miércoles, 9 de mayo de 2012

La Vulgata

-Se me presenta esta mañana la directora de una escuela pública de esta manera: "Soy F. de Tal, directora de la escuela, X, una escuela pública, laica y catalana". "¿Y de resultados cómo vamos?", se me ocurre preguntarle. Inmediatamente he visto que lo que menos se esperaba era una pregunta tan impertinente como ésta. Este es el mal de la escuela catalana: la terca pretensión de evaluarse a sí misma por sus ideales, no por sus resultados. Y si los resultados no están a la altura de los ideales, pues peor para los resultados.