sábado, 21 de septiembre de 2024

Berlanga



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


En compañía de su hijo Jorge, que hace de búho guardián en ropa de sastrería victoriana, Berlanga ha acudido a la caja fuerte del Cervantes a depositar una sorpresa que, bien mirado, sólo puede ser una de estas dos cosas: o un mapa del Imperio Austrohúngaro, o la muñeca hinchable de “Tamaño natural”, que, como dice Jorge, a la que se hinche vuela todo el Cervantes.


Bono llevaba a los viejos a Benidorm a hacer socialismo biológico o veraneo de tercera edad y Molina los lleva al Cervantes a hacer socialismo cultural de hueso escondido a lo “George”, el terrier de “La fiera de mi niña” que enterraba en el jardín la clavícula intercostal de Cary Grant, y luego, ve a buscarla. Pero ¿qué es la vejez? Eso se preguntaba Ruano en el entierro de Azorín:


Usted un día, en su casa, me lo dijo con inolvidables palabras: falta de curiosidad. Luego no hay edad biológica, sino de la imaginación, del sentimiento.


De Berlanga creíamos que mantenía la curiosidad del erotismo, que a lo mejor no tiene que ver con el amor. De eso del amor, decía Ruano, ya vamos sabiendo porque el amor no se ve claro cuando queremos, sino cuando oficialmente nos dicen que ni podemos ejercerlo ni ser protagonistas de él.


De ahí mi eterna defensa del “viejo verde”.


¿Hay una posición más poéticamente hermosa que la de tener brotes verdes cuando no es primavera?


A los sesenta años que tenía Ruano al decir eso, admiraba moderadamente la serenidad, detestaba la asquerosa sensatez y, afortunadamente, no navegaba en ningún mar de calma.


Cuando no hay galerna, la invento.


En este juego del escondite en los nichos acorazados del Cervantes han precedido a Berlanga el granadino Ayala, tal vez con la fórmula de su aburridísima senectud, y la cubana Alicia Alonso, seguramente con las listas de sospechosos castristas de tibia adhesión. ¡Piñatas de la edad!


¿Por qué, nos interroga Foxá, la tortuga de América vive quinientos años, mientras la mariposa efímera, sólo dotada de órganos para el vuelo nupcial, muere de pura vejez al cabo de dos breves horas? ¿Por qué han pescado ballenas que llevaban en sus cuerpos arpones normandos de la edad de Carlomagno, mientras Bécquer o Rafael desaparecieron en plena mocedad?


La respuesta, en las fresqueras del Cervantes.