20/02/16
A las puertas de la cárcel de Córdoba
Entre SOC y SAT, No a las 35 peonás. El Coronil
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Creo que han quedado ustedes enterados de la auténtica utilidad del sindicato andaluz, y sólo andaluz, de profesores de Primaria e Instituto USTEA, al que le falta una T en el acróstico, pues es una Unión de Sindicatos de Trabajadoras y Trabajadores de Enseñanza de Andalucía.
Creo que han quedado ustedes enterados de la auténtica utilidad del sindicato andaluz, y sólo andaluz, de profesores de Primaria e Instituto USTEA, al que le falta una T en el acróstico, pues es una Unión de Sindicatos de Trabajadoras y Trabajadores de Enseñanza de Andalucía.
Es la vía que inventaron unos cuantos revolucionarios refractarios a cualquier colegio y a todo tipo de alumnos. Los afiliados en USTEA, la mayoría liberados, hacen de todo menos dar clase, y es cosa ésta última que agradecemos infinito padres y escolares. Busquen ustedes al Kichi y su novia antes de ponerse a mandar en el yutube: “...la próxima visita, será con dinamita”, cantan por megáfono a unos jueces reunidos en Cádiz. Asaltan la universidad haciéndose pasar por alumnos. Cortan el puente de Carranza con “los astilleros”... y por supuesto van de la mano del SAT, el sindicato que dejó de ser el SOC, cuando los señores Rafael Sánchez Gordillo y Diego Cañamero internacionalizaron a los obreros del campo y los convirtieron en trabajadores andaluces.
Sánchez Gordillo y Cañamero dicen que ya no mandan, que el jefe del SAT es un tal Reina, pero lo cierto es que el reducido ejército practicante del nomadismo luce la misma cara alucinada que cuando sólo eran jornaleros del campo. No tengo idea de qué viven y cómo se alimentan -dice la voz popular que de las subvenciones que se reparten generosamente en Marinaleda, El Coronil y por ahí...-, pero siempre son los mismos. Fíjense en el barbado que en Jaén grita como poseído junto al Bódalo de gorra y estrella. No hay formación, prosperidad ni fundamentos que valgan entre unos pelotones que sólo tienen oídos para las palabras de sus generales y que sólo alcanzan a reivindicar un sueldo eterno sin requisitos de peonadas, explicado todo en una jerga incomprensible para el más avispado de los hombres de Castilla.
Para demostrar internacionalidad y sensibilidad por los afligidos, Cañamero y Gordillo llevan su SAT ante los muros de las cárceles, y hasta Logroño se acercaron para abrazar al etarra Otegui en libertad. Aquí en Córdoba, como en el resto de prisiones andalucas, pusieron sus banderas verdiblancas junto a las ikurriñas de las familias abertzales en el día que éstas decidieron dar un toque de atención al Gobierno y que a la vez sirviera de señal de partida para que los podemitas educaran a la opinión pública.
USTEA, el SAT, y varios andaluces a título individual, como el alcalde in péctore de Córdoba, recién llegado de Cuba, a donde ha ido a promocionar no se sabe qué negocios además de un equipo de fútbol sala, sin militar en sindicatos tan beligerantes, andan perdidos en un laberinto ideológico que les hace confundir a una trabajadora embarazada con Franco y a los tenderos de Mercadona con una manada de falangistas. Un bruto de Jaén del que no sabemos si catalogar como trabajador o jornalero los tiene entretenidos a todos y no va a haber semana sin manifestación, ni día en que alguien del SAT o de USTEA pidan volar los barrotes de la cárcel de Jaén y de paso los de todas las demás.