Real Madrid
Sol, Benito, Miguel Ángel, Pirri, Camacho, Breitner,
Amancio, Del Bosque, Santillana, Roberto Martínez y Netzer
Sol, Benito, Miguel Ángel, Pirri, Camacho, Breitner,
Amancio, Del Bosque, Santillana, Roberto Martínez y Netzer
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Madrid y Barcelona juegan hoy y mañana Copa de Europa (con permiso del Bayern, se supone que la ganará uno de los dos), pero los sacristanes de la aldea tocan a vísperas como si estuvieran endemoniados, pues ya está aquí de nuevo otro Madrid-Barça.
En los pueblos de Castilla, cuando los españoles tenían sentido común, el oficio de campanero no daba dinero, pero sí prestigio, y en los días de fiesta, después de misa y por su correcto proceder, los parroquianos invitaban al campanero en la taberna a vermú y clarete, según fuera el día del patrón o simple fiesta de guardar.
El fútbol español tiene sus campaneros en Madrid y Barcelona y han cogido tanto gusto al repique que para ellos todos los días son fiesta. Cada fin de semana, merengues y culés no juegan contra Levante o Spórting, un poner. Para los campaneros del fútbol, el Madrid y el Barça disputan un asalto cada sábado, en un combate eterno.
En esta España de botellón y cocaína, los sábados son los días santos en perjuicio de los domingos anunciados por los campaneros antiguos, y son los sábados los días elegidos para los grandes partidos. Los campaneros del fútbol tocan a vísperas durante quince días, antes del partido del año, al que siempre llaman del siglo, y enseñan a los entrenadores cómo se vence al rival.
Unas veces por el bronce de la campana, otras por el badajo, y en las más por supina ignorancia del campanero, el aficionado al fútbol no sabe si oye tocar a Misa, al Rosario o a Clamores... pero llegando el Clásico todo es un repiqueteo de vísperas. Que si Guardiola tal y Mourinho cuál. Que si la tarjeta de Piqué o la de Xabi Alonso; la sal de Di María y la tristeza de Villa, los árbitros y las coces, Cristiano y Messi... y un patatín patatán que en nada recuerda a la inmaculada llamada del difunto Ladislao desde la torre de la iglesia de mi pueblo.
Lo que está claro es que el Madrid de Mourinho y el Barça de Guardiola son los dos mejores equipos del mundo y ahí están las galas de las últimas temporadas de Uefa y Fifa repartiendo oscars. Ver a Xavi frente a Xabi y a Messi ante Cristiano es uno de los mas grandes privilegios del siglo. Y en definitiva, un Madrid-Barcelona es el auténtico día del patrón, por lo que no es justo repicar con vilipendio desde las torres de San Isidro y San Jorge.
Madrid y Barcelona juegan hoy y mañana Copa de Europa (con permiso del Bayern, se supone que la ganará uno de los dos), pero los sacristanes de la aldea tocan a vísperas como si estuvieran endemoniados, pues ya está aquí de nuevo otro Madrid-Barça.
En los pueblos de Castilla, cuando los españoles tenían sentido común, el oficio de campanero no daba dinero, pero sí prestigio, y en los días de fiesta, después de misa y por su correcto proceder, los parroquianos invitaban al campanero en la taberna a vermú y clarete, según fuera el día del patrón o simple fiesta de guardar.
El fútbol español tiene sus campaneros en Madrid y Barcelona y han cogido tanto gusto al repique que para ellos todos los días son fiesta. Cada fin de semana, merengues y culés no juegan contra Levante o Spórting, un poner. Para los campaneros del fútbol, el Madrid y el Barça disputan un asalto cada sábado, en un combate eterno.
En esta España de botellón y cocaína, los sábados son los días santos en perjuicio de los domingos anunciados por los campaneros antiguos, y son los sábados los días elegidos para los grandes partidos. Los campaneros del fútbol tocan a vísperas durante quince días, antes del partido del año, al que siempre llaman del siglo, y enseñan a los entrenadores cómo se vence al rival.
Unas veces por el bronce de la campana, otras por el badajo, y en las más por supina ignorancia del campanero, el aficionado al fútbol no sabe si oye tocar a Misa, al Rosario o a Clamores... pero llegando el Clásico todo es un repiqueteo de vísperas. Que si Guardiola tal y Mourinho cuál. Que si la tarjeta de Piqué o la de Xabi Alonso; la sal de Di María y la tristeza de Villa, los árbitros y las coces, Cristiano y Messi... y un patatín patatán que en nada recuerda a la inmaculada llamada del difunto Ladislao desde la torre de la iglesia de mi pueblo.
Lo que está claro es que el Madrid de Mourinho y el Barça de Guardiola son los dos mejores equipos del mundo y ahí están las galas de las últimas temporadas de Uefa y Fifa repartiendo oscars. Ver a Xavi frente a Xabi y a Messi ante Cristiano es uno de los mas grandes privilegios del siglo. Y en definitiva, un Madrid-Barcelona es el auténtico día del patrón, por lo que no es justo repicar con vilipendio desde las torres de San Isidro y San Jorge.
Barcelona
Mora, Rifé, Torres, De la Cruz, Costas, Migueli
Rexach, Neeskens, Cruyff, Marcial y Clares ("¡Manolo, marca ya!")
Mora, Rifé, Torres, De la Cruz, Costas, Migueli
Rexach, Neeskens, Cruyff, Marcial y Clares ("¡Manolo, marca ya!")