jueves, 21 de junio de 2012

El pálido muslo de José Tomás


-Ser un dios y un hombre al mismo tiempo resulta una tarea agotadora. Y te puede costar la vida. Lo han conseguido muy pocos y casi ninguno en vida. Mesías los hay a patadas, pero dioses revelados... caben en los dedos de una mano. José Tomás es uno de esos que cuando lo ve la gente les entran ganas de arrodillarse, como si en lugar de librar una chicuelina a un milímetro de su pálido muslo, lo hubieran visto levantar al mismísimo Lázaro... Muchos hablan de la reaparición, aunque no estaba retirado ni lesionado. Solo ausente, instalado en ese limbo suyo en el que lee a Hegel, va a comprar el pan a caballo o en moto...