jueves, 19 de septiembre de 2024

Bada



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


En un tiempo que tiende a conceder la admiración nada más que a la miseria y a la angustia, el profesor Ricardo Bada es un alemán de Huelva al que admiro por sus fandangos.


–...más vale que vayan los fieles a perder su tiempo en la maroma, que su dinero en el juego, o su pellejo en los fandangos –proclama el general mejicano Riva Palacio en “Calvario y Tabor”.


Ricardo Bada se me representa un San Francisco del idioma de “Cervorges”, expresión badiana inventada como venganza (de cuando allá, en los sesenta, Bada pronunciaba el nombre de Borges con la devoción debida y, a cambio, sólo obtenía la pregunta de si ya estaba traducido al castellano) y destinada a sustituir a la complutense –y chovinista– muletilla “lengua de Cervantes”.


Chesterton sostenía que fue San Francisco quien evitó que toda la cristiandad llegara a su fin bajo la doble presión destructiva del islam desde el exterior y las herejías pesimistas desde el interior. Bada podría evitar que toda la hispanidad entonara el gorigori bajo la doble presión destructiva del inglés desde el exterior y las obritas de Gala, o galimatías, desde el interior. Como fraile francisco, Bada ama los bestiarios con un amor que le ha proporcionado, al abrigo del poeta Christian Morgenstern, una fabulosa Arca de Noé: el ornitorrincolaringólogo, el orangusano, el tibhurón, la mantis agnóstica, el águila republicana, el esposo hormiguero, el champagncé, la lardilla o el perejilguero.


Después de “Los mejores fandangos de la lengua castellana” (Ave del Paraíso, 2000), Bada ha escrito ciento treinta nuevos fandangos, infinitamente más entretenidos que la cebolla de Günter Grass, ese rodaballo. Por ejemplo, el de Antonio Gala: “Soy de los de frase larga / que no se acaba jamás, / la que se alarga y se alarga / por delante y por detrás / con el vacío por carga.”


Nótense –aclara el autor– las asombrosas similitudes de expresión entre este fandango y el de Luis Goytisolo (“Soy de los de frase larga, / ésa que no acaba nunca, / la que se alarga y se alarga / hasta dar en la espelunca / con el vacío que carga”). En manera alguna puede sospecharse plagio, ni siquiera mutuo, ya que fueron compuestos contemporáneamente. La cosa es bastante más seria de lo que parece, y mucho nos tememos que provoque alguna tesis en una universidad USA bajo el no improbable título de “The Palinodia Song in the Modern Spanish Literature”.