lunes, 4 de noviembre de 2024

La caída de Carletto


 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Fue como en la mítica viñeta de “Hermano Lobo”: “¡O nosotros o el caos!”, gritaba a los de la boina un baranda en un mitin electoral. “¡El caos, el caos!”, contestaban los de la boina. “Es igual, también somos nosotros”, remataba el baranda, como hubiera podido rematar Ancelotti al término del partido loco con el Dortmund en el Bernabéu.


No podemos dejar caer a Ancelotti –se sinceró públicamente el héroe del partido, Vinicius, que en la primera parte se enredó en algunos regates ante el murmullo del piperío, que sigue siendo insufrible.


El piperío es una masa amorfa pastoreada por los medios que refunfuña con los regates fallidos de Vinicius pero que pone los ojos como bolitas de alcanfor con los trotes de Modric. ¿Por qué? ¿Por qué en todos los campos de España rabian contra el Madrid y ovacionan a Modric? Porque así se lo indican los mismos medios que en su día coceaban a Modric y preferían a Cazorlita y a De las Cuevas.


En el descanso de la noche del Dortmund la situación se presentaba tan oscura como el reinado de Witiza. El 0-2 de los alemanes (Courtois había evitado el 0-3, probablemente definitivo), más la perspectiva del Clásico, parecía el presagio de la caída de Ancelotti y su “payesía”, ese conservadurismo suyo de payés del Ampurdán. Con el segundo gol alemán apreciamos cierto tambaleo moral en el entrenador italiano, y de su banquillo salía constantemente un personaje vestido de ayudante que gritaba como un Simeone a los futbolistas, que hasta Mbappé lo mandó con un gesto a hacer gárgaras. También Davide, el hijo, impartía instrucciones. Era como si ellos no contaran con lo que tiene Ancelotti que no tiene nadie: Vinicius. “¡Balones altos a Eloy!”, gritaba Muñoz contra Bélgica en México’86. “¡Balones (altos o bajos, da igual) a Vinicius!”, debió de gritar Ancelotti al equipo en el descanso.


Los guardianes de los valores madridistas (Tote, Mijatovic, Ussía, Balboa, Schuster, Granero…) llevan toda la temporada con el tabarrón de reeducar (?), bajo pena de venta, a Vinicius, y en lo peor del partido Viniciu coge el balón y hace el gol más futbolero que uno ha sentido en su vida. Un gol que hace que Ancelotti “caiga hacia arriba”, como ocurre con el hombre en la dialéctica hegeliana, para que lo entiendan el Flick y el Flock del Nuevo Relato culé. Toda la cazurrería hispánica del piperío, “redonda, alta y esbelta como una mujer bien casada”, quedó retratada en la sagrada improvisación de Vinicius en el caos primigenio del juego.


Cuando pronosticaron que Azaña llevaría a España al caos, el chulazo alcalaíno respondió, sarcástico, que le gustaría ver el caos, para saber qué era. El caos es Vinicius con un balón de cuero que el genio (nada de recetas de Newton) ha convertido en oro, para asombro de Joaquín Sánchez, el gagman bético, y de Eric García, el Manolo Escobar culé.


Hay que decir que Vinicius hizo su “hat-trick” en la Portería de los Goles del Bernabéu, donde es muy importante ganar el sorteo para atacar por ahí en las segundas partes. Ramos lo sabía, y cuando regresó con el Sevilla ganó el sorteo e hizo cambiar de campo a los equipos, por fastidiar. La burricie hispánica, una burricie que se nutre de cebada a base de cañas de cerveza en las terrazas, atribuye a los cambios de Sahin en el Dortmund. Es la burricie que pide el Balón de Oro para Rodrigo, primero porque así no se lo damos a Vinicius, y luego, si hay que poner algo sobre la mesa, porque es español, cuando desde Cánovas todos sabemos que es español el que no puede ser otra cosa.


¿Tiene comparación Vinicius? Hay una secta pipera que atiende por “El Bueno Es Rodrygo”. Allá ellos. Vinicius, en los toros, sería Gallito y El Gallo en uno. Rodrygo, si acaso, sería El Cuco, cuñado de los Gallo. Un día que El Cuco no paraba de decir “porque nosotros los Gallo”, Rafael le interrumpió para corregirle: “No, Cuco. Gallo soy yo. Tú eres Cuco”.


¿Ancelotti o el caos? El caos. Es igual, el caos también es Ancelotti. Téngase en cuenta para entender el Clásico de hoy entre el campeón de la Champions, que viene de golear al subcampeón de la Champions, y el subcampeón de la Liga española, que viene de golear al subcampeón de la Liga alemana.



El otro Simeone

[Sábado, 26 de Octubre]