jueves, 31 de diciembre de 2015

Lo que he aprendido este año sobre educación



(Notas apresuradas tomadas en la estación de Sants mientras esperaba a mi mujer, que venía de Pamplona)

He aprendido que

1. La pedagogía va camino de convertirse en una rama de la psicopatología.

2. Es evidente que a la escuela se le pide que cure las heridas reales o potenciales del alma.

3. Hace cuarenta años los papeles estaban repartidos de esta manera: los padres se preocupaban de darle cariño al niño y  de ponerle un plato en la mesa; el cura atendía a su educación emocional y el maestro se ocupaba de la instrucción. Hoy la familia vive una situación curiosa, caracterizada por que la madre ha salido y el padre no ha entrado (¿y se le espera?), los curas han desaparecido de la vida del niño y la escuela va asumiendo progresivamente más responsabilidades. Como no se pueden asumir todas por igual, para cumplir con unas, hay que abandonar otras. La escuela ha decidido abandonar la instrucción.

4. Para educador emocional, Hamlet: "¿Debería como una ramera abrir con palabras mi corazón?". Hoy muchos maestros le contestarían: "Sí, que si no somatizarás tu silencio". En resumen: Shakespeare es un maestro antiguo.

Y en esto han anunciado la llegada del tren.

Cerrado porque se les pone

 Registro Civil de Madrid
Hoy

Calle de Pradillo

Los toros de Burdeos. Breve paseo por lo tremendo, lo decadente y lo político


Diversión de España

Plaza partida

 Julien Freund

 René Girard

Jean Palette-Cazajus

Ante Felipe II, quejoso de no haber sido honrado con las salvas preceptivas, cierto corregidor alegó que le asistían 14 razones para ello. «La primera -dijo- es que no tenemos cañón en el pueblo». El Rey excusó las otras trece.

Al amigo Pepe Campos Cañizares, que detecta en mí cierto desapego a la causa taurina por publicar fotos de Burdeos que no incluyen su plaza de toros, contestaré que la primera razón es que no hay plaza de toros en Burdeos. Sólo que en este caso añadiré algunas más, sin llegar a trece. Donde menos se piensa, salta la razón taurina.

Podría haber toros en Burdeos, ya que la ciudad se encuentra en el área autorizada. Hubo hasta 2006, en un pueblo limítrofe, una plaza de toros tubular, llamada Plaza de Goya, con capacidad para 7100 espectadores, y pocos espectáculos. La va a sustituir, en 2017, una «Arena» moderna, un gran complejo futurista y multifuncional, con capacidad para 10.000 espectadores, pero que no contempla espectáculos taurinos. 

Porque el horno no está para bollos. No hay demanda social y en cambio gran presión y vigilancia de los antitaurinos. Infinitamente más numerosos en Francia que los aficionados. Pues no estará de más recordar que las corridas de toros están prohibidas en más de las tres cuartas partes del territorio. O autorizadas en menos de una cuarta parte, según gustos.

De modo que los únicos «Toros de Burdeos» siguen siendo las cuatro tremendas litografías de 1825, realizadas en la ciudad girondina por el viejo genio de Fuendetodos.

Seamos claros, el brutalismo coral de aquellas obras maestras no exuda precisamente amor por lo que allí se muestra. Quien dijo de la tercera «Dibersión de España» (sic) que «los que acuden al quite ...sonríen estúpida y grotescamente, como una carnavalada trágica, borrachos de vino o de barbarie» no fue el señor Mosterín, sino un tal José María de Cossío.

En estas litografías, toreros, espontáneos y borrachos vierten su sangre de forma brutalmente «performativa», que dicen los lingüistas pedantes. La plenitud ontológica de esta tauromaquia la constituye su hemorrágico exceso.

A ninguno de nosotros nos motiva ya sacar barrera de sombra en esta «Plaza partida». Es que la «Fiesta» que defendemos no es ésta, objetan los cursis. El problema es que hoy no sé bien qué realidad concreta podemos defender. Quienes defendemos los toros, sólo luchamos por conceptos. Y para mí abarcan desde lo decadente a lo político.

Lo decadente no alude a ninguna posible blandura moral, como la rutina mental tiende a creerlo, sino todo lo contrario. Ser decadente lo entiendo como la conciencia aguda de que la vida es absurda, que siempre es un milagro perseverar en ella y muy delicada cirugía cualquier intento de mejorarla. La desdichada palabra paga el precio de haberse convertido injustamente en el contraste oscuro sobre el cual piensa lucirse el progresismo teleológico. 

No pienso «en» los Toros todos los días. Pero todos los días pienso los Toros cuando la brutal contingencia me obliga a pensar lo político. Últimamente al menos, lo esencial de lo político consiste en desvelar dos tremendas cegueras. La primera se caracteriza por el uso oscurantista de los conceptos de la Ilustración. Reduce la grandeza de la Razón a una fe ingenua en su capacidad instrumental y en la posibilidad de una irresponsable ingeniería social. Como si el inmenso acervo del conocimiento moderno fuese todavía el de Voltaire

Las enseñanzas de las ciencias evolutivas, de la paleoantropología, de la genética, están rotundamente ausentes de las prácticas del progresismo político. Contemplan el mundo como si sólo tuviera los seis mil años que le racanea la Biblia. ¡En el fondo son creacionistas !!! Porque intuyen que, quienquiera se asoma a la artesa evolutiva en que nos viene amasando el abismo del tiempo, se vuelve adulto y deja de soñar con los Reyes Magos y la estrella del futuro radiante.

La segunda ceguera es consecuencia de la primera y afecta la esencia de lo político.Nuestros doctrinarios no quieren saber nada de Carl Schmitt y Julien Freund e ignoran que sólo hay política donde hay un enemigo. Encarnan el error pacifista y se creen seriamente que basta con negarse a tener enemigo para no tenerlo. Son incapaces de entender que en esto la decisión la toma quien decide ser nuestro enemigo y nos designa como tal. Por eso han renunciado a ser dueños de su destino. 

Ellos han elegido la sumisión. Nosotros también creíamos pensar desde una madurez benevolente y el ronroneo de los instintos definitivamente sosegados, pero ya sabemos retornada la olvidada necesidad de luchar. Y entonces no podemos dejar de acordamos de todo lo que nos explicó René Girard sobre el peligroso ciclo de la violencia mimética, a que nos quieren abocar nuestros cerriles enemigos.

Por eso quienes, además, somos aficionados a los toros, volvemos a valorar hasta qué punto la desviación hacia el animal de la violencia sacrificial, su ritualización y la complicada regulación formal que interponemos ante su muerte, desactivan cualquier viralidad social de la violencia mimética. 

Podríamos pensar que quienes no lo entienden nos han designado como el enemigo. No lo creo. Nos ven como defensores residuales de una práctica residual y se preparan para el encarne. Necesitaremos mostrar que podemos estar en el núcleo atómico del pensamiento de la supervivencia. Entretanto, eso sí, Burdeos seguirá sin plaza de toros.

Nochevieja

Españoles abriendo el melón constitucional


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

No soy supersticioso, pero creo que lo que uno hace en Nochevieja es lo que hará los demás días del año.

En 2016, los españoles vamos a hacer Constituciones.

El constitucionalismo español es un estado de ánimo que prende en Nochebuena y se materializa en Nochevieja. Sólo hay que ver los arranques de nuestras Constituciones (¡todas ideológicas, que es lo único que no debe ser una Constitución!) más famosas.

El amor de la Patria es una de las principales obligaciones de todos los españoles y, asimismo, el ser justos y benéficos –decía la de Cádiz, alrededor de la cual se reúnen liberales en excursión para ponerse púos de cazón.

España es una República democrática de trabajadores –fue el órdago que el socialista Araquistáin, gordito, pero rencoroso, coló en la del 31, demostrando que no sabía distinguir entre Estado y Gobierno (en eso seguimos como entonces) y dejando a medio país al margen de la Constitución.

España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho –arranca la del 78, redactada, como bien se nota, por un ingeniero agrónomo y un director teatral, que pasan por alto que no hay Estados individuales (aunque ya sabemos que “social” quiere decir aquí “benéfico”) y que la democracia tiene que ver con el Gobierno, no con el Estado.

La prueba del malentendido de esa declaración es que un frailón de misa y olla como Santos Juliá, para arrimar el ascua a la sardina de su Snchz, dice que España es una federación sin instituciones federales.

Son, eso sí, ciento sesenta y nueve artículos frente a los siete (¿para qué más?) de la de los Estados Unidos.

Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos, con el objeto de asegurar los beneficios de la libertad a nosotros mismos y a nuestros descendientes, estatuimos y sancionamos esta Constitución
La libertad. Ésa es la madre del cordero. La democracia no es más que el reglamento de esa libertad. Y todo lo demás, literatura de Nochebuena para el fraude de Nochevieja.

Braguita de raso culito de rosa

LA MONA COQUETA
Vainica Doble





Por demostrar su valía, la vieja mona coqueta
ante el elefante un día ejecutó sus piruetas.
Cayó en gracia al elefante, el vanidoso animal
contratándole al instante para con él debutar.
No sabiéndose negar al poderoso gigante,
accedió, pobre coqueta, a salir de acompañante
de un monito quisquilloso,
a ser figurante del sketch gracioso
de un sabio tití.
No sabiendo ser en su orgullo segunda parte
de un número así.
Se las arregló con malas artes 
a echarlo de allí,
pretextando que en escena el vil primate
se hacía pipí.
Con artes, mañas y tretas sorbió el seso al elefante
por llegar hasta su meta, y se arrepintió bastante.
Realizando monerías montada en la bicicleta
por el resto de sus días en el Gran Circo Ambulante.

Ay, pobrecita monita con su carita empolvá
con polvos de arroz.
Ay, pobrecita monita con su peluquita rizá
como un lobo feroz disfrazao de mariposa,
braguita de raso culito de rosa,
tu-tú de organdí.

Revoloteando en escena con capa de armiño
como un colibrí,
pidiendo cariño con sus coloretes
color carmesí.

De seda el corpiño y hasta los niños
se ríen de ti,
cuando andas a patita coja
pasando la cuerda floja
con zapatito de balet...

 Ole con ole y olé

Jueves, 31 de diciembre

Valle de Esteban

-¡Si hasta en la cima del Everest se hace cola!
Pepe Cerdá

miércoles, 30 de diciembre de 2015

Buridán

Jean Buridan


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Equidistante entre dos haces de heno, el tancredismo gallego (¿sube o baja?) de Mariano y el “leninismo amable” de Pablemos, el sanchismo de Snchz ha muerto de hambre, como el asno de Buridán, que será sustituido por el peronismo trianero de Susana Díaz, con pinta de poder comerse los dos haces a la vez.

Ahora, con las humanidades en fuga, los políticos ya no se dividen en sabios e ignorantes (Obama no le llega a Hamilton ni a la suela del zapato, y la venganza de Obama, ay, es retirar de los billetes de diez dólares la efigie de Hamilton y sustituirla por la de alguna dama de acrisoladas virtudes), sino en hábiles y torpes: Putin y Lavrov son hábiles, y por eso les han comido la sandía a Obama y Kerry, que son torpes.
Los políticos españoles están hoy a la altura de la literatura que producen, entre negritas de amigos y chascarrillos de pasillo, obra de ratones colorados que pasan por analistas sin haber leído una palabra de Marsilio o Maquiavelo, de Hamilton o Madison, de Sieyès o Montesquieu, de Paine o Bagehot, de Michels o Gramsci (¡de Gramsci, Errejón, que te conocemos, no de Laclau!), de Leibholf o de Schmitt.
El resultado es el aguachirle federal de Snchz o la sopa juliana (dicen que un tal Juliana, “gramsciano de derechas”, es su nuevo mentor) de Pablemos en un país que en lugar de gobierno tiene consenso (consenso es que Rajoy, para imponer una multa de aparcamiento a Mas, tenga que reunir a “los líderes” en La Moncloa), tótem y tabú, ese consenso, de un sistema agotado, razón por la cual dos oportunistas jóvenes como Pablemos y Rivera, viéndolos chapotear en la sopa primordial del consenso, nos parecen tan viejos como Gregorio López Raimundo o Nacho Camuñas.

Y para los verdaderos jóvenes queda que la democracia a la española es, como la vida en Shakespeare, un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que nada significa. La comanda del desayuno en el camarote de Groucho.
¡Y dos huevos duros!

El jardín de mi niñez

ELEGÍA AL JARDÍN DE MI ABUELA
 (con una dedicatoria y un suspiro)
Vainica Doble




Encanto suave y placidez
de aquel rincón de mi niñez,
corazón que hoy late en cuerpo ajeno,
sofocado en un moderno hotel,
verde cogollito dulce y bueno,
entre la piqueta y la pared.

Presencia mágica de ayer,
querencia que me hace volver
para sumergirme en su embrujo
y aturdirme una y otra vez,
infeliz rincón de hotel de lujo,
alegre jardín de mi niñez.

Meriendas de tía Sofía,
café con rosquillas de tía María,
días en familia, primos y hermanos,
la tía Cecilia tocando el piano.

El jardín de mi niñez,
tierno en San José, florido en Trinidad,
cálido en San Miguel, prohibido por la Navidad.

Miércoles, 30 de diciembre


-Mi abuela decía que la brisa que antecede a las tormentas es muy mala.
Pepe Cerdá

martes, 29 de diciembre de 2015

Con una guitarra, pues no cabe un piano

UN METRO CUADRADO
Vainica Doble


Un metro cuadrado
de tierra es bastante;
un metro cuadrado,
con tapia de piedra
todo él rodeado.

Que la gente sepa
que todo eso es mío
y nadie se atreva
a entrar sin permiso.
Y, dentro, un manzano,
o tal vez una parra.
Para refugiarse
en su sombra en verano
con una guitarra,
pues no cabe un piano.

Un metro cuadrado
sembrado de hierba
y en él recostarme
un poco encogida,
rozando la piedra.

Un libro en las manos
con estampas viejas
y canto dorado:
Cuentos de Calleja.

Se escucha un grillo
Oculto en la parra,
Un cri-cri que accompaña.
Su canto sencillo
Son hermano grillo
Y hermana cigarra
Sobre mi cabeza.

Se ve el cielo mío.
Todo el cielo propio,
Y poder mirarlo
Sin pedir permiso
Con un telescopio.

Y bajo mis pies
Un metro cuadrado
De mi propia tierra
Hasta el fondo adentrado,
Para que me entierren
Bajo la maleza
Junto a mi guitarra
De pie o de cabeza.

Parábolas



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

El lector más peligroso es el que dice que no entiende, porque, en un país cuyos mejores cerebros andan hoy enfrascados en discutir de democracia con comunistas, de él acabará siendo el reino de los cielos que quiere instaurar el criptocomunismo podemí.

Yo no entiendo más que las cosas que se pueden dibujar –era el dicho de lord Kelwin, que inventó el sifón registrador.

¿Y cómo se nos dibuja la democracia?

Con parábolas de la partidocracia.

Ya los evangelistas avisan de que, a los que están fuera, todo se les presenta en parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden, y Jesús reconoce que, al final, lo que se nos da para comprender lo usamos para empecinarnos en la incomprensión.

De manera que si os escudáis tras las palabras superficiales, y permanecéis en ellas, os excluiréis de la comprensión.
Así el federalismo anarquista de Snchz y el decisionismo fascista de Pablemos.

El propio Pedro (¡la piedra!) consideraba que Pablo, impetuoso y suave a la vez, era difícil de entender, y hablamos de los santos patronos del par de zoquetes políticos que están al frente de la jefatura de la izquierda social en España.

Snchz es el demagogo: un hombre que tiene poco que decir y lo dice muy alto.

Y Pablemos es el mistagogo: un “profesor universitario” que no tiene nada que decir, pero que lo dice solemnemente en voz baja con un susurro indistinguible.

Vista por Dickens, lo que distingue al demagogo del mistagogo no es mucho: “Salvo que nosotros vendemos barato y ellos caro, no veo que haya ninguna diferencia”.

Total, que estamos sin “gobernanza” en España, cuyos politólogos no dicen “gobierno” porque, dicho por Chesterton, las palabras cortas deben tener un significado, aunque sean mentiras o algo sucio, mientras que las palabras largas pueden no significar nada literalmente, sobre todo si se emplean, como hace la politología andante, para equilibrarse y modificarse (¡el consenso!) unas a otras.

No lo entiendo.

Martes, 29 de diciembre


P-¿Quién queda entonces al que no considere idiota?

THOMAS BERNHARD.-Nadie, de eso se trata precisamente.

lunes, 28 de diciembre de 2015

Derecho a decidir



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Antes de la globalización socialdemócrata del fútbol, el fútbol era pasión, como corresponde a un deporte inventado por los ingleses, que son la mejor raza de pelea del mundo y que necesitan de lo agonístico para vivir.

Pepe Campos, un sabio que ve el fútbol (¡y los toros!) desde Taiwán, tiene comprobado que la globalización socialdemócrata llega a España con la clerigalla progre que empieza a ver fútbol en el Mundial del 82, pues hasta entonces había sido un entretenimiento de fachas. Esa clerigalla dictamina que el fútbol es estética, y la estética, sobar el balón hasta el aburrimiento, primero del contrario, y luego, del público, que se hace pipero.

Nadie habrá visto nunca a John Holmes o a Paco Gento comer pipas mientras corren, Holmes, el sendero luminoso de Seka, y Gento, la raya blanca del Bernabéu.

Las pipas son el reloj de arena del muermo.

El muermo del pegapases (derechazos) en los toros, y en el fútbol, el muermo del tiquitaca (posesión), o lo que Campos llama el pasillo a Messi, su puto derecho a decidir lo indecidible.
Así hemos llegado a un fútbol correcalles, sin alma, de resultados, de goleadas, de estadísticas. Un espectáculo vacuo, en el que nadie se acuerda de nada cuando el partido termina.
El derecho a decidir, que no existe en el derecho público, es un invento catalán para, cuando no hay gato, designar el cojonudismo hispánico.

Por el inexistente derecho a decidir se elige nación como se elige médico… o entrenador, cuya figura está llamada a desaparecer en el fútbol como desapareció la de general en la milicia o la de presidente en la política.

El Madrid sigue debatiéndose entre la mano izquierda de un Martínez Campos y la mano derecha de un Weyler, al que traicionarán políticamente una vez desplegado en el terreno. (Weyler fue a Cuba porque Martínez Campos era tan humanitarista que se negaba a hacer la guerra con balas).

Desde la marcha de Mourinho, el vestuario blanco es autogestionario, como el ejército de nuestra primera República, que votaba las órdenes. Con su derecho a decidir lo indecidible, este vestuario podría alinear a un refugiado sirio de media punta o una reina Melchora de delantero centro. Las estrellas querían a Ancelotti porque era como un oso y ningunean a Benítez porque es como un cuñado. Cruyff dejó dicho que el respeto a un entrenador pasa por que cobre un euro más que el jugador mejor pagado, y Benítez no cobra un euro más que ninguno de los que desean echarlo para que venga Zidane, el preferido de culés, indios y prensa (“valga la redundancia”), mientras el club hace israelitas y andorranas como rosquillas de la tía Javiera. El “As” de las chicas de Hebrero San Martín ya ha tirado de Marx para cerrarle el paso a Mourinho, el tipo que dijo “señorío es morir en el campo”, o sea, el fútbol de antes de la globalización socialdemócrata.

El Bayern, que con Heynckes tuvo el mundo en su mano, contrata a Ancelotti, el hombre con buena prensa por haber puesto en pista a Luis Enrique (Mourinho la tiene mala por haber puesto en fuga a Guardiola), y se desprende del Pep, contratado por el City para liquidar lo poco que queda en Inglaterra de aquel fútbol que apasionó incluso a Santayana, que veía los partidos de pie en los laterales, con sólo una raya de cal reteniendo a la multitud.

Ahora a la multitud se la retiene con una bolsa de pipas.


HAZARD

En Inglaterra suponen que la alternativa de Zidane en el banquillo del Bernabéu acercaría al Madrid a Hazard. Sería el liberado sindical que faltaba en el vestuario. Es un jugador bonito (el año pasado daba gloria verlo, aunque para crack le faltaran hervores), es decir, nenaza con bolitas de vanidad, igual que Pablemos en la política. La afición del Chelsea lo señala con pancartas como responsable de la salida de Mourinho. Contra el líder, Leicester, se trabó con un contrario y montó un número circense para irse del partido como abatido por uno de esos morteros cuyos “fuiiis” sólo identifica Javier Nart. Quien lo aguante que lo compre.


El sentido de la vida

Lunes, 28 de diciembre


-Vaya por delante una aclaración: el arte para mí es una cosa tan, tan seria, como la muerte.
Pepe Cerdá

domingo, 27 de diciembre de 2015

¡Vete tuno, no te quiero, vete!, ¡Vuélvete a tu siglo diecisiete!

CRÓNICA MADRILEÑA
Vainica Doble




Yo tenía un puesto de bisutería en el centro,
y también vendía a veces posters en el metro,
Chaplin, Jesucristo, Marilyn y el Che Guevara,
Buster Keaton, el Papa y un payasito que lloraba.

Soy hermana de los perros y de toda la canalla,
desayuno en La Latina con un trago de cazalla.
Por las noches me reunía con conjuntos musicales
y cantando en compañía huían todos mis males.

Los vecinos protestaban y con muy malos modales
nos vaciaban encima sus repletos orinales
y llegaba la policía y con sus maneras rústicas,
demostraba que la música no es para todos los mortales.

Ahora vendo lotería por las calles y los bares
he llevado la alegría a muchísimos hogares.
Por las noches sigo unida a cantautores espontáneos,
a pasotas callejeros, trovadores subterráneos.

Yo iba vendiendo fortuna por la calle de Carretas,
y me encontré a la tuna armada de panderetas.
y un tuno muy pinturero de bigotillo incipiente
me dijo: ¡Por ti me muero!, ¡Vente conmigo, vente!

¡No, no!, ¡No, no!...¡Huy! ¡Huy!.
¡Vete tuno, no te quiero, vete!,
¡Vuélvete a tu siglo diecisiete!

Pon tus mustios clavelitos en un jarrón,
y se los llevas al balcón de otra muñeca,
y le explicas bien a gritos, y le explicas bien a gritos,
cómo se queda Fonseca.

Domingo, 27 de diciembre


-Hoy he entrado en un par de librerías y no he comprado ningún libro, cosa que no conseguía desde hace décadas. Lo siento como una liberación.
Pepe Cerdá

¿Por qué me buscabais?

DOMINGO, 27 DE DICIEMBRE

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.» Él les contestó:

-¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

Lucas 2,41-52

sábado, 26 de diciembre de 2015

Festividad de San Esteban


Vi un cielo nuevo y una tierra nueva;
 porque el primer cielo y la primera tierra pasaron

Entendederas



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    El Rey ha llamado a los españoles a entenderse (“hablando se entiende la gente”, dijo su padre cuando el tiempo ya comenzaba a nublarse), pero el español no es criatura educada en el entendimiento.

    –Hijo mío: sobre todo, tú no te des a entender –le repetía desde niño a Pepe Cerdá (pintor de pinta y calla) su madre, pero el hijo, maño de Huesca, no ha hecho otra cosa en la vida que darse a entender.

    ¿Qué hay que entender de las votaciones del 20 de diciembre?
    
El jefe socialista, con el peor resultado de su historia, entiende que el pueblo ha pedido el cambio: no de Pdr Snchz, por cenizo, sino de gobierno, de lo que se deduce que el pueblo, cuando desea llevar a un Fulano a La Moncloa, lo que hace es no votarle.

    Pablemos, el líder de lo que Gregorio Luri llama “la dictadura del pofesorado”, como es más desahogado, va más lejos, y entiende que el pueblo (el pueblo para Pablemos es ese 20 por 100 del censo que le ha votado) desea para España una macedonia de Cuba, Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela, un “Viva la gente” de puñitos en alto como jugando a los chinos, una dictadura basurienta (Pablemos es un recogedor de las basuras espaciales del comunismo sin Muro de Berlín) que Yuri Dombrovski (no confundir con Dubovsky, el ídolo balompédico de Errejón) describió en “La facultad de las cosas inútiles”, y cuyo anticipo es el “callejicidio” madrileño decretado por la anciana Carmena con el asesoramiento de una Némesis castrista con nómina en la Complutense.

    ¿Quiere el Rey que los españoles se entiendan? Él no puede y los políticos no quieren, pero la solución está inventada: sustituir el sistema proporcional (antidemocrático, si entendemos la fórmula “un hombre, un voto”) por el sistema representativo, con el cual nos ahorraríamos los intérpretes. Una gallina a duro, cinco pesetas. Porque, hablando de animales, ¿qué entendimiento democrático tiene que Bildu, con menos votos que el Pacma, pille dos escaños por ninguno de los animalistas?

Sábado, 26 de diciembre


-Ahora, con la vida a medio vivir, siendo optimista, sigo cumpliendo años, pero ya no me acuerdo de qué quería hacer con ella.
Pepe Cerdá

viernes, 25 de diciembre de 2015

Universalismos


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Ayer, paseando por el monte, descubrí al pie de un árbol un belén camuflado con rampojos de laurel: en una caja de higos había un portal de los chinos con las figuras, acaso también chinas, del Niño, la Virgen, San José, la mula y el buey, obra no sé yo si de algún cura preconciliar o de una beata krausista aficionada a las setas.

    Me emocionó ver en el hallazgo el síntoma de otra clandestinidad, ahora la del cristiano en su propia casa. Después de todo, uno vuelve de la calle, cualquier calle de España, ayuno de lo que es Navidad y ahíto de lo que lo parece, con esas iluminaciones de barraqueros laicos que ignoran que el laicismo es un regalo cristiano y con esos muñecos socialdemócratas que ni siquiera se parecen a Benítez y que cuelgan de los balcones como símbolo de sustitución de la metáfora más hermosa de la historia universal, dando por hecho que la familia pudiera representarse con un cuñado.

    –Como horizonte histórico, el universalismo es una hoguera voraz donde se queman las mariposas casquivanas que se dejan cegar –nos dice Jean Palette.
    
Hablando de universalismo, Palette, francés de la Francia que inventó ese concepto, nos recuerda que nada menos universalista que la aceptación de la hegemonía cultural anglosajona o las premisas (ya que hablamos de Francia) de una “Sumisión” de tipo houellebecquiana.

    Dos particularismos, subraya Palette: en un caso harto discutible; en el otro, aterrador.

    –Este afán de dilución de las identidades detrás de la coartada universalista no es específicamente francés, sino propio de todos los países “ricos”. Se vive como la liberación de un peso que impide dedicarse a lo realmente importante, el bienestar económico y las capacidades del “smartphone”.
    
Ese atroz muñeco rojo de viejo gordinflón que colgamos en los balcones significa que somos un país rico (¡el sobrepeso!) a cuyos viejos, cuando pierden la cabeza, los ponemos a llevarnos el Ayuntamiento y a traernos el último “smartphone”.

Viernes, 25 de diciembre


-Lucrecia Borgia tenía grabada en la cabecera de su cama esta frase: "Sin esperanza, luego sin miedo". Puede que ésa sea la solución. Dejar de esperar, dejar de temer... Parece fácil.
Pepe Cerdá

jueves, 24 de diciembre de 2015

El pesebre




Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    En protesta por la política antibelenista de la alcaldesa Carmena, que eleva a comunista la persecución socialdemócrata impuesta por la Alicia de Gallardón, unos jóvenes han colocado un Niño, una Virgen y un San José en la Puerta de Alcalá.

    El comunismo y, en su día, el nazismo no han querido pesebres, sólo por una cosa que, desde la BBC de Londres, explicó a los alemanes muy bien Salvador de Madariaga cuando acababa la segunda guerra mundial: la dignificación de los humildes y la supeditación de los grandes al conjunto social.

    –Este sentido humano que no conoce colores ni fronteras es el valor más preciado de la Nochebuena: el pesebre produjo y mantuvo una corriente educadora de vigor incalculable.
    
Claro que el pesebre es de pobres, y la aria (¡el superhombre!) era una raza de ricos.

    Y al comunismo tampoco el pesebre le hace gracia, dada su idea patrimonial de los pobres: nosotros los creamos, nosotros los explotamos, y el pobreterío para el que se lo trabaja. Además, con los comunistas, por su cultura de la delación, todo es señalar, y un pesebre en el Ayuntamiento donde han entrado a trabajar en familia y por la puerta de atrás siempre les parecerá una denuncia en marcha.

    Ideológicamente, la igualdad que promete el pesebre (invento de San Francisco, a quien la falsa modestia de Bergoglio ha reducido a Paco) significa, si todos somos hijos de Dios, libertad, la bicha del comunista, que es más de solsticio, como el hombre de Atapuerca, y saco, como el papá Noel y la propia abuela Carmena, que prefiere hacer sus “transferencias normales y corrientes” (el concepto es de Rita Maestre, su portavoz municipal) como todo el mundo, es decir, con una talega en que quepan cien mil euros, por si hubiera que comprar cualquier ganga inmobiliaria que se pusiera a tiro.

    –La maravillosa enseñanza de la Nochebuena –decía Madariaga– es que el hombre no puede negar su humanidad sin caer en lo animal.
    
Pero los comunistas le llamaban “tonto en cinco idiomas”.

Dos Melchoras, una Baltasara, pero Gasparas...

Mi pueblo

Francisco Javier Gómez Izquierdo

 Por Navidad, los casados que vivimos lejos de la familia solemos repartir las noches con la mejor intención. La Navidad y sus tradiciones hay años que sale un poco puñetera y melancólica, pero  yo creo que  el mundo parece más bonito y agradable.

     Por Navidad siempre nos viene la niñez a la cabeza y aquella pobreza digna y orgullosa a la que sorteábamos con un jersey nuevo de lana tejido por la madre; particularmente un servidor tenía el 26 de diciembre como el día más grande del año por ser San Esteban el patrón de mi pueblo. En “fecha tan señalada” siempre comíamos un cordero asado en cocederos que parecían inteligentes. Lo trinchaban las mujeres en la gloria de la casa y la abuela Dominica cortaba el turrón que traían los tíos que vivían en Barcelona. En Nochevieja las fiestas eran en Moncalvillo y hacíamos los cinco kilómetros después de las uvas, menos los años que la nieve no nos dejaba. ¡La nieve! Nunca faltaba en la Demanda. Una noche salí de casa camino de la cantina y me perdí en la blancura más confundidora que puedan imaginar.

     Y luego los Reyes que me trajeron. Nací aislado por la nieve el día 6 de enero de 1959 y es fecha que me recordaron unos cantaores de camino a Valencia que no llegaron porque “fue el invierno que más ha nevado en España”.

      Dejo Córdoba mañana, día de Nochebuena, tempranito, con la sensación de que nos están matando la Navidad. En la ciudad los  belenes los enseñan los cordobeses a escondidas, las luces son de árboles, cajitas y bolitas, hace un calor del demonio y escucho que desde el guirigay asambleario de los nuevos amos de la Administración han desterrado a los Reyes que me trajeron y han fichado a unas Magas que aprendieron Feminismo. Por lo menos en mi pueblo había  dos Melchoras que recuerde -una dio nombre a unas eras para trillar-, una Baltasara a la que todo los paisanos llamaban Baltesara, pero de Gasparas la verdad es que no tengo constancia. En mi pueblo no se discriminaba a las mujeres y los padres bautizaban a sus hijas feminizando a los reyes, santos y mártires. ¿Quién me iba a decir que aquellos fieles al santoral iluminarían a los concejales de Madrid?
     No imagino lo que nos queda por ver, pero mientras tanto Felices fiestas a todos los amigos de Salmonetes... y sobre todo Salud. Mucha Salud de corazón.

Chimenea serrana del Cocedero

Jueves, 24 de diciembre

La Marea

FELIZ NAVIDAD

El verdadero regalo espiritual de la Navidad

Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo


Intervención radiofónica de Salvador de Madariaga desde la BBC en 1945 para todo el mundo de habla hispana. 26/27 de Diciembre

WEEKLY REVIEW

Por Salvador de Madariaga

Esta semana celebra todo el orbe cristiano la fiesta de la Navidad...

Observemos, para empezar, que es una fiesta sincera y verdaderamente popular, que no ha menester de propaganda o apoyo oficial para transcurrir cada año en un torbellino de alegría pública y doméstica... Religiosa en unos ambientes, laica y callejera en otros, tiene la Nochebuena una doble calidad que la distingue como fiesta vivaz y vigorosa: es a la vez universal y local...

¿A qué se debe esta universalidad, valiosa cualidad de esta fiesta? En primer lugar, a que la fe que vino a simbolizar es humana y sin fronteras. El Hijo del Hombre vino a llamarse más tarde el Niño aquel día nacido; y con este nombre que escogió para Sí dio al concepto de hombre una universalidad sin igual. Se argüirá que ya existía el concepto universal de hombre en los clásicos griegos y latinos, y se recordará el verso tantas veces citado del poeta latino Terencio:

Hombre soy: nada humano considero ajeno a mí.

Pero va mucho de un concepto pensado a un concepto vivido. Y en la antigüedad en que se pensaba así se negaba toda humanidad a los esclavos. También hubo esclavitud después. Porque el hombre es incorregible. Pero, mientras en la antigüedad era la esclavitud cosa conforme al sistema, en el mundo cristiano fue siempre cosa contraria al sistema, y terminó por desaparecer.

Este sentido humano que no conoce colores ni fronteras es el valor más preciado de la Nochebuena, valor que el pueblo siente en todas partes al celebrarla. Pero hay en su simbolismo otros valores casi tan altos, y que también contribuyen a otorgarle fuerza y universalidad. En primer lugar, el de la dignificación de los humildes y la supeditación de los grandes al conjunto social.

El Niño, el Hijo del Hombre, nace en un pesebre y es el huésped de unos pastores. Y tres reyes -uno de ellos, negro, para que nunca falte el sentido humano- viajan largo tiempo para venir a adorarlo. Todo este simbolismo, tan dramático que ha conservado intacto su vigor original a través de los siglos, ha producido y mantenido una corriente educadora de vigor incalculable en estos últimos dos mil años. Corriente que dice a todos los hombres "respetad al tan humilde como el pastor" y que constantemente recuerda a los poderosos: "Inclinaos ante aquello que está por encima de vosotros, aunque sea un niño, aunque sea una mujer."

Tomos, bibliotecas enteras de filosofía moral, no han ejercido sobre el progreso humano influencia mayor para hacer que se respete a todo hombre, por humilde que sea su ocupación, a toda mujer, a todo niño, por humilde que sea el pesebre en que haya nacido, que esta sencilla escena representada de nuevo cada año en toda la Cristiandad... Importancia política, y no poca, tiene el que se renueve cada año en nuestro mundo el respeto al trabajador, a la mujer-madre y al niño indefenso.

Buena prueba de todo ello nos la viene a dar a contrario el proceso de Nuremberg. Las revelaciones que han venido haciendo los fiscales sobre las órdenes dadas por Himmler y sus secuaces para el exterminio de judíos, de polacos y de rusos, son el mentís más cínico y criminal que jamás se ha dado al espíritu de las fiestas de Nochebuena. Los feroces nazis desencadenaron sobre la triste Europa su guerra cruel tan sólo por haberse aislado del resto de la humanidad; por haber tenido la inaudita pretensión de erigirse en una estirpe de hombres por encima de los demás. Para tomar esta actitud, los nazis tenían primero que abjurar todo el espíritu de solidaridad humana que haya podido penetrar en los hombres de su país en 1940 años de cristianismo. El espíritu cristiano no conoce alemanes, ingleses o turcos; no conoce más que hombres. Por eso Hitler tuvo que empezar por perseguir a todas las confesiones que en Alemania propagaban la fe y las ideas cristianas; la iglesia católica como la protestante; hecho lo cual, se dedicó a la gente joven para arrancarles de raíz todo elemento de cultura cristiana. Así se explica que una muchacha joven, como la desdichada Irma Greese, ahorcada hace quince días por su criminal conducta en Belsen, hubiera perdido a los 22 años hasta los sentimientos más elementales de caridad.

Las revelaciones de Nuremberg, después de los cuadros siniestros de Belsen, Buchenwald y otros infiernos nazis, descubren un abismo infrahumano muy distinto del que a veces la historia ilumina en los tiempos primitivos o en los bárbaros de la humanidad. Los hombres que hoy se sientan en el banquillo de los acusados en Nuremberg pertenecen a uno de los países en donde el pensamiento técnico, científico y hasta filosófico ha logrado resultados más brillantes. Figuran entre ellos gentuza criminal y poco inteligente, como Julios Streicher; pero también hombres de cuya inteligencia general y técnica no cabe dudar; como Goering, Keitel, Sauckel, Jodl y otros más. Todos ellos aparecen comprometidos directamente en crímenes de lesa humanidad concebidos como operaciones políticas o sociológicas con una frialdad y una eficiencia técnica del cinismo más repugnante. Todos ellos, y los millares o cientos de millares de colaboradores que ejecutaron sus planes, son menos que hombres, no por sentencia nuestra, sino por decisión suya; porque ellos fueron los que por querer ser nada más que alemanes, se hicieron menos que hombres.

Pues ésta es la maravillosa enseñanza de Nochebuena, el verdadero regalo espiritual de Navidad: que el hombre no puede negar su humanidad sin caer en lo animal. El hombre no puede elevarse por encima de lo humano. Quiso el alemán hacerlo y cayó en la bestialidad repugnante del nazismo. El Niño que nació en Belén no es ni blanco, ni negro, ni judío, ni ario, ni alemán, ni ruso; es el hijo del Espíritu y de la Virgen, es decir, el hombre sin raza que vive en la Tierra sin fronteras para aprender a padecer. Por eso es la fiesta de Navidad fiesta de todos los hombres y todos los hogares donde una madre inerme protege a un niño más inerme todavía. Fiesta de solidaridad humana y de paz.

Pero -ya lo dice la palabra sagrada- de Paz tan sólo para los hombres de buena voluntad.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Edith Piaf tiene cien años. Los lleva mejor que Francia



 Jean Palette-Cazajus

El 26 de abril de 1961, los paracaidistas del 1° REP abandonaban la Delegacion del Gobierno en Argel que habían ocupado el 21. No voy a glosar aquella loca intentona golpista, aquel «pronunciamiento» , dijo De Gaulle con pronunciación gabacha, definiéndolo como un triste episodio bananero.

Tocados con las famosas gorras Bigeard que afilaban su mirada de lobos hambrientos, salieron lentamente entonando a coro «Non, rien de rien, non je ne regrette rien», canción mítica, entonces recién grabada por Piaf que, precisamente, la había dedicado a la Legión. «No, no me arrepiento de nada». Fueron chulos y peligrosos, pero eran románticos.



Mientras el ave fénix alemana resurgía prontamente de las ruinas, Francia se atascaba durante 16 años en guerras coloniales. Ocho años para el desastre indochino, ocho para la pesadilla argelina. Demasiado joven para entender todo aquello, me ufano, sin embargo, de haber entendido inmediatamente el carácter excepcional de la generación de cantantes que iluminaron aquella dura época y acompañaron toda mi juventud.

Brassens, Brel, Barbara, Ferré, Montand, Aznavour, Juliette Gréco, Guy Béart, Catherine Sauvage, Jean Ferrat, la exquisita Anne Sylvestre, luego el quebecqués Félix Leclerc, Serge Reggiani, Claude Nougaro. Y los que se quedaron en un segundo plano, inmerecido, como la dulce Cora Vaucaire, la truculenta Colette Renard, el lírico Mouloudji. Y los que me dejo en el tintero.

Aparte, brillante y solitaria como el lucero del alba, irradiaba Edith. Con un pie todavía en el París popular de putas y acordeones, el otro en la nueva generación, pero siempre única e inalcanzable. Este 19 de Diciembre celebrábamos el centenario de su nacimiento.


Como los golpistas de Argel, tenía yo también la cabeza poblada de canciones. La Chanson Française era, en cada caso, una voz y un estilo propio que emanaban de un cuerpo particular, al servicio de letras casi siempre excelentes, variadas o sorprendentes, portadas por melodías raras veces intrascendentes. El acompañamiento podía ser minimalista, como en el caso de Brasssens, o movilizar una estupenda banda de jazz, como en el caso de Montand. Jamás castigaba la canción.

Por aquellos años empezó también mi pasión por el Jazz. Nunca llegué a pensar que ambos modos de expresión pudiesen ser incompatibles. El bardo de Toulouse, Claude Nougaro, lo explicó en una legendaria canción, «Le Jazz et la Java». La Java fue en Francia el exacto equivalente del chotis en cierta España.

Pero la irrupción del Rock fue el Hiroshima de la Canción Francesa. La viví como una polución brutal, una pataleta infantil, una manifestación estética primaria. Lo siento con el alma, pero mi opinión no ha cambiado sustancialmente desde entonces. Los viejos rockeros nunca mueren, desgraciadamente. La Chanson Française, sí. Brotado de un idioma esencialmente mono o bisílabo, el rock es un maltradador de la lengua francesa, de su ritmo, de su prosodia, de su articulación.

Durante los días posteriores a la matanza del 13 de Noviembre, me enteré por los medios españoles de que yo vivía en un país estructurado alrededor de un fuerte y noble patriotismo generalizado, dotado de una voluntad firme y unánime de preservar su lengua, su cultura y sus valores. Me quedé muy perplejo.

Hoy sólo pretendo hablar del centenario de Edith Piaf, pero ni siquiera así podremos evitar el tema. Hubo en París barrios populares, Barbès, La Chapelle, Belleville, Ménilmontant, la Bastille, cuyo acento daba el carné de parisianidad callejera. Casi olvidaba Montmartre. Ahora, la mayoría son barrios, cuando no totalmente, a predominancia musulmana, mientras Montmartre y los «pintores» de la Place du Tertre venden su quincalla made in China a hordas de turistas papanatas.

En el argot popular, un «piaf» es un gorrión. Edith era literalmente un pajarito del arroyo, criado en un burdel, entre putas y macarras. Compuso la planetaria «Vie en rose» y el conmovedor «Hymne à l'amour», escrito en recuerdo de su gran amor, el boxeador Marcel Cerdan, por cierto, de cepa española y muerto en accidente aéreo. Pero también otras 85 canciones. Hablaba un francés exquisito que pronunciaba con claridad, precisión y naturalidad.

 La gorra Bigeard

Hoy muchos de los jóvenes intérpretes cantan directamente en inglés. La mayoría de la juventud, de los economistas, de los medios practican un patético franglish. Mi fisioterapeuta, hace dos días, se me declaraba «overbookée». Los más tontos, que son muchos, intentan adoptar el llamado acento «racaille», el de la chusma vaga y patibularia de las «banlieues», el acento que tenían los asesinos del otro día. Es un acento ajeno a la lengua, que la agrede y la degrada. Una venganza contra el idioma del «colonizador». Habitualmente acompañada de un vocabulario indigente.

Francia inventó el concepto de Universalismo. Como idea rectora, en la línea del viejo Kant, sigue siendo un concepto «vendedor». Como horizonte histórico, es una hoguera voraz donde se queman las mariposas casquivanas que se dejan cegar.

Nada menos universalista que la aceptación de la hegemonía cultural anglosajona o las premisas de una «Sumisión» de tipo Houellebecquiana. Dos particularismos, en un caso harto discutible, en el otro aterrador. Este afán de dilución de las identidades detrás de la coartada universalista no es específicamente francés, sino propio de todos los países «ricos». Se vive como la liberación de un peso que impide dedicarse a lo realmente importante, el bienestar económico y las capacidades del smartphone.

“Je me fous du passé – cantaban, imprudentes, los legionarios – Avec mes souvenirs / J'ai allumé le feu / Mes chagrins, mes plaisirs / Je n'ai plus besoin d'eux”. Las metáforas son el carburante de la ilusión de vivir. Pero las comunidades humanas no pueden “reírse del pasado”, como dice Edith, ni “quemar en la hoguera el recuerdo de los placeres y pesares”. Ninguna puede decir “Je repars à zéro” so pena de desaparecer. Los amnésicos ni tienen pasado ni tienen porvenir.

Sólo que en Francia muchos iluminados piensan que la última misión de la vieja nación consiste en la patológica «grandeur» de llevar sus valores hasta las últimas consecuencias, es decir la licuefacción del propio país.

Adultos

 Erre que erre
Bolos y bolas

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Cuando los comunistas de Tsipras creían que, agitando el espantajo nazi, podrían pegarles otro mangazo a los alemanes, apareció Christine Lagarde, el látigo francés del FMI (“hola, soy la jefa de los criminales”), y dijo estar dispuesta a seguir hablando, “pero, por favor, con adultos en la sala”. Y ahí se acabó la fanfarria griega.

    ¡Adultos en la sala! ¿Cómo no encariñarse con Errejón, el doctor con carita de niño lotero de San Ildefonso?

    –Estamos fundando un pueblo –tuiteó en traje de Eneas con el subidón electoral–. Hay un futuro para nuestra patria, plurinacional, popular y democrática.
    
Esta cháchara argentina, desde luego, no es de Gramsci, al que Errejón no ha leído ni en resúmenes de “El Viejo Topo”, sino de Ernesto Laclau (¡la importancia de llamarse Ernesto!), quien aspiraba a ser una mezcla de Gramsci y de Valdano y le salió una logorrea cruzada de Cappa… y Errejón en que ninguna palabra significa nada, ¿pues qué, si no, es eso de querer hacer de España un “Estado plurinacional”, como si esto fuera la “República Plurinacional de Bolivia”?

    –El peronismo me hizo entender a Gramsci –reza el único pensamiento serio de Laclau, que cautivó a nuestro Errejón, que ya se veía en el espejo con Rita (“¡Arderéis como en el treinta y seis!”) de Evita, y él, de general Perón, es decir, el que pone las peras (“¡Me merezco unas peras más grandes!”, dijo un socialista para justificar su divorcio) al cuarto.

    Como ideólogo de la hegemonía peronista en España, Errejón, en vez de comprarse una llama boliviana como la de Chencho Arias para llevar a Rita de capilla en capilla (como los caballistas, de caseta en caseta, por la Feria de Sevilla), se pone a fundar pueblos “plurinacionales, populares y democráticos” en que no haya que devolver las becas negras.

    No sé de ningún votante de Errejón que trabaje con una radial en la mano. Todos los que conozco constituyen clases pasivas: estudiantes... o esnobs del Arte y la Cultura para pillar bolos (y bolas).

Navidad en Casa Maruja

 Las vistas

 El ojeo

La fabe

El torto

El jabalí

El cabrito

 El arroz con leche

 La despedida