lunes, 18 de abril de 2022

El karma del Bernabéu


Tito
@polinitito

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    A tres días del partido decisivo con el Chelsea en el Bernabéu, el piperío recibió a Bale con una pitada tan mostrenca que, tratándose de una leyenda en Champions, podría costarle al Madrid el karma, y no sería daño inmerecido.


    El público del Bernabéu, lo mismo que el de las Ventas, asienta su prestigio en malentendidos: si vio a Chenel, sabrá de toros como Chenel; y si vio a Di Stéfano, sabrá de fútbol como Di Stéfano. Pitos y palmas. Resumido por Hughes: el público que ovacionó a Gravesen y pitó a Redondo, pita hoy a Bale, que responde con una sonrisa de Gato de Cheshire.
    

¡Se ríe! ¡Se ríe! –denuncia el Cuarto Poder, que es el “¡Ha dicho Jehová! ¡Ha dicho Jehová!” de la policía religiosa en "La vida de Brian".
    

Lapidemos a Bale, y que el karma en forma de Lukaku nos meriende la cena de las semifinales.
    

Sonrisa, no risa… ni carcajada: para lograr una carcajada, decía un inglés bien gordo, es necesario haber tocado el corazón, y no parece que este público pueda tocar el corazón de nadie. Parafraseando a otro hijo de la Gran Bretaña: “Bueno, público pipero, que no gustáis de mí / (¡Dios os ame!), y tendréis vuestra risa apropiada / a la pregunta oscura; ¡reíd! Yo reiría el primero.”


    –El argentino que pueda reír al pueblo desde la tribuna como Gardel en la pantalla, tendrá Argentina en un puño –llegó a decir Perón cuando ni había nacido Simeone.
    

La sonrisa de la Gioconda es de quien sabe que no va a pagar el cuadro, y la sonrisa de Bale es de quien sabe quién le va a pagar el finiquito.
    

En Cordicolia (algo así como el nuevo Bernabéu) no se ríe, avisó Muray. O no a menudo. La risa es cruel, perforante y devastadora. Hay universidades gringas donde reírse de manera inapropiada es falta merecedora de expulsión. Una risa inoportuna, disconforme, impertinente, como la de Bale al salir al Bernabéu, estadio que en el futuro contará con servicio de risas enlatadas, como las series de los 80. Y los tribuletes corriendo como el soldado de Maratón para denunciar cuanto antes la risa de Bale en el Tenochtitlan de la Historia: el Bernabéu, donde las remontadas de Benzemá, el Robinson de ese madridismo de meñique alzado para el que Vinicius sólo es un pequeño y risueño Viernes.
    

Para volver de la tragedia a la comedia, no hay más que sentarse –dijo Napoleón, ya con la corona por montera.
    

La Historia es tragicómica, como hemos visto en lo que llevamos de primavera, con Pedri y Xavi señoreando el césped del Bernabéu entre un “hat-trick” con matasuegras de Benzemá a Donnarumma en Madrid y otro “hat-trick” de Benzemá con quena de los Indios Tabajara a Mendy en Londres. Son acontecimientos lo bastante extravagantes para que no signifiquen nada, y lo de Benzemá con los porteros pertenece por completo al mundo de la literatura fantástica.
    

El piperío que pita a Bale es el piperío que pitó a Courtois sólo porque desplazaba de la portería de Íker al cura Keylor. “Al fin una parada de Courtois”, decían, pegando una foto del portero en una parada de bus. Ahora no se les cae de la boca lo de Mejor Portero del Mundo, y sólo les falta vestirlo de Beefeater. ¿Está libre Courtois de un encantamiento como los de Ulreich, Karius, Donnarumma y Mendy? En principio, sí, porque nunca va a tener enfrente a Benzemá. Se trata de la maldición del portero pelotero, virtuosismo que en España, antes de Cruyff, sólo había insinuado Ñito, el canario del Granada. Cruyff lo “vandalizó” con Busquets en leotardos y Guardiola lo hizo suyo como Yoli Díaz (no confundir con Poli Díaz) ha hecho suyo el “Manifiesto comunista”. El gran aliciente de una semifinal con el City sería ver a Benzema hacerle el trile del garbanzo a Ederson Santana ante la mirada atónita del charlatán de Sampedor, que en Manchester, y contra el Atlético, apareció vestido como Simeone, sin que el árbitro los obligara a distinguirse en la banda, con un plumífero negro inspirado en la última fase de la transformación de Gregorio Samsa. Sólo esa jugada soñada nos compensaría la humillación de haber visto a Xavi como subido a un cajón de gaseosas haciéndose pasar por el Zorro del Desierto en la Castellana.
    

Dios quiera que la pitada sabatina del piperío a Bale no haya alterado los delicados equilibrios del karma en una competición que este año viene marcada por los prodigios. La Historia me debe el birlibirloque de Benzemá a Ederson Santana.

 

 


El nuevo Karius


 

“NI CUANDO GANAS”

 Antes del 1-5-5 de Simeone en Manchester, con Griezmann y Joao Félix haciendo de Marina y Julio Prieto, el entrenador mejor pagado del mundo aclaró que en los equipos donde le ha tocado estar “nunca conté con la posibilidad de tener a los Xavi, los Messi, los Iniesta…”, que en su 1-5-5 hubieran jugado de Griezmann y Joao Félix, es decir, de Marina y Julio Prieto. “Catenaccio de los 60”, como lo llama Sacchi, “que no te da alegría ni cuando ganas”. Y se adorna con una anécdota con Pelé en la Eurocopa 2000, viendo juntos el Holanda-Italia, “que ganamos tras haber pasado todo el partido en defensa” (la idea de Simeone ante el Cuty). Pelé le dijo: “Una pena, tienen a buenos jugadores, pero no saben jugar al fútbol”.

[Lunes, 11 de Abril]