-Se me presenta esta mañana la directora de una escuela pública de esta
manera: "Soy F. de Tal, directora de la escuela, X, una escuela pública,
laica y catalana". "¿Y de resultados cómo vamos?", se me ocurre
preguntarle. Inmediatamente he visto que lo que menos se esperaba era
una pregunta tan impertinente como ésta. Este es el mal de la escuela
catalana: la terca pretensión de evaluarse a sí misma por sus ideales,
no por sus resultados. Y si los resultados no están a la altura de los
ideales, pues peor para los resultados.