miércoles, 29 de marzo de 2017

La puerta de la Mezquita

 La nueva puerta de la Mezquita

 Las cuatro arcadas a la diestra de la puerta de las Palmas

  Instalación de palcos para la Semana Santa en las arcadas
 a la siniestra de la puerta de las Palmas

Francisco Javier Gómez Izquierdo

           Llevan no sé cuántos años liados con la puerta de la Mezquita y por fin la van a abrir. El asunto no crean que tiene mayor dificultad de comprensión. Es así de sencillo: las cofradías cordobesas ( lo que significa mucha gente y, dependiendo del follón, muchos votos) solicitaron al cabildo catedralicio la apertura de una de las cuatro puertas que cierran las cuatro arcadas  de la Mezquita que dan al Patio de los Naranjos para agilizar las procesiones de Semana Santa, pues la entrada y salida de los pasos que hacían estación de penitencia en el templo lo hacían todos por la puerta de Las Palmas. La aspiración de todas las cofradías era procesionar por dentro de la Mezquita. Al Cabildo catedralicio le pareció bien y solicitó a la Junta de Andalucía que autorizara la conversión de una de las cuatro celosías macizas, de cedro y de dos toneladas de peso, en abatible para facilitar el paso de las hermandades. Nada fuera de lugar, ni atentatorio contra la grandiosidad y conservación del monumento. Al hacer posible la pretensión se conseguía que la carrera oficial dejara Claudio Marcelo y las Tendillas para colocarse en los aledaños de la Mezquita, su lugar natural, y todas las cofradías  recorrieran solemnemente el sagrado bosque de columnas que lleva siglos distinguiendo a la ciudad de Córdoba.

          En un asunto que debía haberse resuelto en menos de un año entraron los políticos de la cultura con nóminas de la Junta y para presumir de sabiduría ornamental soltaron sandez tras sandez. Tuvo que intervenir la Unesco y todo quisqui internacional viviente porque así lo exigieron los que desprecian el mundo cofrade con la boca chica en Andalucía y que tan a huevo lo tienen  para prohibir la salida a las calles, su competencia, de los pasos en Semana Santa. “Se os va a acabar el sacar los palos a la calle”, decían los de Ganamos a la puerta de María Auxiliadora cuando les hicieron concejales.

       Además de los obstáculos de la estulticia política, no para de dar guerra el hijo del arquitecto que en 1975 colocó las celosías. Rafael de la Hoz hijo dice que en 1970, cuando era niño vio cómo Rafael de la Hoz padre dibujaba las puertas y que lo hizo con la intención que a él le confesó de “ que no las  quitaran nunca”. Rafael de la Hoz padre colocó las eternas puertas en 1975 y dicen que las pagó el Estado. O sea, Franco. Rafael de la Hoz hijo dice que “la imitación que se plantea  no es más que bisutería y eso la Mezquita no lo puede tolerar”. Vamos, que en la polémica de la Mezquita ya no se discute la titularidad: que si de la Iglesia, del Ayuntamiento, de los cordobeses ó de la humanidad. La Mezquita, conforme entiende Rafael de la Hoz hijo, es de la familia De la Hoz.
     
Con todos los papeles en regla -la firma de Rafael de la Hoz padre no aparece en la obra de 1975- se abre la puerta en la que el primer lunes de este marzo empezaron las obras.  En esta Semana Santa del 17  por fin, conforme al sentir de la Córdoba cofrade, la carrera oficial discurrirá a la vera del Guadalquivir, lo que no quita para que  todas las hermandades sean un manojo de nervios ante tan gran novedad.

     Los de Ganemos, conforme a su naturaleza, manifiestan su preocupación ante la toxicidad que supone para la Mezquita tanto nazareno como va a invadir esos días un edificio “que es de todos”.  

Menos de los nazarenos, claro está.