sábado, 30 de abril de 2022

"No es sexo, es ocio"

Louis C. K.

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    La soledad, como sabemos, no es lo existencialmente primario: “primero es la sociedad y luego después la soledad”. Pero Hughes nos acongojó el otro día con el descubrimiento (estadístico) de que hoy todos estamos más solos (sin amigos que pidan prestado), y el susto nos lo remató el periódico de las elites con su promoción en Madrid de la “hermandad fálica”, que no es una rama de la masonería, sino un club de masturbación grupal para caballeros del que uno no querría ser miembro, si lo aceptaran.


    –No es sexo, es ocio –explican los hermanos.
    

Así las cosas, nos vamos del Groucho Marx del Club Friars de Beverly Hills al Romain Rolland de “Clérambault”, que es el manual de supervivencia mental en una época y en una sociedad como las nuestras:


    –Todo hombre que es un verdadero hombre debe aprender a quedarse solo en medio de todos, a pensar solo por todos y, si es necesario, contra todos.
    

Ni Shakespeare ni Cervantes. Whitman es hoy el hombre, Homero de la democracia americana y del onanismo más franco (poeta escogido por Ónega para despedir a Franco en el 75: “¡Oh, capitán, mi capitán!”…), pues la imagen que prevalece en su poesía, nos dice Harold Bloom, es derramar la propia semilla sobre el suelo tras la autoexcitación.
    

A solas o en compañía de otros, amancebarse con la propia mano no es inocuo: no se te va a caer la mano, como te asustaban los frailes en el internado, pero a Louis C.K. se le acabó cayendo el pelo. Y luego está la duda moral: “Lo que estás perdiendo entre tus dedos, Póntico, ¡es un ser humano!”, satiriza al masturbador el romano Marcial, que era de Calatayud, como la Dolores.
    

Si el coito se puede esquematizar como diálogo, la masturbación parece ser correlativa a la pulsación del monólogo –concluyó el viejo Steiner, que seguramente disfrutó los gloriosos monólogos de pausa inteligente (“yes, but maybe”) de Louis C.K., quien al quedarse solo tras su movida masturbatoria descubrió quiénes eran sus verdaderos amigos, “y nunca son los que uno espera”.

[Sábado, 23 de Abril]