martes, 22 de marzo de 2022

Los idus nucleares

 

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Al padre de la historia los griegos le llamaban el padre de la mentira, pero él decía escribir para preservar la memoria de los hombres, fuesen griegos o bárbaros:


    –Ellos, y la causa por la que fueron a la guerra, son mi tema.
    

Bendito Heródoto, que podía indagar las causas de las guerras sin temor al algoritmo de las Big Tech (“quien escribe se proscribe”), versión gringa de la escopofilia (españolísimo placer) de las viejas del visillo desplegadas por el Observatorio Universal de Vigilancia de Pensamientos Divergentes.
    

La experiencia es que a cada pucherazo en América (Kennedy, Bush, Biden) le sigue una movida mundial por lo civil… y por lo nuclear. Mi primer recuerdo como “ser social” es el terror pánico a lo nuclear viendo el entierro de Kennedy en la tele de la vecina; y el último, ese miedo educado a lo nuclear que hoy agota en el supermercado del barrio el papel higiénico, sustituido por artículos de prensa que alertan de los efectos secundarios del yodo como detente contra los señores del fuego atómico, cosa que no venía en mi Jaspers (“La bomba atómica y el futuro de la humanidad”) y tampoco en mi Heidegger (“Carta sobre el humanismo”), para quienes, según Sloterdijk (socialdemócrata pata negra), los dos relámpagos lumínicos en el país del Sol Naciente surgieron del humanocentrismo (“religión política del hombre occidental globalizado”): eran ingenio y arte humano en su más genuina expresión.


    ¿Para qué el fuego nuclear?


    Se cita una frase hegeliana: “La humanidad necesitaba, en la transición del feudalismo al absolutismo, la pólvora, y apareció”. De aquí la cuestión schmittiana: “¿Será posible que también hayan surgido los modernos medios de destrucción porque la humanidad moderna necesitaba de ellos? Y ¿qué es lo que la humanidad necesitaba cuando surgieron estos medios de destrucción?”


    –En todo caso, es precisa una guerra justa para poder ser justificada la aplicación de tales medios de destrucción.
    

Y vuelve uno a casa sin papel, pero más tranquilo.

[Martes, 15 de Marzo]