Hughes
En el contexto de los altercados en EE.UU, el programa de Tucker Carlson (Fox News) se ha convertido en el más visto de noticias en la historia de la televisión por cable. Carlson da voz al votante de Trump, acogotado en la calle y sin eco en los medios, y su éxito es tal que ya se rumorea que podría ser candidato republicano en 2024.
Con su audiencia, más joven que la del resto de la Fox, Carlson no debería de tener problemas con los anunciantes, y sin embargo los tiene. Sus opiniones sobre el Black Lives Matter han provocado presiones de algunas marcas, fenómeno en absoluto aislado. Las redes sociales se enfrentan a lo mismo, si no proceden a depurar sus contenidos.
Las corporaciones apoyan la censura y se ponen del lado “Antifa”. Defienden las mismas causas que la extrema izquierda y sermonean con el racismo sistémico o los derechos LGTBI, pero son las mismas corporaciones que hace unas décadas abandonaron a sus trabajadores nacionales en busca de nuevos trabajadores sin derechos en cualquier lugar del planeta. La deslocalización consistió en sustituirlos por otros con menos derechos políticos o laborales, o en importarlos bajando los salarios. Una vez conocida la globalización, se entiende que consideren extremista cualquier propuesta política que aspire a reordenarla. Su pastiche de desregulación y humanitarismo justificó no sólo la globalización económica, también las grandes intervenciones militares de Bush y Obama. Así que Trump es el enemigo, y lo será el que venga después. Carlson mantiene sus mismas posiciones antiélite, a pesar de ser él mismo de buena cuna, y constituye una voz solitaria en el establishment.
En España ni siquiera se vislumbra un Tucker Carlson, aunque el periodista Javier Negre, ahora en Youtube, haya afirmado que quiere montar una Fox. No hay Fox, sino Toro TV, la antigua Intereconomía, que dio más a la izquierda que a la derecha: allí se foguearon Pablo Iglesias y Pedro Sánchez. La situación mediática española se terminaría de resumir con las nada populistas intervenciones de Pablo Montesinos, responsable de comunicación del PP, donde Ferreras, su exjefe.
No hay lugar aquí para una voz como Tucker Carlson.
Julio, 2020