jueves, 7 de octubre de 2021

La cotización del desconcierto


 ¿Quién le iba a decir a este mozo...?

 

Francisco Javier Gómez Izquierdo


      ¿Y si además de saber mucho más de fútbol que los sanedrines españoles -los judíos sólo tenían uno- ahítos de "charlapuñaos", Luis Enrique se sabe también la clave del enigma que se esconde en el misterio del fútbol del porvenir?
      

Luis Enrique nos parece borde, soberbio, "sobrao"... Nos enfada con sus alineaciones, sus extravagancias posicionales y sus insólitas explicaciones. ¡Para qué dar rodeos! Cae mal. A la mayoría de los aficionados cae mal el seleccionador. A mí sólo regular, porque me da por empatizar con muchos antipáticos y porque sí creo que sabe de fútbol, aunque no entienda sus "emperres" en muchos partidos de la selección. Uno no sabe qué novedad se le va a ocurrir en cada nueva cita y empiezo a pensar que es precisamente esta incertidumbre que nos reparte la que le hace atractivo a los amos del espectáculo, que no olvidemos son las televisiones. Te sientas a ver a la selección y la noche que supones va a ser plácida te llevan los demonios a pesar de que España gane mientras que la noche que ya sabes que vamos a perder ante el planteamiento y alineación de Luis Enrique te tienes que envainar con manifiesta satisfacción los cuatro o cinco tacos que ya estaban colocados en la rampa de salida de la garganta.
     

Anoche, al acabar el partido me preguntaba si a pesar del bajón cualitativo del fútbol en general el mejor modo de mantenerlo en su valor no es lo que propone Luis Enrique: sorpresas en las convocatorias, estupor generalizado en las alineaciones e inquietud por lo que pueda pasar en el transcurro del partido. ¿A quién no le pareció precipitada la convocatoria de Gavi y no digamos su titularidad ante nada menos que Italia? ¿Hay alguien que siga entendiendo el valor que se le supone a Enric García? ¿Nos habíamos percatado estos últimos años que Oyarzábal era capaz de centrar como Chechu Rojo o Enzo Ferrero? ¿De verdad nadie echó de menos a las 20,30 h., un nueve en el once?
        

Pues con el nueve y diecisiete años recién cumplidos salió Gavi para desesperación de Bonucci, que no se aclaró en el tiempo que jugó de a por quién tenía que ir, si Ferrán, Oyarzábal, Sarabia o este Gavi pinturero e inquieto que ha resultado una apuesta, podemos decir que tan chulesca como valiente, de Luis Enrique. Crecido en lo que se ha convertido uno de sus días de mayor gloria, el protagonista de la noche, que no fue otro que el seleccionador, se dió el capricho de presentar en el escaparate de Milán a Yéremi Pino, un canario que ya le está obligando a buscar una fórmula que le permita jugar al mismo tiempo que Ferrán, su imprescindible junto a Unai Simón.
      

No sé, pero el próximo partido, la final del domingo, es posible que las buenas sensaciones ante Italia se olviden en un pispás y vuelvan a aparecer las dudas en defensa o ese sobo insustancial en el círculo central que adormece a unos y a otros desespera, pero es innegable que el espectador se plantará ante el televisor con la seguridad de no saber qué emociones le aguardan. Puede que el espectáculo llegue hasta los penaltys, esa lotería que decide si eres bueno o malo y que tanto gusta a los guionistas del nuevo fútbol; ese fútbol que agradece personajes tan insólitos como Luis Enrique.  Esta mañana he oído que es un genio... ¡¡como Rembrandt!!
      

¿Ven cómo el fútbol ya no es lo que era?