martes, 26 de marzo de 2013

El escrache

Otto Fenichel

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    El escrache es palabro argentino, un recurso de la democracia popular contra la democracia liberal o burguesa, matonismo progresista, el cobrador del frac con master en psicoanálisis.

    Al decir del Séneca, al cobrador del frac se lo sacó de la manga un tarambana jerezano que fundó en La Habana una “Agencia para el cobro de cuentas difíciles”: cada cuenta era llevada al deudor por un negrito vestido con frac colorado y pantalones verdes.

    –La agencia terminó cuando un deudor, en vez de dispararse en la sien, disparó contra el negrito.
    
Mas el escrache es “mobbing” de izquierdas, y la izquierda carece de humor.
    
La izquierda está en la pompa con barbas de la ciencia.

    La izquierda sevillana lee “Los errores científicos de la Biblia” y organiza la fiesta del Anti-Cristo al paso de las cofradías de Semana Santa.

    Científicamente, además, el escrache tendría que ver con una forma de mirar.

    En el lenguaje de los sueños, el ojo simboliza al pene: es un arma sádica, al decir de Freud.

    A la segunda oleada de vieneses freudianos pertenece Otto Fenichel, psiquiatra de cuyo dry martini a base de psicoanálisis y marxismo salió la teoría de que el instinto escopofílico, por el cual alguien obtiene un placer sexual a través de la mirada, conlleva impulsos sádicos, de donde se deduce que el acto de mirar puede llegar a ser un forma de destrucción.

    Uno no es muy de psicoanálisis, pero si tuviera que padecer un escrache, antes que una mirada de “coacción democrática” de Ada Colau elegiría una fuente de torrijas de Almudena Grandes, grande dolorosa de la superioridad moral de la izquierda, que, pudiéndonos regalar la receta del cóctel molotov, nos ha regalado (en lenguaje científico) la receta de “la torreja” de don Juan de la Encina (nada que ver con el cómico y restaurador Javier Encinas Bardem), que fue el Rafael Farina del Prerrenacimiento español.
    
Lo dice el periodismo global:
    
El escrache es el quinto poder.