Bahía de San Antonio nevada, Ibiza
Fotografía de Pedro Ampudia
Jorge Bustos
Desde la terraza del quinto piso del Círculo de Bellas Artes se divisan
exactamente siete banderas de España. Ondean airosamente contra un azul
límpido, que es mucho decir en Madrid, mientras los coches se
embotellan simétricos y diminutos a los pies del edificio de Metrópolis,
nuestro Flatiron de andar por casa. ¿Qué hacía uno allí subido,
contemplando el núcleo candente, el bullicio solar de la urbe? Pues
ahora que ha estallado el verano se trataba de presentar las novedades
turísticas que ofrece el selecto club de las Ciudades Patrimonio de la
Humanidad (CPH) declaradas por la Unesco en España.
Esta “constelación de estrellas, donde las estrellas serían las
ciudades” –en tremenda alegoría del ponente–, la forman 13 plazas tan
incontrovertibles como Alcalá de Henares, Ávila, Cáceres, Córdoba,
Cuenca, Ibiza, Mérida, Salamanca, San Cristóbal de La Laguna, Santiago
de Compostela, Segovia, Tarragona y Toledo. Decepciona un poco la
ausencia en la lista de las Islas Salomón, que ya son como muy nuestras,
pero en fin. Por todas las antecitadas he paseado y cosas peores salvo
por las extremeñas e Ibiza, donde el amigo Pedro Ampudia desarrolla
con éxito su ambicioso programa vital de venir al mundo para no
trabajar, programa que quisiera supervisar sobre el terreno con
prontitud. Al Círculo precisamente habían acudido la alcaldesa de la
isla bonita, Marienna Sánchez-Jáuregui, y también el regidor de Santiago, señor Ángel Currás, para cantarnos las bien ganadas famas de sus privilegiados destinos.
—El turismo sigue siendo nuestra industria pesada...
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