lunes, 22 de agosto de 2022

Y Dios creó al culé

 


BB

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Si Florentino Pérez es, en definición de Butragueño, un Ser Superior, Laporta no puede quedarse atrás, y para explicar el milagro que para él supone el plan de jubilación de Lewandowski dice que ha sido cosa de Dios.


    –Dios nos ha ayudado –es la confesión de Laporta.
    

Si en el Madrid el Ser Superior es Flóper, en el Barcelona lo más parecido a Dios que tienen sería Roures, el basilisco de la lucha de clases que prosperó con Zapatero del bracete de Guardiola y de cuya chistera lo mismo salen derechos de TV para las carreras de camellos en Catar que trampantojos para apalancar fichajes como el de Koundé, un central que no quiere ser carrilero y que comparte con Xavi la idea de “fúpbol” desarrollada por Einstein, fórmula que durante décadas no consiguió explicar en las televisoras el morenísimo Quique Guasch. Carrilero es oficio para gente que guste de correr a lo tonto, como Dustin Hoffman en las películas, y Koundé lo ha visto venir en el Barcelona, pero Rüdiger no lo ha visto venir en el Madrid, y ya veremos hasta dónde llega la parte baturra de Ancelotti, pues Rüdiger es mejor central que Alaba de aquí a Viena, y sólo hay que ver el 0-4 del Barcelona en el Bernabéu.
    

La cosa es que con la misma facilidad que en su día creó a la mujer de Vadim, que resultó ser BB, Dios vuelve a crear ahora al culé de Laporta, que antes de empatar (¡a cero!) con el Rayo en casa se permitió este lujo: “Esto no se ha acabado de verdad”.


    Es lo que tiene ser más que un club, muletilla del presidente Carreras, que también aportó el fenómeno Helenio Herrera, mítico “bocachancla” del fútbol que un día dijo en Granada “este partido lo ganamos sin bajarnos del autobús”, y todavía hay gente preguntándose por qué. A Vázquez Montalbán, que también estaba por la lucha de clases, como Roures, pero sin dinero, le gustó la muletilla "més que un club", la tomó, la pasó por el cedazo marxista de Marta Harnecker y la añadió a “Los conceptos elementales del materialismo histórico”. Hasta hoy.


    Año raro, el que arranca, con un Mundial entre medias dispuesto por la Santa Corrupción del NOM, que puede hacer polvo todas las competiciones.
    

El Barcelona divino comienza el año futbolero ayuno de títulos y de goles, pero con las excusas históricas del espacio-tiempo xaviano: la hierba creció en el descanso, lo que altera el espacio, y somos el único deporte sin tiempo efectivo, lo que altera el tiempo. Xavi pasa por alto que también “somos el único deporte sin dinero efectivo”. 

En los 90 Antonio Burgos, en homenaje a Jacinto Pellón, el Juan Tamariz de la Expo de Sevilla, creó el “pellón”, que era, según él, la nueva unidad monetaria (“equivalía a mil millones de pesetas de dinero público despilfarrados en obras absolutamente innecesarias”), y ya estamos popularmente camino de la “palanca”, que sería la misma unidad monetaria, pero en “leures” volanderos.

 Lewandowski, desde luego, no es Halaand, de quien ya hemos visto cosas en el City que nos ponen los dientes largos, hasta el punto de que Guardiola ha tenido que declarar en rueda de prensa que “no me acuesto con él”. El pipero acata el gatillazo de Halaand por mor de Benzemá como acató el gatillazo de Villa por mor de Raúl, pero la pedrada la llevamos todos por dentro.
    

El Madrid del Ser Superior lo comienza con un título europeo, la Supercopa, y un estadio nuevo, el Guggenheim de Camavinga, por ser el futbolista que mejor resume el nuevo “Zeitgeist” blanco. En la entrega de la Supercopa en Helsinki vimos la nueva exhibición de cursilería del uefo Ceferino, que ya había protagonizado otra en la entrega de la Champions en París. ¡Qué manera la suya de dar la mano! En tanto que personaje eminentemente cursi, Ceferino debe de creer que lo fino es ofrecer la mano levantando el codo como los perros levantan la pata para el meo. Eso aquí sólo lo hemos visto en los políticos, de Suárez a Pablemos, gentes grandilocuentemente cursis. Y este Ceferino que al dar la mano parece un robot de la cadena de montaje de la Renault ajustando la última tuerca de la Kangoo es el que disputa a Madrid y Barcelona la Superliga, esa idea que según Adriano Galliani podría ser la solución para los problemas económicos del fútbol, “pero sin los ingleses”, y pide un Brexit en dirección contraria para el fútbol.


    –El Ceo de una compañía futbolística es quien industrializa el juego. La industria del fútbol es igual que la industria americana del cine: un partido de fútbol dura noventa minutos, como una película, y se explota del mismo modo –dejó escrito Galliani en el libro de Ancelotti, de quien fue jefe durante ocho años.
    

Y a todo esto Bale resucitando en Salt Lake, la ciudad de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

 


GAVILÁN O PALOMA


    De la personalidad de Simeone tenemos ahora la visión de su esposa Carla en un flechazo: “Lo conocí en un restaurante. Yo fui al baño y él me siguió... Yo era muy forofa del Atleti. Entonces salgo y le digo: ‘¡Qué bien! ¡Qué buen trabajo haces!’ Y me dice: ‘Te estoy esperando a ti’. Y yo me quedo como espera: ‘Mira, soy argentina. No me hagas el cuento’.” No es lo de Dante con Beatriz, pero es lo de Pablo Abraira entre el gavilán o la paloma: “Algo me arrastró hacia ti como una ola. / Y fui y te dije: ‘Hola, ¿qué tal?’.”

[Lunes, 15 de Agosto]