lunes, 16 de enero de 2023

La Supercopa



 Francisco Javier Gómez Izquierdo

             Más que la Supercopa era un Madrid-Barça, que es negocio con tirón como al parecer siguen siendo los Messi-Cristiano, duelo éste que también se han llevado a la Arabia para el jueves víspera de San Sebastián de este mes de enero. Aquella gente está empeñada en que cuando vuelvan los Magos de los juguetes a Oriente lo hagan acompañados de todas las estrellas del fútbol para que se repartan algún que otro tesorillo de los que allí se amontonan. El partido no me cuadró como debía porque estuve en El Arcángel padeciendo los líos interpretativos de un árbitro con nombre de trabalenguas, Tárraga Lajara, al que se le nota lo poco que le gusta el fútbol y que en un arrebato locoide te deja con diez desde el primer tiempo por hacer caso al "rabillo del ojo", aquella muleta de Andújar Oliver que en el almeriense caía hasta simpática pero que en el trencilla de Albacete resulta más ospechosa que falsa.


      Llegué justo en el 1/0 de Gavi al que siguió un rún-rún de los locutores a cuenta de Camavinga. Los locutores del Movistar se están volviendo más raros cada día y me parece que dicen cosas de las que no están convencidos. Servidor vió al Madrid sin reprís, como si no pudieran pasar de la tercera velocidad, con dos laterales de extraño comportamiento, un centro del campo no sé si cansado o desganado, pero que Toribio el de mi pueblo clava la sensación con un "p'aique están agalbanaos" que el ortodoxo rechazará porque anoche en Ryad no hacía calor... y a los de arriba les falta frescura, ésa que salvó al equipo la temporada pasada. No se ha de olvidar que el Madrid resultó campeonísimo gracias a un portero descomunal, un mediocampo de gente muy lista y dos pesadillas arriba que desquiciaron a lo más selecto de Europa. Por contra, el Barça, que no fue exigido con las dosis de presión que se suponen en semejantes ocasiones. Se gustó porque a De Jong le salía todo; no fue incomodado, vuelvo a señalar, Gavi pareció Billy el Niño alardeando de precisión, Busquets no necesitó correr, Pedri está a lo que está y Dembelé sigue asemejándose a esa bomba escondida que nunca se sabe cuando va a reventar... ¡ah!, y Araújo, en vez de Sergio Roberto, vigilando a Vinicius, detalle éste que da puntos a Xavi.

 Otro detalle: la suplencia ya persistente de Eric García, y del que los locutores ya ni nos recuerdan su manera aseada de sacar el balón de atrás.


     De los aciertos del Barça no tuvo culpa exclusivamente Camavinga, al que no vi porque fue sustituido en el intermedio, sino la forma física o anímica de toda la alineación, mejor de toda la plantilla. Creo que el Barça haría bien en no subirse en el carro de la euforia, pues sin ir mas lejos no pudo con el Betis, cuna de Gavi, ese fenómeno que llega, al que correspondían los derechos de disputar el trofeo junto al Madrid. Ancelotti tiene problemas a resolver y el mayor no es la influencia de Camavinga en el juego por mucho que a los locutores del Movistar les cueste criticar los días menos buenos de Modric y Kroos y se ceben en el negrito de las trenzas, un medio que no es Casemiro ni Tchouameni.


     Espera un Villarreal-Real Madrid en muy malas fechas.