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Lo contó el abogado Luis Felipe Utrera-Molina, que estuvo allí: «Bolaños le acusó en mi presencia (al padre Santiago Cantera) de rebeldía por haber rescatado el Santísimo cuando precintaron la Basílica. Yo dije que algún día sabrá lo que es el Santísimo».
Una escena de la patocracia, porque lo de la partitocracia se queda corto. Es partitocracia de psicópatas. La degeneración servil convertida además en discurso público. Así respondió Bolaños al relevo del prior: «Es muy buena noticia que un prior que no comulgaba con los valores democráticos salga del Valle en plena resignificación y conmemoración del fallecimiento de Franco».
Los «valores democráticos» de Bolaños (los de la UE) también se comulgan. Los últimos años del régimen, los de la flexión sanchista, podrían entenderse en dos lugares: la sauna del suegro, donde se hundía el Estado Cuan Profundo y la Basílica del Valle, donde el Régimen estatalizó el cadáver no-democrático de Franco para prolongar, in aeternum, una sacralización antifascista.
La sustitución del prior no puede sorprender a nadie que escuche la radio de la Conferencia Episcopal española. Hace unos años, participé fugazmente en ella. Allí se discutía si Vox era aceptable por la democracia española. No lo decía ningún izquierdista caribeño. Lo sostenía ante mis ojos un periodista de El Mundo.
Y esto es importante recordarlo esta semana en la que ha pasado alguna cosa más.
En TVE se acusó abiertamente a Abascal de delito de odio y se recordó, con tono amenazante, que lo único que le protege del banquillo es su condición de aforado.
Y apareció un nuevo artículo «liberal» contra el quintacolumnismo en España. Nuevo señalamiento del que estando en guerra colabora con el enemigo. «Zapa traicionera», en palabras del filósofo Savater, su autor. Es un tic ya habitual del autodenominado liberalismo español. Savater, cuya idea de la libertad nos quedó clara en la pandemia, estuvo 47 años escribiendo en El País hasta que descubrió que seguían una línea afín al PSOE (Javier Bilbao), entonces culminó la proeza intelectual desembocando en Ayuso, que lo premió, por cierto, con un Dos de Mayo.
Abascal dijo algo estos días: «A Ayuso le han encargado la destrucción de Vox». La presidenta del Madrid DF, con más agenda que Von der Leyen, regresaba de London. Hasta que nos traigamos la City, será Mahoma quien tenga que ir a la Meca. Allí explicó a los ingleses el «liberalismo a la española», que consiste en no mentir. Liberalismo es, por tanto, lo que se dice en Londres pero no lo que se financia en radios y periódicos en Madrid.
Los excesos de Savater («recua», «semitotalitarios») iban acompañados del habitual resumen peliculero del siglo XX: EE.UU salvó a Europa de los «autócratas belicistas». Hernández Mancha confesó que el PP se llama PP por el PPEuropeo, y habría que empezar a tener claro que también europeizaron la historia. Como la española no les valía, los neoliberales españoles subcontrataron su explicación del siglo XX a la propaganda del mundo anglosajón. Porque a España… ¿quién la salvó y de qué riesgos? Pase que a la hora de explicar la Segunda Guerra Mundial se olviden de la Unión Soviética, no nos afecta mucho, pero lo que hace la derecha instalada y señaladora es conectarse con esa visión del siglo XX, ese buenos-malos, olvidando la realidad española. Enchufan el 78 al orden del 1945, empalman el abrazo de la Transición (from the law to the law) con la legitimidad churchilliana y el orden de posguerra del mundo liberal, pero su legitimidad (el primer «ley» del de la ley a la ley) no está ahí sino en la guerra ganada al frente popular soviético que contaba además con la carnicera ayuda de progresistas internacionales.
Sobre la República, la Guerra Civil o el exterminio de católicos se extiende un manto de silencio, un olvido. Un literal no es nuestra guerra y se sustituye la historia española por la propaganda churchilliana.
Pero esta derecha no viene de Normandía. Viene de donde viene. Y a España no la salvó Churchill…
Lo que nos lleva al prior Cantera, y su martirio blanco. Quien sirve a Cristo bastante es que sirva a España. A la verdad de España. Es admirable que lo haga pudiendo simplemente ‘moderarse’. Abandonarse a Cristo, ese absoluto estar en otra liga, debe de ser estar a otra cosa estando a todo.
En la España actual se prolonga una aniquilación ideológica, minuciosa y sistemática que viene de antiguo. Todos sabemos lo que está amenazado, todos sabemos a qué tipo de comportamientos se le agotan los trienios.
¿Cómo acabar, porque urge ya, un artículo que empezó con Bolaños interviniendo el Santísimo?
Isabel García, una científica que vive en Alemania y ha de volver a su Bilbao para cuidar de la madre, contó en el bendito X de Musk la siguiente escena:
«Al salir del ambulatorio con mi madre, había dos hombres y un perro. Le estaban enseñando a obedecer en euskera. Uno de ellos le repetía:
-Erderaz, puaaaaagh, erderaz, puaaaaaagh.
Que quiere decir: «¡en español, qué asco. En español, qué asco!».
Al perro se lo decía. Y el otro hombre se reía».
Leer en La Gaceta de la Iberosfera