jueves, 3 de septiembre de 2020

La ocasión



Almeida


Ignacio Ruiz Quintano

Abc

En un Estado de Partidos puede haber derecha e izquierda sociales, pero no políticas, pues no hay sociedad política (el terreno donde la sociedad civil debería jugarse los cuartos con esa relación de mando y obediencia que es el Poder), sino estatal, donde florecen los abogados del Estado como Almeida, el de las frases históricas:

Mientras tengamos Vox, tendremos Sánchez.

¡La maldición de la fragmentación! En ese “vórtice de estela” se la pegan los propagandistas del voto útil y el consenso, concepto franquista de los 60 que vive su segunda juventud.

La causa de la fragmentación es el sistema proporcional, garantía del consenso (reparto) oligárquico que liquida el principio liberal de la representación política. Aquí lo impuso González, otro muñeco de Mari Carmen, que era Alemania.

En el invierno del 77, en pleno pasteleo de la Constitución en Madrid, González, Guerra y Boyer, con el Guti (que hacía de W. W. Beauchamp, el periodista de “Sin perdón”), viajan a la Urss de Brézhnev, y sólo ven a Suslov. González, por teléfono, insiste: sistema proporcional, y renuncia a la República (que bien renunciada tenía, como el marxismo que nunca estudió).

Frente al sistema proporcional (oligárquico), quien pedía el sistema mayoritario (democrático) era Fraga, no por demócrata, sino por haber vivido en Londres con el principio representativo, además de ser el único español al corriente de toda la literatura alemana del Estado de Partidos y su ideólogo, el arquitecto de las sentencias que expulsan del sistema alemán a los partidos nazi y comunista.

Casado no es Fraga, y para la falta de representación propone la fórmula de Mussolini: que el Estado (¡el Estado!) regale 50 escaños al ganador (Sánchez tendría hoy 170). ¡Cómo crecería Almeida si en vez de tucanear con la fragmentación pidiera “como un loquillo de atar”, tal que San Juan en Nochebuena, un sistema de mayoría simple (inglés) o absoluta (americano). ¡Y adiós a Vox! O al PP, claro.