lunes, 16 de septiembre de 2024

El país de don Perlinplín



Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Tiene guasa que un país que lleva medio siglo encantado de vivir en un régimen político basado en el desguace de la Nación arremeta mediáticamente contra Vinicius porque el hombre, siendo negro, es víctima de ataques racistas sin que Nadie haya hecho nada, y en su condición de víctima propone que, de no arreglarse la cosa, dejen al país sin Mundial, que sería como dejarlo sin cenar.


Y si tan racistas somos, ¿por qué sólo se meten con él? –es la refutación que plantean los cenutrios.


Que sólo se meten con Vinicius es mentira; la verdad es que Vinicius es con el que más se meten. ¿Por qué? Porque cuando lo hacen, se rebota, en vez de bajar la cabeza, como Donato, y seguir corriendo, pues ante el racismo futbolero están los Donatos, que lo aceptan porque qué vas a hacer, y están los Vinicius, que se revuelven y dicen que hasta aquí hemos llegado, y Vinicius ha llegado a la situación de afearle el Mundial a España si en la TV dicen que “mono” es sinónimo de “tonto” y los fiscales escriben que “en un contexto de máxima rivalidad” no te puedes quejar si te cantan “mono, eres un mono”. Santa Compaña a la que se une el alcalde de Madrid, un don Perlinplín que ni mandado hacer de encargo, y que ha visto una cámara de TV y se ha puesto a hacer patriotismo hojalatero troleando las declaraciones de Vinicius, como si Vinicius fuera Belisa (“Amor de don Perlinplín con Belisa en su jardín”).


Y le exijo una rectificación –ha dicho el alcalde que llegó a alcalde con la promesa de eliminar Madrid Central, que con él abarca ya a todo el municipio.


En Madrid todos tienen derecho a decir la primera majadería que se les ocurre (“¡ha pasado un ángel!”), menos Vinicius, que tiene que dedicarse a jugar al fútbol, pero callado, que mira Donato qué pocos dolores de cabeza nos daba.


¿España racista? ¡Pero señores, que hace muchos siglos que nuestro Lope sacaba a la escena, en un “auto sacramental”, a Cristo, a Jacob y a la Virgen María en figura de indios de los valles de Chile!… –dice el “madridismo de derechas” (el “españolo” que confunde al Real Madrid con el Siglo de Oro).


¿España racista? Sí, pero no, porque bueno, algún diputado negro tenemos hoy en los parlamentos de la democracia que con tanto trabajo nos dimos todos…–dice el “madridismo de izquierdas” (el “españolo” que junta lo útil de ser del Madrid con lo útil de ser del Régimen), que vende la especie de una España racista de la que nos salvó Felipe González, alias “el Moro”.


Cabrera Infante hubo de combatir la especie de una Cuba racista de la que nos libró el doctor Castro (como lo llamaba “The Times”): Batista era mulato y mulato era el jefe de su ejército y varios generales y políticos prominentes. En el gobierno del doctor Castro hubo un solo negro nominal, un viejo comandante ascendido a general sin ganar una batalla.


Una medida de monstruoso racismo implantada desde el principio del régimen fue negarle la salida de Cuba a los negros. Un negro pidiendo pasaporte era un hereje, un negro solicitando una visa de salida era un traidor. Varias mulatas de fuego salieron de Cuba, pero casándose con europeos, y sólo cuando el éxodo del Mariel en 1980 pudieron salir negros de Cuba en grupo.


El racismo que denuncia Vinicius en España no es un racismo finolis, como el que exhibían Voltaire y Darwin en sus taburetes intelectuales, dando pie a la teoría racista del progreso. Para Darwin, el hecho de que los italianos se encojan de hombros y los ingleses no (o que los franceses lloren y los ingleses no), era consecuencia de la diferente base biológica de sus respectivas razas. Nuestro racismo pelotero es cutre como la cultura política que padecemos: cae en nuestro país el mejor futbolista del momento y nos dedicamos a tirarlo al pilón en todos los pueblos, sin que don Perlinplín tenga a bien, a sabiendas del escaso valor de su palabra, salir a torear al toro del racismo castizo. Don Perlimplín presume de abogado del Estado. Los abogados del Estado, decía Trevijano, no son abogados; son defensores del Estado (“¿Qué saben ellos del Derecho? ¿Qué les importa?”). Mas cuando un club de la Liga española adornó su tribuna en un Clásico con la leyenda “Spain is a fascist state” (más la explicación separatista: “Only dictatorships jail peaceful political leaders”), los abogados del Estado, y todos los medios, callaron como tusos. Los pechos sólo se inflaman de patriotismo cuando habla Vinicius. ¿Y qué ha dicho Vinicius? Bien mirado, nada que no pudieran suscribir hoy Isabel la Católica o Donoso Cortés:


Muchas personas en España, la mayoría, no son racistas. Pero hay un grupo pequeño que acaba afectando a la imagen de un país en el que se vive muy bien. Amo estar aquí, amo jugar en el Real Madrid y amo tener las mejores condiciones para vivir con mi familia. Espero que España pueda evolucionar y entender lo grave que es insultar a una persona por el color de su piel. Si antes de 2030 no evoluciona en el tema del racismo, habrá que cambiar de lugar el Mundial.


No es España. Es el país de don Perlinplín. A Cañete, que se peina de amarillo para pasar desapercibido, no le gusta Vinicius porque no le parece humilde. Pero es que en la vida modesto sólo es el que no puede ser otra cosa.


 

Última del verano en Las Ventas. Corrida concurso (sin alcurrucenes ni ymbros), interesante por la casta. "El toro demanda espacio y Amor le ahoga". Márquez & Moore



 JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ


Para la última corrida del verano 2024 las mentes pensantes de Plaza1 decidieron programar una corrida concurso de ganaderías, sea eso lo que sea, que en resumidas cuentas es la ocasión para ver desfilar seis toros de diferentes vacadas que, en este caso, no corresponden a las que se vienen viendo en Las Ventas de manera más habitual. Por ejemplo, tuvieron la excelente idea de no colocar entre los seis elegidos a ningún toro de Fuente Ymbro o de Alcurrucén, que ya son como de la familia, y en cambio se trajeron uno con la preciosa divisa gris plomo y negra de Concha y Sierra, que se lo agradecemos una barbaridad, lo mismo que la elección del Palha y del Partido de Resina, ganaderías que llevan viniendo a Madrid desde los años 80 del siglo XIX. Esos tres históricos hierros decimonónicos fueron el primer plato de la tarde y el segundo, con antigüedades diversas del siglo XX, estuvo formado por ejemplares de Castillejo de Huebra, Pedraza de Yeltes y Salvador Gavira. Como suele pasarnos en estas corridas, al llegar a la Plaza nos enteramos de quienes son los encargados de la lidia y muerte del ganado, en este caso Rafael de Julia, Ángel Sánchez y Amor Rodríguez.


Cuando sale del chiquero Granadino, número 75, cárdeno de Concha y Sierra la Plaza aclama de manera unánime su impecable presencia de toro de lidia, serio, bien hecho y bien armado. Sinceros aplausos que saludan la presencia en el ruedo del toro, altivo y desafiante, de finísimas astas, de irreprochable estampa. Aunque en el ruedo habían pintado las rayas ésas que suelen, ya nos imaginábamos que hoy tampoco sería el día de la suerte de varas; seamos prácticos: el que quiera ver suerte de varas que se vaya a San Agustín del Guadalix a la Feria del Club 3 Puyazos y se despida del asunto hasta el año siguiente. Antes del insustancial paso por el equino de Héctor Vicente, el toro recibió el saludo portagayolístico de Rafael de Julia que, tras ese incomprensible espectáculo, se luce con el capote en la mejor colección de lances que se han visto en la tarde. Cuando el torero se dispone a ir a brindar al público el toro se le arranca, sin atender al peonaje, y muy toreramente De Julia le recibe con un aire muy fresco fijándole con pases de trinchera y por bajo y, cuando ya le tiene parado, hace su brindis sin darse importancia. Luego comienza su trasteo por la derecha con muchos enganchones y sin que la cosa se eleve hasta que se cambia la muleta a la zurda y ahí obtiene mejores resultados, con un aire muy personal, con altibajos pero muy interesante en su labor. La vuelta a la derecha significa un bajón en la faena y el espadazo tauricida, un borrón. Palmas sinceras para el toro en el arrastre y, para el torero, saludos desde el tercio a unos aplausos menos unánimes que los recibidos por el toro.


El segundo en salir es Peluquero, número 476, de Palha, que como nadie sabe cómo es el tipo de Palha, a nadie defrauda. Conocemos de Palha mejor su comportamiento que su morfología y sí que podemos decir que Peluquero hizo lo que corresponde a su origen. Pasa por dos veces por la gestoría montada de Daniel López, a la que hizo más caso que al capote y llega al último tercio todo lo áspero que se puede esperar de su  estirpe, sin regalar nada y planteando a Ángel Sánchez una buena cantidad de problemas y ninguna certeza. En mitad del muletazo alza la cara, se para y mira y pone a cavilar a su matador, 4 festejos el año pasado, sobre conceptos esenciales en el toreo, tales como la lidia y el castigo. Visto lo visto, sainete con el estoque y a otra cosa.


Tormentoso, número 31, cárdeno, es el toro de la corrida. Corresponde a Partido de Resina y no puede negar sus orígenes, por sus hechuras su cabeza corta y su encornadura media, nada aparatosa, muy de la casa. Recibe aplausos cuando hace su aparición en el redondel. Para ser toro, como para todo en la vida, hay que tener un poco de suerte, que es la que no tuvo Tormentoso, en forma de Amor Rodríguez y su cuadrilla. Le pusieron tres veces al caballo, la segunda al relance, y las tres acudió con fuerza y gallardía, vivamente, recibió capotazos sin tasa y una pésima brega y paulatinamente el toro se fue dando cuenta de que el que más mandaba era él. La torpe muleta de Rodríguez es incapaz de tocar las teclas que el toro demanda: la distancia, la exigencia de pisar el sitio correcto en el cite, la elección del terreno para desarrollar el trasteo. Todo va mal porque el toro quiere el tercio o los medios, quiere estar lejos de las tablas, y le pretende torear entre las rayas; porque el toro demanda espacio y Amor le ahoga, pues ahí se encuentra más seguro y así, poco a poco, se va viendo que el mando es del toro y que es él quien dirige la sinfonía para la que Amor Rodríguez carece de partitura. Luego ya viene el sainete de la espada y los descabellos y los tres avisos. Toro interesantísimo, de extraordinaria personalidad y genio, que es ovacionado en el arrastre.


A Rafael de Julia, que le dio esta tarde por lo de la portagayola, le toca Junerón, número 5, de Castillejo de Huebra, muy en su tipo de Murube, bonito y bien hecho. Acude por tres veces al penco de David Prados como el que va a la oficina a fichar, o sea que va por ir. El animal es noble, con esta nobleza moderna, y De Julia le plantea de nuevo sus derechazos de enganchón para, en seguida, pasar al toreo natural donde consigue sinceros aplausos en series de mucho empaque, echando la muleta hacia adelante y trayéndose al toro, sin citar en la cadera como ahora hacen, en otra serie se alivia un poco y la faena decae algo pero luego vuelve a encontrarse en la buena posición y liga otra serie de categoría. El conjunto de su labor con Junerón es notable, por su verdad y su personalidad, aunque echa el borrón con un feo espadazo bajo que le priva de una oreja que ya tenía ganada. Palmas al toro en el arrastre.


Guantero, número 37, es el que mandó Pedraza de Yeltes desde Salamanca. También muy bien hecho y de excelente trapío, es un toro muy serio y cambiante, pues nada de lo que aparentó en la excelente brega que recibió de Juan Navazo se manifestó en su vis a vis con Ángel Sánchez. En el último tercio el animal se paró, se puso reservón, como si le faltasen las fuerzas, y le puso las cosas muy cuesta arriba a su matador.


Pese a su buena presentación, el garbanzo negro de la tarde fue el flojo Gavira, Librero, número 21, que adolecía de algún defecto en los cuartos delanteros y que blandeó lo suyo provocando las iras de los que querían ver salir al sobrero de Carmen Valiente. La protesta hizo que nadie echase cuentas de la labor de Amor Rodríguez que, de nuevo, se volvió a encasquillar con los aceros.


En suma, hemos asistido a una interesante corrida, marcada por el signo de la casta. Como siempre pasa en tardes como ésta, hubo quien echaba de menos en esta tibia tarde del final del verano, en la que los tres matadores sumaban once festejos en conjunto en la temporada pasada, a Juan Ortega y a Pablo Aguado, esas jóvenes figuras que están en boca de todos.





ANDREW MOORE













FIN

Lunes, 16 de Septiembre

 


Siesta española III

domingo, 15 de septiembre de 2024

Hughes. Real Sociedad, 0- Real Madrid, 2. Mbappé ya está aquí

@realmadrid

 

Hughes

Pura Golosina Deportiva
 
Antes del partido, Mbappé sonreía con una tranquilidad llamativa. Relajadísimo, no parecía que fuera a jugar un partido: ni un gesto tenso, ninguna concesión a la superstición. No era pasotismo, era otro estado del ser.

Adiós a los nervios de Mbappé, cuya sonrisa podría ser la imagen del club: la relajación del nirvana, el estar ya más allá de todo.

El Madrid y Mbappé comparten la misma sonrisa.

La Real rendía homenaje a Chillida con una camiseta ad hoc. El Madrid iba de naranja, incursión en una gama no muy madridista.

La novedad estaba en el mediocampo, todo lo demás eran titulares. Valverde y Modric, y por delante Güler y Brahim. En defensa formaba el Madrid un 4-4-2 y en el mediocampo había poca fuerza física, sólo Valverde. Todos nos hicimos a la idea de un Madrid con estadio nuevo y negritud y de repente la media eran Modric y señores bajitos.

En Guler se vio un asomo directivo cuando, pasado el mediocampo, se tiraba a la esquina derecha y desde ahí dirigía de una forma natural. Pasaba y recogía y volvía a pasar y se hacía vértice, un poco como Kroos en las antípodas. Él, ubicado en un punto entre el interior y el extremo, ganaba perspectiva y panorama y tendía a imantar y proyectar el juego. Ahí estaba el esbozo de, como mínimo, una codirección.

La Real presionaba mucho y el Madrid tenía los naturales problemas de salida; sólo pasado el cuarto de hora pudo combinar de área a área en una ocasión de Mbappé.

En esos minutos, Mbappé atraía los pases, la atención  y Vinicius parecía oculto, como si el equipo empezara a depender menos de él. Los barcos miraban a otro faro.

El juego al Madrid se le aceleraba en la mediapunta cascabelera con Brahim, pero al rato se lesionó. El universo manda de nuevo un mensaje: para él las medias horas finales, todas, siempre.

La Real tuvo su primer larguero, de Sucic. La Real está llena de extranjeros y siempre alguno es ilusionante, adjetivo gilista muy futbolero.

En el 28 Vinicius ya sacaba su petróleo particular por la banda: una tarjeta rival.

El mediocampo del Madrid no se partía del todo en su aparente endeblez. Había, pese a las oportunidades rivales y cierto descontrol, una sensación de voluntarioso equilibrio y Modric, cada vez más icono ortodoxo, ofrecía algunos lujos constructivos.

En el 36 llegaba otro palo local, esta vez Becker, y Mbappé respondía con una jugada clásica suya en el extremo zurdo, de las de antología. Esa jugada decía "ya estoy aquí". Es un jugador rapidísimo pero no gracias al culo bajo, el famoso centro de gravedad, sino al culo alto; sus piernas finas de velocista tiran de él hacia arriba, con un cuerpo como de saltamontes. Su carrera es distinta a todas, hay algo biodinámico que tiene él y los demás no.

La segunda parte se rompía, se rompía el partido más que el Madrid, pese a las dificultades, sobre todo por la abnegación de Valverde, totalmente makelelizado. Ahí pudo haber marcado la Real perfectamente.

No era desde luego buena la primera parte, pero tampoco tan mala. La segunda se inició con otro palo de la Real, como si eso fuera parte del homenaje a Chillida: la pura materialidad, ¡pum!, el viento del chut contra la madera firme, ¡pam!... Se hacia vendaval la Real contra un Courtois escultórico, peine, U, forma límite.

El Madrid tenía algo distinto. En defensa, Vinicius bajaba más a tapar la banda por donde Kubo había incordiado un poco demasiado, con su aire de insecto que te da la noche en verano, que zumba y zumba aunque se vaya sin picar.

En esa precaria solidez del Madrid (el Madrid un poco decepcionante de la no-negritud) fue importante Güler, que defendía por la zona de pivotes, el carril por donde pasan los camiones, y se medía en tiras y aflojas con Zubimendi. Su juego era un poco de interior, otro poquito de pivote y otro tanto de mediapunta que llega al área. Así vino el penalti, tras un chut suyo que Sergio Gómez detuvo con unas manos aparatosas e instintivas, pero de instinto asustadizo de juvenil.

El penalti lo tiró Vinicius, en lo que podía ser una recompensa por haberse sacrificado en defensa.

Se deprimió un poco la Real y Mbappé intentó una jugada a lo Ronaldo, desde lejos, con una carrera inalcanzable.

San Sebastián fue donde Mbappé llegó al Madrid. Ya tiene el sitio y el modo.

En esos minutos cuesta abajo, Militao hizo gestos, esos gestos inconfundibles de miedo e introspección cuando hay una rodilla implicada. Cojeó un tiempo y tuvo en vilo al público, aunque no fue sustituido. De todos modos, esos minutos sirvieron para ponernos en la situación de que entrara Vallejo. Se fue aceptando la idea, se fue perdiendo el miedo.

Fueron minutos preambulares en los que Vallejo o Carvajal de central no parecían tanta calamidad.

Del suspense Militao, el suspensao, liberó un instante el segundo gol. Fue una jugada de extremo de Vinicius, quizás la única pura que hizo; se fue del rival y se llevó un pisotón con pocas consecuencias que el VAR vio. Esta vez lo tiró Mbappé, marcó y se cerró la sociedad entre los dos, un duunvirato en el que compartirán asistencias, espacios, goles y penaltis.

Pero algo se vio en Anoeta y fue la importancia que de forma natural ya tiene Mbappé. La acepta Vinicius, humilde, metiéndose en ese 4-5-1 defensivo en el que sólo se destacaba el francés y del que salía en cuanto podía para sumarse a la delantera.

Ellos se repartirán el pastel glorioso y las migajas serán para Endrick, que entró en el 88. El sugus, como le llamó Carvajal, con esa melena que es personalidad a gritos porque no se la hace rasta, ni se la resalta afro, ni le pone tirabuzones, ni se la tiñe... Se ve como una acumulación de potencial.

Fue la noche en que Mbappé se instaló en casa y puso la forma al sofá, y una de las primeras experiencias serias de Güler bregando en el mediocampo, en el patio de la cárcel. Se vislumbró un entendimiento natural con Valverde. Casi una complementariedad. Valverde pone todo, el otro pone la mirada. Hubo ratos en los que la conexión entre ellos, uno por delante, fue directísima y sencilla.

Y fue, no lo olvidemos, la noche en que presentimos a Vallejo. Aprendimos a aceptarlo como posibilidad mientras tratábamos de discernir qué había de raro y qué de trauma en la pisada de Militao. Al final del año seremos expertos en ella.

Autoridad


Cádiz
La Autoridad española (caciquil, por supuesto) a
 José María Pemán


Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Mandar, en España, sigue siendo una cosa muy seria.


Aquí, don José, es el amo del pueblo...


Ésta es la frase, según Pemán, que, como una antífona ritual, solían ofrecer los aldeanos sumisos, humildes y cazurros al cacique del distrito. ¡El amo del pueblo! Pemán sostenía que con esta exclamación a modo de pórtico puede elaborarse un buen párrafo tribunicio. Receta: imprecación contra el caciquismo; alusiones históricas a la esclavitud y a los siervos de la gleba; canto a la dignidad humana. Pausa. Buche de agua.


Y para que conste lo seria que sigue siendo la cosa de mandar en España vaya este extracto de la carta que a un mozo de espadas le fue enviada por su Asociación Sindical de Mozos de Espadas y Puntilleros, de reconocido progresismo: “En reunión celebrada en el día (...), la Junta Directiva Nacional de esta Asociación, con el respaldo mayoritario de todos los asistentes a la misma, ha tomado por unanimidad el acuerdo de proceder a la apertura de expediente sancionador contra Ud. como consecuencia de las supuestas afirmaciones vertidas contra el Presidente de esta Asociación en la localidad de Hellín (Albacete) el pasado mes (...) en relación a la actuación e intervención del Sr. Presidente como representante de esta Asociación en la resolución de determinados conflictos laborales acaecidos a lo largo de la temporada (...) Artículo 13 del vigente Reglamento de Régimen Interno: ‘Se considerarán faltas muy graves: b) Falta grave de respeto y consideración a los cargos directivos, o malos tratos de palabra u obra a los mismos, cuando estos se hallaren en el ejercicio de sus funciones.’ Como quiera que esta Junta Directiva entiende que las supuestas afirmaciones vertidas y comprobadas por las manifestaciones realizadas por testigos allí presentes pudieran ser constitutivas de una falta muy grave a tenor de lo anteriormente indicado...”


¿El anarcosindicalismo, fuerza de nacionalidad hispánica?, me dirá alguien asustado –discutía Ernesto Giménez-Caballero–. ¡Sí! ¡El anarcosindicalismo, en cuanto se le saque del vago callejón, confusamente internacional y sin salida en el que se encuentra! Piénsese que la fórmula anarcosindicalista es el refugio más auténtico que ha tomado el catolicismo popular en España. Esa enorme contradicción de ser anárquicos de una parte y sindicalistas por otra parte indica al más ciego la fórmula sustancial del genio popular español: individualista y autoritario. 

Domingo, 15 de Septiembre

 


Siesta española II

Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga

 DOMINGO, 15 DE SEPTIEMBRE


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos:


-¿Quién dice la gente que soy yo?


Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas». Él les preguntó:


-Y vosotros, ¿quién decís que soy?


Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías». Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto. Y empezó a instruirlos:


-El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.


Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:


-¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!


Y llamando a la gente y a sus discípulos, y les dijo:


-Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de que le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?


Marcos 8, 27-35

sábado, 14 de septiembre de 2024

Rosina


Jean Cocteau


Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Se va Rosina, que ha sido como el espíritu de la golosina en Arco, ese invento de Juana de Aizpuru al hilo de un tocino de cielo en una velada en Sevilla. ¿No fue el arco un símbolo habitual de la Luna?


Veinticinco años de arte moderno, que son veinticinco años jugando al juego de la geometría, de la sensibilidad y de la pasión que siempre juegan –jugaban– los salvajes, los locos y los niños. Horror. Todos los picassines del foro jugando a la estética de la ruptura. Porque, en arte como en política, los españoles “informados” no han jugado a otra cosa en los últimos veinticinco años que a la estética de la ruptura. Todavía retumba “el chupinazo plástico” –Ullán– de Arzallus a propósito del “Guernica”: “Euskadi se lleva las bombas, y para Madrid, el arte.”


Paz nos puso por arquetipo –arquetipo contradictorio– de esta estética rupturista que luego no rompe con nada a Picasso, en quien se fundieron el pintor, el torero y el saltimbanqui. Picasso, eso sí, sólo tiene otro igual: Lope. Pero ni Lope ni Picasso vinieron jamás a Arco. Y ahora Rosina se va, aunque nos deja, ay, “un contexto”.


¿Un contexto? Explica Castillejo: “En la escritura no escrita el texto está fuera. En la escritura escrita el contexto está fuera.” Fuera de Arco, hoy, sólo está el tabaco. “El veneno del tabaco no existe”, le dijo Cocteau a Ruano. Cocteau fumaba “Gaulois” de paquete azul, que para Ruano era todo un “affiche” sentimental de París. Cocteau fumaba todos los cigarros que podía porque uno debe vivir lo que se pueda vivir haciendo lo que le gusta. “¿Sabe usted, según Picasso, cuáles son los dos únicos grandes inventos de la humanidad?”, repreguntaba Cocteau. “La rueda y el opio.” E improvisaba un prospecto sobre el opio: “El opio es una droga evangélica: hace buenos a los hombres. El opio exalta la bondad.” La bondad de Cocteau era imaginativa: Picasso, según Cocteau, había dejado de fumar opio y sus insultos a España eran amor. “Es un desesperado.” Cocteau tenía su teoría de la desesperación, que iba de la desesperación a la angustia, y de la angustia, a Unamuno.


Amo la violencia española, vuestro amor a la violencia, vuestro amor a la destrucción. Es más hermoso quemar un cuadro que venderlo. El público francés es casi insoportable, porque ante un cuadro se cree que entiende más que el pintor... ¿Sabe usted lo único que el público francés respeta? Al que toca la flauta, porque él no sabe tocar la flauta.


Qué hermosa lección de flauta para Arco, cuando Rosina se va.  

Sábado, 14 de Septiembre

 


Siesta española I

viernes, 13 de septiembre de 2024

Los degenerados


El marqués de Serafín


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


En toda sociedad sin graves anomalías, postulaba Ortega hace un siglo ya cumplido, existe siempre “una masa vulgar y una minoría sobresaliente”, y lo que acarrea la decadencia social es que la clases próceres han degenerado y se han convertido íntegramente en masa vulgar. Nacía en España el tabarrón de la ejemplaridad: la ejemplaridad de un gran hombre ha de infundirnos docilidad.


He aquí el mecanismo elemental creador de toda sociedad: la ejemplaridad de unos pocos se articula en la docilidad de otros muchos. El resultado es que el ejemplo cunde y que los inferiores se perfeccionan en el sentido de los mejores.


En España, hoy, sobran dóciles y faltan ejemplares. ¿Por qué? Según Ortega, por el triunfo absoluto del más chabacano aburguesamiento: lo mismo en las clases elevadas que en las ínfimas rigen indiscutidas e indiscutibles “normas de una atroz trivialidad, de un devastador filisteísmo” (del alemán “philister”, que Ortega todo lo tomó de la Selva Negra: “Ortega me tomó por el brazo –cuenta Octavio Paz– y, con una mirada intensa que todavía me conmueve, me dijo: ‘Aprenda el alemán y póngase a pensar. Olvide lo demás’.” En Ortega pensar era una erección, o eso decía él, “y yo todavía pienso”).


Advirtamos, por ejemplo, lo que acontece en las conversaciones españolas. La conversación es un “protofenómeno” (palabro de Goethe), o fenómeno que aclara el misterio de otros muchos.


En Alemania, dice, donde se halle persona de inteligencia egregia, los demás se esfuerzan por estar a su altura, al contrario que en España. “Y es que la burguesía española no admite que existan modos de pensar superiores a los suyos ni que haya hombres de rango intelectual y moral más alto que el que ellos dan a su estólida existencia. De este modo se ha estrechado y rebajado el contenido espiritual del alma española, cuya vida entera parece hecha a la medida de las cabezas y la sensibilidad que usa las señoras burguesas” (¡nuestros liberalios!).


Urge (¡año 21!) remontar la tonalidad ambiente de las conversaciones, del trato social y de las costumbres hasta un grado incompatible con el cerebro de las señoras burguesas.


Que eso parecen, dos marquesonas de las de Serafín, redondas y restregonas como dos gatazos de venta, Maduro, el régulo venezolano, y Monedero, su bufón español, en su chauchau electoral. “No sabía ese chisme”, dice el régulo cuando el bufón le cuchichea que Ayuso fue falangista, “los que fusilaban a los republicanos al amanecer”. (La parte útil del chisme para el régulo hubiera sido el detalle de que en la guerra la dirección falangista cayó al completo, en tanto que la dirección comunista sobrevivió sin bajas). En tanto que bufón masa, la misión de Monedero es seguir a “los mejores”, y el mejor es ese Tirano Fanegas que asegura a su pueblo por TV que “Jesucristo fue palestino, antiimperialista” y que fue “crucificado por el imperio español y las oligarquías”. Cebollez y progreso.


[Viernes, 13 de Septiembre ] 



Sus marquesas

La Segunda División. 8.- Levante UD

Julián Calero


Carlos Álvarez e Iván Romero, exsevillistas



Francisco Javier Gómez Izquierdo


      El desmán federativo contra el Burgos el 31 de julio del 2002 lo tengo referido en Salmonetes... varias veces y seguro que volveré a hacerlo por ser herida profunda que revive cuando uno ve la permisividad con según qué clubes. El 1 de agosto de aquel 2002 el Levante ocupó la plaza del Burgos en Segunda División porque el presidente Quintano no puso 30.000 euros (cinco millones de pesetas) para convertir a "mi" equipo en S.A. Los 30.000 euros los hubieran puesto empresas e incluso particulares, pero ¡a saber el mamoneo de Quintano con los directivos de entonces del Levante! El caso es que el Burgos descendió por imperiosa orden federativa y Quintano mudó de domicilio yéndose a vivir a Bilbao, creo. Desde entonces no he mirado al Levante como se debe, y cuando lo veía jugar, si perdía, bien, y si ganaba... pues a aguantarse. Con la edad salen achaques al cuerpo, pero uno va desbrozando anímicas impurezas y ya no se me revuelven las tripas cuando me entero de que este Levante tiene una deuda de ¡¡¡cien millones de euros!!!... y ahí está tan campante, sin miedo a la Federación. Eso sí, haciendo virguerías para adecuar el límite salarial ése que es imposible que una persona normal entienda el engranaje que regula su funcionamiento.


      Si yo mandara en un club de Segunda ficharía de entrenador a Pacheta o a Julián Calero por lo que comprenderán que no pueda dejar de estar pendiente de este hombre allá donde vaya. Lo ha fichado, ¡vaya por Dios! el Levante y si ante el Spórting, primera jornada, me asomé al partido por observar la organización defensiva del míster, en las otras tres jornadas es un mozo menudo, flaco y zurdo el que me llama poderosamente a los balcones del Levante por parecerme -incorregible agorero servidor- el futbolista que más va a dar que hablar en la Categoría. Se llama Carlos Álvarez, es sevillano y a pesar de abultar como el Luismi aquél que hogaño juega para el Tenerife, este Carlos tiene un talento y una clase que recuerda, dicho sea con el respeto debido, al Modric que trajo Mourinho. Varios de los goles que ha marcado el Levante vienen de un pase, el mismo pase, que sólo ve él y que creo le ha perfeccionado Calero poniendo veloces delanteros que acudan al espacio donde Carlitos manda cheques al portador: Morales, 37 años pero aún con un sprint ganador, Brugui,  con milicias en el Mirandés que empieza a tener cosas de exquisito, e Iván Romero, como Carlos, salido de la cantera sevillista y que corre por todos los puestos de arriba. A Carlos Álvarez, melenita setentera que se mueve al ritmo de sus rápidos aunque cortos pasos le guardan las espaldas Oriol Rey, un tío calvo que se ha sacado el título de medio centro con calificación de notable tras completar dos años excepcionales en Miranda (¡Es sorprendente por prolija la cantidad de peloteros curtidos en el Mirandés!), y Kochorasvhili, Kocho, el moñudo georgiano que es mucho más jugador de lo que aparenta; en el parón por selecciones ha marcado ante Chequia y un golazo, el del triunfo ante Albania, en trallazo de fuera del área que se embelleció tras dar en el poste. Dicen que se lo quiere llevar ¡¡el Valencia nada menos!!


      Andrés Fernández, 38 años, es el portero que todos ustedes conocen. Veterano... y aseado para la categoría. El otro portero se llama Pastor y es cordobés de Bujalance pero salido de la cantera del Sevilla. Calero convenció a Elguezábal, capitán en su Burgos y el mío, y lo puso de jefe de la defensa junto a Iborra, un sentimental que quiere acabar su carrera en Orriols. ¡Vaya par! Los canteranos Andrés García y Cabello actúan de laterales, alternando con Diego Pampín, ex del Andorra, y Dela, catador de las canteras de Real Madrid y Villarreal. Este Dela quitó el balón a Carlos Álvarez en una falta para sacarla él. Mal por supuesto el lanzamiento y peor la interpretación de la jerarquía, aunque es cierto que el año pasado coló cinco goles.


      Está un poco descolocado el repaso a la plantilla, pero lo que quiero decir es que no hay dinero pero sí equipo y sobre todo entrenador para pelear el ascenso. Es emocionante cómo recibieron los cartageneros el otro día a Julián Calero, el entrenador que salvó al equipo totalmente desahuciado la temporada pasada y que la directiva no renovó. El mismo recibimiento va a tener seguro en Burgos. Entrenador sin pamplinas, sabe de lo que dispone y todo su empeño es sacar el mayor rendimiento posible a cualquier tipo de jugador partiendo de un imprescindible orden defensivo. Cuando dé con la tecla atrás, que creo aún no conseguido, va a ser muy difícil ganar al Levante. "Sé comer jabugo y mortadela" contestó a los que le tachan de defensivo.


     Por cierto, un mozo de 16 años aún, Víctor Fernández, hijo de Víctor Fernández aquel menudo extremo de Villarreal y Valladolid, se ha ido precisamente de Pucela al Levante. He oído maravillas del muchacho. Al parecer, Felipe Miñambres, el que ficha en el Levante, ha aprovechado una falta de entendimiento entre el joven y la directiva vallisoletana y se ha llevado otro diamante como el que tiene por nombre Carlos Álvarez dejado escapar por un Sevilla CF ya sin Monchi

Viernes, 13 de Septiembre

 


Con dotes de canto vis cómica

jueves, 12 de septiembre de 2024

Antonio López



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


El filósofo norteamericano Richard Rorty quemó su juventud en pos de un ideal: fundir justicia y realidad en una imagen platónica. Consiguió una pompa de jabón, y fracasó. Más testarudo todavía –hablamos de una testarudez manchega–, Antonio López ha pasado su madurez, la última década, tratando de meter en una tela de tres por cuatro todo el Madrid que cabe en los ojos mirándolo desde Vallecas. ¡Dios nos asista! Pero él siempre podrá decir que fue un encargo político.


De las dos cosas más afortunadas que pueden acontecer a un pintor (“primero, ser español, y segundo, llamarse Dalí”), Antonio López sólo tiene la mitad: es español. Por cierto, ¿a qué español no le tendrá prometido un cuadro Antonio López? Aunque podría ser daliniano siquiera en el amor a esa línea que Dalí amaba en un cuadro sevillano que le parecía milagroso, “Las postrimerías de San Fernando”, en que se ve la Sagrada Forma de perfil:


¡Es una línea y se ve redondo!


¿Comulgaría Antonio López con esa Sagrada Forma?


Por español, Antonio López es un pintor macho. Frente al Louvre, que le parecía un museo hembra (después de todo, allí está la Mona Lisa), Azorín defendía la causa del Prado, que le parecía un museo macho, sobre todo en la sala Ribera, donde España se le hacía densa, fuerte y austera.


Qui bé estiga que no es moga.


Lo decía, en valenciano, Ribera: el que esté bien que no se mueva. Y, el que se mueve, no sale en la foto de Antonio López. ¿Quién no se acuerda de “El sol del membrillo”? Diez años se han estado quietos, esperando, los políticos madrileños del encargo del cuadro a Antonio López, al que no se le ha escapado ni la demolición del Windsor, porque nos ha querido enseñar cómo ha sido la sensación en un momento dado: el que va de 1996 a 2006.


De Ribera se decía que ponía sus modelos en un cuarto penumbroso, sólo iluminado con cierta luz; y él se colocaba en otro aposento inmediato, y pintaba mirando por un agujero, el agujero del pintor-voyeur. El agujero de Antonio López para ver Madrid –de Madrid al cielo y un agujero en el cielo para ver Madrid– ha sido la Torre de Bomberos de Vallecas. Azorín pensó en escribir alguna vez unas páginas tituladas: “Ropa tendida en Toledo”. Le ocurría que, en el Prado, al pasar de Ribera al Greco, tenía la impresión de múltiple y coloreada ropa tendida. Ésa era, para él, la pintura del Greco: ropas tendidas, para que se sequen o para que se ventilen, en patios, galerías, balcones, descampados. Como el nuevo Madrid de Antonio López. “Las ascuas de un crepúsculo morado...” Etcétera. 

Jueves, 12 de Septiembre

 


Los Costus

Autores de Enciclopedia Universal de la María, 1989

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Gran novillada de Cuadri en Villaseca de la Sagra, con D'Alva, De la Calzada y Andrades, y ovación al ganadero. Márquez & Moore

 


JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ


La tarde no podía empezar bajo mejores augurios: en una barrera de sol, rememorando sus años de abonado al tendido 6 de Las Ventas, estaba Pepe Campos, y enfrente, trazando el diámetro de esa circunferencia que es la Plaza de Toros, junto a la puerta de chiqueros y pertrechado de su cámara, Andrew Moore. La cita, para la que no nos habíamos citado, tenía lugar en Villaseca de la Sagra. El motivo, la novillada de Cuadri que cerraba el ciclo del XXIV Alfarero de Oro. En los chiqueros, cuatro novillos herrados en octubre de 2020 y dos de enero de 2021. En el cartel, el portugués Joao D’Alva, el salmantino Jesús de la Calzada y el jerezano Miguel Andrades.


La novillada, de impecable presentación y trapío, ha recibido aplausos cada vez que uno de los animales salía al ruedo, y algunos de ellos también en el arrastre. El conjunto ha sido entretenidísimo, con una interesantísima variedad de comportamientos que van desde la bravura del tercero, Solitario, número 26, hasta la mansedumbre encastada del sexto, Maquinista, número 10, pasando por una buena colección de los registros que le son propios al toro de lidia, desde los que tienden a lo claro y lo franco hasta los que apuntan a lo avieso e intencionado, todo ello bajo el signo de la casta. Gran novillada la de esta tarde, puesta de manifiesto por la afición mediante la larga y sincera ovación que se ha dispensado a don Fernando Cuadri al término del festejo.


En general digamos que a cada uno de los actuantes le correspondió primero un novillo de condiciones más claras y de mayor nobleza y, después, otro de mayores dificultades e incertidumbres. Quizás los novilleros venían pensando en otra cosa, pero cuando se quisieron dar cuenta de la calidad y las cualidades que presentaron los tres primeros, estos ya estaban en el  camión/desolladero con las orejas adheridas a las partes laterales de sus cabezas, cuando deberían haber estado en las manos de los novilleros actuantes. De nobleza más pastueña los dos primeros, apenas recibieron atenciones reseñables de D’Alva y De la Calzada. El primero, Gollesco (sic), número 6, se entregó con celo y emoción por ambos pitones a los cites no siempre ortodoxos del portugués, que no llegó a entenderse con ese importante novillo. El segundo, Zapatero, número 9, respondía mejor al cite en el pitón derecho que en el zurdo, siendo también su condición clara y noble, aunque se fue apagando un poco en el largo trasteo que se le propinó, que acaso el animal se aburrió. Dos toros que se van al desolladero con la boca cerrada y luego fuerte ovación al aparecer en el ruedo Solitario, número 25, que es un tío. Se abalanza con fuerza y codicia al caballo que monta Adrián Navarrete al que las gentes censuran su labor de manera harto injustificada, viendo las condiciones y la fuerza del animal, que se queda encelado cuando le quitan de la proximidad de las faldillas del caballo y luego vuelve a entrar con fuerza y vigor al cite de Navarrete que, acosado por el público, levanta la vara, momento que aprovecha Solitario para echar abajo al caballo, con la fortuna de que el mismo toro lo levanta con otra de sus embestidas. Brava pelea del Cuadri y luego explosión de clase y emoción, vibrante embestida en banderillas, que pone el propio Andrades y llega superior al tercio de muerte, estando muy por encima de la propuesta algo bullanguera del jerezano. Ovación sincera en el arrastre.


Cuando parecía que el signo de la tarde estaba trazado, ahí aparece Nórdico, número 38, al que D’Alva saluda a porta gayola, menos cuajado que los anteriores pero de una gran viveza con el que el diestro no acaba de vencer ni de convencer, acaso por el respeto y la seriedad que imponía el animal. Pone D’Alva banderillas, brinda a los de la Peña Tres Puyazos y ahoga la embestida del Cuadri hasta que cae en que lo mismo el bicho no quiere ahogos y le da más aire. Lo intenta por la derecha y por la izquierda, sin llegar a calentar al graderío. A continuación sale Macetero, número 39, otro ejemplar muy serio y cuajado, al que Jesús de la Calzada primero recibe con suaves verónicas y después torea por ambas manos sin acabar de echar a rodar la faena. El toro tarda en morir, por la estocada contraria que llevaba y, cuando se echa, se lo levanta José Andrés Gonzalo con la puntilla, dando lugar a un largo entreacto en el que primeramente el novillero es prendido y lanzado violentamente al ruedo, quedando conmocionado, y después el propio Gonzalo es zarandeado sin consecuencias, tocándole a D’Alva la papeleta de salir a descabellar al animal que a esas horas ya se las sabía todas.


El más manso y el más grande del encierro fue el sexto, Maquinista, número 10, al que Andrades recibió a porta gayola. El bicho no demostró el más mínimo interés en el caballo ni en Juan Carlos Fernández, que iba sobre él, y centró su atención en los movimientos de su matador y de los peones, que eso le interesaba ya más. Entró el pica hacia el toro y ni por esas se consiguió que recibiese un castigo reseñable. Con Marco Galán bregando con sus excelentes modos, Andrades puso banderillas, donde se vio la fuerza del novillo y luego se esforzó en ganar la pelea a Maquinista en una faena que más parecía un combate de boxeo, en el que cada uno de los actuantes ganaba un round. La porfía del torero se basa en valor y en desparpajo, la del novillo en incertidumbres y complicaciones; la unión de ambas da lugar a un vaivén de vencer y perder, hasta que Andrades, muy bien colocado, enhebra una magnífica serie de derechazos ligados y mandones, con la muleta en el hocico del animal, que es, con mucho, lo mejor de la tarde. Cuando lo quiere repetir el toro ya no se presta y el jerezano comprende que ya hay que igualar al toro para poner fin a esta estupenda tarde de toros que finaliza, como ya se dijo antes, con la unánime ovación al señor ganadero.






ANDREW MOORE

















Don Fernando Cuadri

FIN

Annan

Kofi Annan



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Los Annan son una saga, pero el importante es el padre de Kojo, Kofi, sumo sacerdote del tótem onusino que tanto influye en los destinos de la tribu progresista.


Para ganarse los favores del tótem, todos los progres “exaltan sus beneficios, le reconocen la paternidad de todas las cosas buenas y la protectora vigilancia contra todos los males que pueden pesar sobre la tribu”. Y si Annan declara que el ídolo todavía no está satisfecho, entonces hay que poner dinero, labor para la cual siempre están los Estados Unidos.


A pedir dinero a los Estados Unidos acuden anualmente a Davos los más famosos futboleros del Brasil y los más famosos cómicos de Hollywood, gentes, en general, que se gastan mucho dinero (en abogados) para no pagar dinero (en impuestos), pero que sueltan unos sermones que tienen a los pobres del mundo rico tiritando hasta que estos se rinden y entregan sus ahorros a los ricos del mundo pobre. ¿Quién no ha estado en el besamanos de Davos? Davos tiene, ¿qué sé yo?, que sólo lo tiene Davos. Diez euros cuesta cruzar la plaza de Chinchón en fiestas. Dos dracmas pagó nuestro Señor, como uno más, para entrar en Cafarnaún. ¿Cuánto pagará la gente “chic” por retratarse en Davos con Annan?


La Onu de Annan acaba de prohibir el comercio de caviar para proteger la vida de los esturiones. Alguien dirá que vaya tontería, pero, bien mirado, es bastante más de lo que la Onu hizo para proteger la vida de los tutsis cuando el padre de Kojo era el responsable de los Cuerpos de Paz.


Yo pensaba que estaba haciendo lo mejor, pero, después del genocidio, me di cuenta de que yo podía y debía haber hecho más –dijo el perspicaz cabeza de los Annan, que es, curiosamente, lo mismo que vino a decir cuando sorprendieron a su hijo Kojo jugando a “la quito, la pongo, ¿dónde está la pelotilla?” por cuenta del programa Petróleo por Alimentos.


“¿Puede una pelota cambiar al mundo?” He aquí el desafío intelectual lanzado en la apertura del Foro Económico de Davos por el padre de Kojo. Justamente en las mismas fechas, pero de hace ciento cincuenta años, Schopenhauer respondía a las dos preguntas fundamentales de la ética formuladas en sendos concursos por las sociedades noruega y danesa de las ciencias. Estos trabajos espolearon la famosa voluntad del gran pesimista alemán, quien, dale que dale, acertó a despejar, o de eso presumía al final, la gran incógnita kantiana, la “x” de la cosa en sí, cosa, por cierto, que el juez Garzón no logró hacer con la del Gal. Garzón, Schopenhauer, Kant, y al fondo, dominándolo todo desde la esnobada cumbre de Davos, el padre de Kojo. “¿Puede una pelota cambiar al mundo?”