Betete, con Enrique Martín, el entrenador torbellino
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Nada mas llegar anoche a casa me lo dijo mi doña:
-He hablado con tu hermano y dice que te diga que se ha muerto Betete.
¡Cuánta crueldad arrastra este año 13!
¡Cuánta crueldad arrastra este año 13!
A Betete le dije adiós hace veinte días a la puerta de la Iglesia de Gamonal y me pareció que estaba como siempre. El pasado verano estuvimos sentados en lo que fuera campa junto a mi casa del barrio y donde tan felices fuimos con un cúrtix, en la terraza de la hoy cafetería Amanita, a la vuelta de las bodegas Cándido, mi amigo Gaitu, Betete y un servidor. Nos ha visto crecer y hacernos hombres de provecho, y como nos tenía por cabales estiraba su proverbial mutismo para decirnos que los mejores fueron Kresic y Lucien Müller.
-El mejor presidente, Preciado. Sin ninguna duda.
Betete era el último símbolo del Burgos. Labró el Pentateuco del club, pues ya empezó en el campo de Zatorre y en 1964 le hicieron amo del césped de El Plantío. Desde entonces fue el jardinero fiel que soportó las broncas de entrenadores que no entendían de los hielos de enero y de aquellas plagas de extraños bichos que traían las fieras de los circos que acampaban en la Quinta por los Sampedros.
-Todo lo tenía que hacer a mano. No como ahora, que hay tanto químico...
Mi amigo Gaitu y yo creíamos que Betete era un mote y no un apellido y por eso no tomábamos en serio a aquel hombre cabizbajo que además usaba peluquín. Con el tiempo Betete se nos fue acercando -al Gaitu sobre todo, por ser hombre al que acude el barrio en busca de sensatez- y supimos que se apellidaba así y que valía para amigo por ser discreto entre los discretos. Hacía profesión de gamonalero y tenía al barrio como capital del mundo, del que no salía más que alguna vez a un pueblo de Jaén, creo que Torredonjimeno, donde tenía familia. Vivía en las casas de la Inmaculada y alternaba por el Gamonal viejo con cuadrilla parlera que le ahorraba hablar, teniendo más que decir que cualquiera. Hace tiempo que desistí de que me cotilleara sobre Juanito (Juan Gómez), Viteri, Olalde, Aguilera o Barbaric.
-Juanito y Viteri eran muy amigos míos.
Lo cierto es que Betete fue contratado por José Luis Preciado en 1962 para cuidar el césped de Zatorre y uno o dos de sus hijos siguen cuidando El Plantío a día de hoy. Cincuenta años de servicio de auténtica vocación al club que ha condicionado las aficiones de mi vida y cuyos signos de identidad -para un servidor- han sido Viteri, Juanito, Olalde, Preciado... y Betete, el alma de Gamonal eternamente presente en lo que fuera mi paraíso.
El caso es que por la Virgen no hay nadie en Burgos. Todos los bares están cerrados... y un servidor, que estaba con ciertas fatigas, decidió ir andando, como en los viejos tiempos, a El Plantío a ver un partidillo anunciado en el Diario. No había vuelto a subir la grada desde 2001 en un partido contra el Elche. Al pasar por la Iglesia dije adiós a Betete. ¿Por qué no le dije que iba a su casa?
Descansa en paz y... ¡Aúpa Burgos!
Betete, de pie junto a la bandera de España.
El Real Burgos de un Naya ascensor flanqueado por los porteros Bastón,
padre del joven goleador atlético hoy en el Deportivo, y Antonio.
El segundo, sentado por la derecha es Mata, padre de Mata, jugador del Chelsea