónde están los Apache? –gritaba Javier Solana, que no veía los helicópteros, a Wesley Clark, el general guaperas que bombardeaba Yugoslavia sin conocimiento.
Clark no conocía a Jefferson: “Las verdades importantes son que el conocimiento es poder, el conocimiento es seguridad, el conocimiento es felicidad”. Lo de Rubalcaba cuando le dijo a Floriano: “Yo oigo todo lo que dices y veo todo lo que haces”.
Y ésta es nuestra ciencia.