domingo, 23 de marzo de 2025

Mora



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


A pesar de unos pocos ejemplos contrarios, el peligro, al juzgar obras de arte contemporáneo, no está, nos recuerda Gómez Dávila, en que lo bueno parezca malo, sino en que lo malo parezca bueno.


Sábado de octubre, primeros de mes, en la Feria de Otoño madrileña, con los tendidos llenos de cuñados: el torero Juan Mora –viejo, pobre y con carné de artista, las tres cosas que vuelven loca a Madrid– corta tres orejas. ¿Por qué?


Volvemos a Gómez Dávila: lo auténtico en las artes nunca logra tanta popularidad auténtica como lo falso. Y remata: nada le es tan funesto al arte como el entusiasmo del público.


Las tres orejas de Mora en Las Ventas son un cante semejante al de Angela Merkel en Bruselas, cuya boca abierta ante las acurrencias del presidente rumano ha dado la vuelta al mundo y explica aquella imagen de Quevedo sobre lo que significa pedir “como alemanes cantando”. La bocaza de Merkel es la que se les quedó a los aficionados ante la suelta de pañuelos orejeros del presidente.


Y es que con la sensibilidad taurina le ocurre a uno lo mismo que con la sensibilidad musical. ¿Dónde está la sensibilidad musical: en la cabeza, en la médula o en los calcañares? Esa pregunta se hacían los sabios alemanes en la época de Camba, que se tenía por una persona inteligente, pero carente de sensibilidad musical.


Cuando voy a un concierto y veo la emoción de todas las gentes, mientras yo permanezco frío, me considero un pequeño monstruo.


Un pequeño monstruo, en efecto, me sentí la tarde de Juan Mora en Las Ventas, y yo creo que todo viene de ir solo a los toros.


A los toros los tíos van con la parienta –si no, no podrían ir a los toros ni a ningún sitio–, lo que explica el tirón popular de Cayetano, Castella o Manzanares, ese Marlon Brando de “El rostro impenetrable” pasado por Justo Algaba.


Las orejas de Juan Mora, que primero brindó a un crítico, las paseó en la vuelta al ruedo su chiquillo, arrancando las lágrimas a todas las parientas. Yo creo que hay que ir a que las paseen las parientas.