lunes, 4 de abril de 2022

Un paseo por la Segunda


 

Francisco Javier Gómez Izquierdo

      De los partidos de fútbol que servidor ha visto en directo hay dos, de los digamos normales en principio por la categoría de los contendientes, que por la actuación individual de dos extraordinarios peloteros permanecen en mi memoria con un poso agradable y sosegado tras el impacto también grato que supuso su contemplación. Uno fue en El Sadar, sería en el 87 u 88, donde el Sevilla ganó 1 a 3 con una actuación sensacional de Pablo Bengoechea y con un gol de Cholo el de Gamonal. Cómo sería la cosa que hubo un tiempo que sólo permitía a Maradona estar por encima del gran Pablito. Vista la duradera inclinación por el charrúa me llegó la anécdota de un sevillano que me contó que un conductor de autobús urbano al pasar por el Pizjuán se dirigió a un pasajero que creyó argentino para informarle de que allí jugó Maradona. "Perdone usted, señor", corrigió el falso argentino, ahí jugó Pablo Bengoechea.


    El otro fue un Burgos 0 - Spórting 3, el año que bajamos. Recuerdo que se jugó por la mañana en El Plantío y me cogió de permiso en la mili. Quini nos coló tres golazos, el Spórting era todo un candidato a ganar la Liga y a mí Ferrero y Abel me parecieron tan extraordinarios como López Ufarte y Zamora, a los que admiraba en Atocha con un carnet que me daba el páter de Loyola. El que de verdad me maravilló fue Quini, al que ya no pudieron retener más en Gijón y se fue al Barcelona. Quini no llamaba la atención por su manera de jugar. Quini te ganaba por cómo convertía en gol cualquier pelota por mal averiguada que le llegara. Y luego estaban sus boleas, sus testarazos, sus pillerías... Una bendición de delantero y de persona. En casa le queríamos y admirábamos por cómo en el 75 había dedicado a Carlos un bonito autógrafo en el nº1 de los Extras de Don Balón.
     Ayer en El Plantío, nevando como en aquellos 80, se presentó un Spórting sin Quinis, ni Mesas, ni Ferreros. No hay ni la mínima semejanza. De delantero centro juega un tal Djuka que dicen jugará en Primera División no tardando mucho y un tal Fran Villalba por la izquierda que iba para figura pero que no acaba de llegar. La Segunda División va perdiendo calidad a marchas forzadas. Mi Burgos, con una plantilla de 2ªB se va a salvar gracias a la practicidad de un entrenador inteligente que sabe qué cosas no puede hacer su equipo. "Su equipo" ha aprendido a defender muy bien y está convencido de que alguna ocasión saltará durante los 90 minutos. Y de verdad que salta. El Spórting, al que se le suponen guajes talentosos, navega peor que el Burgos y anda lejos de disputar el ascenso, categoría a la que estuvo acostumbrado mucho tiempo para alegría de los buenos aficionados que reconocen el trabajo de cantera.


     Entramos en las jornadas decisivas para la categoría y a mi modesto parecer veo al Eibar y al Valladolid como ascendidos directamente. Lo esperable es que en la liguilla se cuele también el Almería siempre que Sadiq esté disponible, pues la dependencia del gigante negro es escandalosa. Sorpresa sería que alguno de los clubes que siguen: Alcorcón, Real Sociedad B, Fuenlabrada y Amorebieta se salvara del descenso, pero si así fuera el candidato más proclive a entrar en el cuarteto es un Málaga que a mí me parece que no tiene tan mal equipo, pero dos entrenadores -Pellicer y Nacho González- no han dado con la tecla. A ver qué pasa con Pablo Guede, un futbolista argentino que vino a finales de los 90 a jugar en 2ªB y que en febrero lo despidieron como entrenador del Necaxa mejicano. ¡Las vueltas que dan algunos!