lunes, 9 de julio de 2012

Xavi Hernández

El pulsín

Francisco Javier Gómez Izquierdo

La moda futbolística que viene es exigir el balón de oro para Casillas. Olvidados los merecimientos de los futbolistas españoles de ayer mismo -los Javis, Iniesta...-, los santones que piensan por los que ni saben ni quieren han decidido apoyar la candidatura de Iker, como si esto fuera una cosa como lo de la ciudad cultural que tanto enfadó a Córdoba y Burgos. Los motivos culturales de San Sebastián los cantó el presentador que abrió el sobre: “... por su apuesta por la paz”, y tanto mis paisanos como mis vecinos de hogaño protestaron a una:
    
-¿Y nosotros somos gente de guerra?

    Comprendo que no sea políticamente correcta la “comparanza” entre Iker y Donosti, pero quien más claro dejó el asunto del balón de oro fue el gran David Vidal, para quien un portero no es un futbolista, porque como todo el mundo sabe el fútbol se juega con los pies y no con las manos.

     El periodista Segurola, a quien un servidor hace años leía con cierto interés por su defensa del Atlhetic y por un equilibrado escribir, empezó a estomagarme cuando me pareció que daba lecciones al mundo del fútbol en general y al Real Madrid en particular sobre lo más conveniente para sus plantillas tanto en lo tocante a entrenador como jugadores clave. 

     Le perdí totalmente el respeto y pasé a considerarle como un julignillo con modales cuando excomulgó -Segurola es como un Papa del periodismo deportivo- a Van Gaal, uno de los entrenadores más preparados e influyentes de todos los tiempos, al que le pierde el trato con necios; y sobre todo cuando me vi completamente sólo ante el culé Juan Rosado, el mejor de mis amigos cordobeses, defendiendo a Xavi Hernández..., un descubrimiento de Van Gaal, por cierto. Como Iniesta, Víctor Valdés, bajar a Puyol al centro de la defensa...

     El periodista Segurola, abducido por el fulgor del 5 argentino, personificado en Redondo, fue bautizando y confirmando mediocampistas según tuvieran ojinegraje redondino o guardiolesco, que a estas dos especies  reducía los manantiales del fútbol universal. Mi amigo Juan murió en febrero del 2004, joven, de repente y en mi presencia, convencido del poco espíritu y la mediocridad de un jugador que no valía ni para 2ª división.

     Tras el Mundial sudafricano, todos los periodistas del mundo dijeron maravillas de Xavi Hernández y no hubo criatura sensata que negara el balón de oro para el 6 de España. La paciencia y equilibrio del jugador ha ido sembrando durante años, y siempre para otros, fútbol de mucha más calidad que el que repartieron Guardiola y Redondo juntos. No creo necesario señalar la cantidad de hombres de provecho que han salido de los pases de Xavi, el último ese Jordi Alba de sangre lucentina, y que tan pronto han olvidado los cardenales y el Papa del periodismo deportivo.

    El periodista Segurola dijo en su día que Xavi nunca sería referencia de equipo y luego le puso esos adjetivos que viniendo de quien venían era un bautizo en charco, como negrito de Sudán: “... demasiado mecánico, con un punto rutinario que contagia; defensivamente no es gran cosa, las dudas crecen.....”, y el tío se quedó tan pancho.

     Uno, que veía otras cosas en Xavi y que nunca vio tantas bondades en los mediocentros que el periodista Segurola descubría y... como estoy sintiendo el cabestrismo ante los ocurrencias de L’Equipe de la curia madrileña buscando porteros de leyenda a los que entrevistar, y como no me debo a nadie y soy aficionado tan subjetivo como pueda serlo ese Vaticano futbolístico que pontifica en As y Marca, proclamo que no hay jugador de fútbol español que haya hecho más merecimientos para ser balón de oro que Xavi Hernández, la fuente de un Nilo balompédico manando de sus botas. Un futbolista despreciado en sus inicios y al que sólo los entrenadores Van Gaal y Luis Aragonés trataron como merecía. Luego vinieron  otros y se aprovecharon del centrocampista que revolucionó el fútbol español. Del futbolista que fundó  una escuela. Del futbolista con mejor currículum del siglo para ganar el Nobel del fútbol.

     Del futbolista al que no quiso ordenar el Papa y por eso se busca a alguien “...que apueste por la paz”.  Se valorarán convenientemente las opiniones de Zoff, Iríbar, Zubizarreta y ya puestos..... Rinat Dassaev, alias Rafaé....