La peor muerte del grupo de dicho nombre la ha tenido Holanda. ¿Qué ha pasado con este equipo? Recuerden ustedes mi renegar de la pareja Van Bommel y De Jong, por parecerme excesivamente defensivos, pero viendo el desbarajuste en la zaga en el partido contra Portugal, es posible que el tosco doble pivote fuera la solución menos mala para proteger la incapacidad de Willems y la indisciplina de un Van der Vilde al que hace un año le salían pretendientes en toda Europa. El míster naranja me ha parecido perdido en un bosque de altivas palmeras del que no se sabe cuándo será capaz de salir... si antes no lo echan, claro está. Las lechigadas de futbolistas extraordinarios con las que tanto hemos disfrutado parecen extinguidas, pero nunca olvidaremos aquellos balones sacados desde la defensa con tipos como Krol, Koeman, De Boer... Hasta Hullsoff, que no gastaba delicadeza, tenía más conocimiento táctico que Heitinga , Mathijsen y Vlaar juntos.
Pasa Portugal porque es mejor que Holanda y porque Cristiano ha despertado de su particular pesadilla estando a lo que hay que estar: a buscar “las vueltas” a la defensa. De repente, a Portugal se le allana el camino, pues cruzarse con Chequia es premio no esperado, y es que la última jornada del Grupo A ha dejado a los aficionados sin argumentos “científicos”. El partido importante era el Polonia-Chequia, pues Rusia “ya estaba clasificada” y ahí estuvimos los más. Nos sobresaltamos cuando se anunció el gol de Karagounis y sin palabras cuando marcó el melenudo Jiracek. Desde ese minuto el interés estaba en la necesaria reacción rusa y cambiamos de canal. Noté que no estaba Zyryanov y no me gustó. Empezaron a salir delanteros y caí en la cuenta de que la solución holandesa de la temporada es sacar muchos delanteros cuando se va perdiendo. Advoccat remató el desprestigio holandés no sabiendo tocar la fibra de unos jugadores indolentes y hundidos físicamente. Por contra, la defenestrada Grecia, a la que los alemanes tratan como apéndice de Europa, pasó con la astucia de sus mitos. Con una jugada inimaginable en la que colaboró graciosamente un Ignacio ruso.
Se dice que Hermes era un poco puñetero entre los dioses y que de las tripas de unos bueyes robados a Apolo sin que éste se “coscara” y de la concha de una tortuga construyó la primera lira sacando sonidos que fueron gratos a los dioses. Así es el fútbol griego: primitivo, hosco, feo, hermético... pero el disimulado instante en que se abre el cerrojo para soltar veneno es impredecible y en mas ocasiones de las permisibles, mortal de necesidad. Estábamos todos con Grecia, a la que la jefa de Alemania tiene rodeada, y el fútbol ha hecho que toda Europa desee la derrota de Alemania ante la astucia de este Karagounis salido de la Odisea ó la sutileza de un Samaras pendiente de reivindicación.
Una cosa ha quedado clara en las dos jornadas: lo importante que es la emoción en el fútbol.
Pasa Portugal porque es mejor que Holanda y porque Cristiano ha despertado de su particular pesadilla estando a lo que hay que estar: a buscar “las vueltas” a la defensa. De repente, a Portugal se le allana el camino, pues cruzarse con Chequia es premio no esperado, y es que la última jornada del Grupo A ha dejado a los aficionados sin argumentos “científicos”. El partido importante era el Polonia-Chequia, pues Rusia “ya estaba clasificada” y ahí estuvimos los más. Nos sobresaltamos cuando se anunció el gol de Karagounis y sin palabras cuando marcó el melenudo Jiracek. Desde ese minuto el interés estaba en la necesaria reacción rusa y cambiamos de canal. Noté que no estaba Zyryanov y no me gustó. Empezaron a salir delanteros y caí en la cuenta de que la solución holandesa de la temporada es sacar muchos delanteros cuando se va perdiendo. Advoccat remató el desprestigio holandés no sabiendo tocar la fibra de unos jugadores indolentes y hundidos físicamente. Por contra, la defenestrada Grecia, a la que los alemanes tratan como apéndice de Europa, pasó con la astucia de sus mitos. Con una jugada inimaginable en la que colaboró graciosamente un Ignacio ruso.
Se dice que Hermes era un poco puñetero entre los dioses y que de las tripas de unos bueyes robados a Apolo sin que éste se “coscara” y de la concha de una tortuga construyó la primera lira sacando sonidos que fueron gratos a los dioses. Así es el fútbol griego: primitivo, hosco, feo, hermético... pero el disimulado instante en que se abre el cerrojo para soltar veneno es impredecible y en mas ocasiones de las permisibles, mortal de necesidad. Estábamos todos con Grecia, a la que la jefa de Alemania tiene rodeada, y el fútbol ha hecho que toda Europa desee la derrota de Alemania ante la astucia de este Karagounis salido de la Odisea ó la sutileza de un Samaras pendiente de reivindicación.
Una cosa ha quedado clara en las dos jornadas: lo importante que es la emoción en el fútbol.
Holanda, 1974