domingo, 3 de abril de 2022

“Der Zopf des Herrn” Bombita [La coleta del señor Bombita]


 
 

Julio Camba
 
Abc

     El Lokal Anzeiger dice que la retirada de Bombita ha producido en España más sensación que la visita de Poincaré. Es posible. La visita de Poincaré a España, donde ha suscitado verdadero interés fue en Alemania; en cambio, la retirada del Bomba les tiene a los alemanes muy sin cuidado. Indudablemente, los alemanes no son gente torera. Entre los españoles que viven de antiguo en Berlín suele recordarse a un alemán que toreó en Méjico, y, por mi parte, yo he conocido a un suizo alemán que tuvo bastante éxito en unas becerradas de la Puerta de Hierro. Además, en una pantomima que se dio hará cosa de un año en el Circus Busch, de Berlín, había un alemán vestido de caucho que se ponía delante de un novillo embolado para que éste le embistiese y le hiciera saltar. A estas tres figuras podría reducirse toda la historia del toreo alemán, y de ellas acaso fuese la más importante ésa del hombre vestido de caucho. Los alemanes, como digo, no son gente torera, basta verlos para comprenderlo así. No tienen afición ni tienen realmente lo que se llama hechuras.

    Sin embargo, eso de que Bombita se haya cortado la coleta no ha dejado de provocar aquí cierta curiosidad. El corresponsal del Lokal Anzeiger en Madrid le dedica al asunto una crónica, que no está nada mal: "Derr Zopf des Herr Bombita” (la coleta del señor Bombita) se titula el artículo. Europa se ha enterado una vez más de que los toreros tienen una coleta y de que se la cortan después de la última corrida. La corrida de despedida de un torero se llama en alemán die Zopfabschneidungscorrida.
    
El artículo del Lokal Anzeiger no está nada mal, como digo, y tiene hasta humor y todo. Dice el cronista que, cuando se anunció la retirada de Bombita, muchos españoles, aterrados, se creían bajo el influjo de una horrible pesadilla, mientras otros, considerando el anuncio una broma de mal género, encogíanse de hombros despectivamente. ¡Bombita! ¡El mayor torero del presente, del pasado y del futuro, iba a cortarse la coleta! En este punto, el articulista explica que la llamada coleta es sencillamente un zopf, lo que pone las cosas en claro y que, “cuando un torero se corta la coleta esto tiene una espantosa significación simbólica”, y ya bien informados sobre las coletas, los lectores del Lokal Anzeiger pasan a imaginarse el efecto producido en el público por el anuncio de que Bombita iba a cortarse la suya. Bombita era el vollkommenste, el wunderfarste, el herrlichste torero que había y que habrá habido (tome nota el amigo Dulzuras de estos adjetivos tan flamencos para sus futuras revistas), y Bombita iba a cortarse la coleta. “Los aficionados de España, Portugal, Francia meridional, Indias occidentales y América del Sur y del Centro -dice el cronista del Lokal Anzeiger- levantaban sus manos al cielo, se quejaban e imploraban.”
    
Esto dice el cronista del Lokal Anzeiger, y a estas horas los alemanes se nos imaginan en un mar de lágrimas.

    -No me explico que esté usted tan alegre -me decía al instante un alemán-, cuando su gran compatriota Herrn Bombita se ha cortado la coleta.

    Y es que hay algunos alemanes, como el redactor en Madrid del Lokal Anzeiger, que tienen gracia para escribir; pero el público alemán, en general, no tiene gracia ninguna para leer. Si se dice, por ejemplo, cosa que puede muy bien decirse, que en España todos somos toreros, el alemán se cree que, en efecto todos somos toreros. Si se dice que todos los españoles lloramos la retirada del Bombita, el alemán se cree que la lloramos de un modo efectivo, con lágrimas verdaderas. Que les den a los alemanes un libro muy grande y muy gordo, muy serio y muy profundo y, muy lleno de cifras acerca de España, y los alemanes lo estudiarán detenidamente y lo comprenderán bien, cosa que les hace honor; pero si les hablan de España en notas humorísticas, van a formarse de nosotros una idea ridícula.

    Y, sobre, todo, que no les hablen a los alemanes de toros, ni en broma ni en serio. De eso no entenderán nunca una palabra. Bien es verdad que tampoco los franceses entienden gran cosa. Excepto los ingleses, entre los que hay algunos buenos aficionados, nadie entiende de toros en Europa. ¡Ni siquiera los catalanes!

LAS TAURINAS DE ABC
EDICIONES LUCA DE TENA, 2003