viernes, 12 de agosto de 2022

Pedos

 


 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    El aburrimiento lleva a fantasear con la “aniquilación nuclear”, que, según Guterres, el “chino” portugués de la Onu, aún no se ha producido porque “estamos de suerte”. Menos lobos, Guterres.


    Es verdad que las guerras las carga el diablo, cuya astucia, según Baudelaire, consiste en llegar a hacer creer que no existe, que es a lo que juega Soros con sus soritos en la Guerra Cultural. En su “Diario parisino”, y a propósito de la “Guerra judía”, de Josefo, Jünger anotó: “Mientras los judíos se reunían para la fiesta de los panes ácimos, los romanos dispusieron una cohorte sobre la sala de columnas del templo para observar la muchedumbre. Un soldado se subió la túnica, volvió el trasero hacia los reunidos con una inclinación burlona y dejó escapar el indecente sonido. Y ésta fue la ocasión que dio lugar a un choque que costaría la vida a diez mil personas, de tal manera que se puede hablar del pedo más funesto de la historia mundial”.


    El pedo romano fue lo que el Cobarruvias llama “crepitus ventris”, vulgo cuesco, nada que ver con el supuesto pedo, en su acepción de beodez festiva, de Paul Pelosi, el multimillonario esposo de Nancy Pelosi, la que se ha ido a defender “la vibrante  democracia” de Taiwán, que la ha distinguido con “la Orden de las Nubes Propicias con Gran Cordón Especial”, como si no llevara décadas viviendo en la nube.
    

Si miras el mapa y ves Hungría y ves cómo está rodeada… –explicaba Nancy a los periodistas, que sabían lo mismo que ella, mientras confundía Hungría con Ucrania.


    Paul fue arrestado en mayo por embestir a otro con su Porsche, y entregó a los agentes la licencia de conducir… y una tarjeta de la Fundación 11-99, organización benéfica de la Patrulla de Carreteras de California que apoya a los oficiales y proporciona becas para sus hijos.
    

Somos un estado de derecho (?), no una monarquía con un rey –dijo otro día Nancy, licenciada en ciencia política (?), antes de subirse a la nube de Taiwán, donde lleva treinta años enseñando tauromaquia mi amigo Pepe Campos.
    

Lo de Nancy en la pasarela de Taiwán se presenta como una forma de tocarle los pitones al toro chino, pero no hay tal toro en esta comedia: Kirby, portavoz de Seguridad Nacional en la Casa Blanca, ya ha aclarado que no cambia “nuestra política de una sola China” y que bajo ningún concepto defienden la independencia de Taiwán, pero que Nancy tiene derecho a volar, sea por no estar con Paul o por cantar con Vinipú “Tan sólo soy nubecita” en el Árbol de la Miel.
    

Al mando del Ejército sigue Milley, el tipo que, según Coulter, quiere estar en el video de las actrices disculpándose por su privilegio blanco, y que según Woodward, le tenía escondidas las bombas nucleares (sic) a Trump, y telefoneó a Vinipú para confiarle que el presidente estaba loco y que, antes de dispararles, les avisarían, para evitar la sorpresa.


    Un proverbio luterano citado por Sloterdijk dice que un culo estricto rara vez deja escapar un pedo jovial.

[Viernes, 5 de Agosto]