sábado, 6 de febrero de 2016

Carnavales'16 La final de Cádiz vista por una gaditano de Córdoba

 El Alcalde con Figuier, primer premio de Comparsas (Los Cobardes)

  El crítico aficionado con Figuier, el año pasado en la comparsa del alcalde
 
 Francisco Javier Gómez Fernández

   “En la ciudad de Cádi...”. La sentencia de los Cinco Sin Piedad llegaba a las 8 a.m., once horas y quince agrupaciones después, en una Gran Final con mucha calidad y menos parones de los habituales. No sorprendió el Jurado en lo sustancial, y prefirió aceptar la opinión de los que hemos seguido el concurso desde la primera fase. ¿Conservador? Amor propio para regatear la carga de Cádiz, más bien.

En coros, se ajustaron a la alternancia que desde 2012 llevan Pardo y Pastrana y que no parece tenga fin. No en vano, la Viña acaba en Sagasta, donde se acota el carnaval y dirigen los mentideros. Mención especial para La Corte, que abandonó por la derecha de Luis Rivero el carnaval para convertirse en una ópera. O algo así. Con sus coreografías, sus sopranos, su vacuidad sólo alterada por la biografía de Rivero... Que decía el Libi: “¿Y nunca se ha dado de baja un Jurado de coros?”

Ganó también el purismo cuartetero de Ángel Gago, sus rimas, su doble sentido y no tener que recurrir a la iguana y a “Carmen, Carmen la nerviosa”. Estaba el teatro apagado, pero ver a un ochentero desfasado tocando las maracas con yogures de cereales... es para darle el primero directo.

Como no podía ser de otro modo (o sí), José Luis García Cossío, el Selu, “los de Juan” y demás sobrenombres se llevaron un primer premio (casi) unánime y, las cosas del Telesú, la aguja de oro. No se llevaba un primero el Selu desde “Lo que diga mi mujé”. Y ayer después de ponerle un pijama a Juan, y varios golpes geniales, se llevaron el 1. ¿Que los Serenísimos de la Viña chiclanera podían disputárselo? Mejor así, para todos. – ¿Tu no roncará mucho, no Juan?...¡Po’ yo sí!
 
Cerró a las 7:20 ayer una comparsa. La que levanta pasiones, traiciones y demás novelerío. Sólo dos comparsas hicieron ayer gala de finalistas. Ganó Martínez Ares, que culminó el “efecto Serenísima” ganando y mereciéndolo. Faltaba ayer la comparsa del alcalde. Y sobró una letra desde los ojos de una gata hacia el Toro de la Vega. Droga dura. Porque se llamaban Los Camellos. El Primer Premio para Los Cobardes 15 años después. Y el segundo para un Tino, el de la comparsa antigua del Alcalde antes de liberarse, que está en racha.

Se cerró de este modo una Gran Final que, como siempre, se llena de público comparsero que busca la evasión del localismo. Olvidándose que el Carnaval es de Cádiz. Pero es harina de otro costal (-¿Costal? De costal nada, en Cádiz se carga, muchacho)

Ahora empieza el Carnaval. El de verdad. El de la semana donde Cádiz se vuelve calle. De su “religión que no tiene más Dios que la voz de su pueblo tal como le sale”. A disfrutar de las coplas y de Cádiz, que es lo propio. Que hombre cobarde no conquista mujer bonita.