lunes, 23 de mayo de 2022

Salvado

 

Luz desde el túnel


El Falla, anoche, a las diez


Francisco Javier Gómez Izquierdo

    No se sabía a ciencia cierta a qué dioses, conjuradores o "sabias" como llaman en la Vega del Guadalquivir a las antaño brujas, había acudido el cadismo más de fiar para romper el maleficio al que condujo el Kichi al Cádiz C. F con un cerrilismo insólito en la Bahía.
   Anoche sobre las diez nos enteramos. Me lo contó mi chico que estaba en el Falla dando gusto a su drogadicción carnavalera y vivió la magia de unos momentos tan inolvidables como históricos. Ya saben que el Kichi cree que ha parado el Sol como Josué o se siente San Gregorio con los asuntos del almanaque, indescifrable el alcance de sus paranoias, y ha trasladado febrero a mayo y las carnestolendas a San Isidro para disgusto del mundo del Carnaval. Resulta que en el concurso del Falla después del Cuarteto "Ésto está empetao", al que el Teatro enloquecido que andaba con el pinganillo en la otra oreja interrumpió con los oés espontáneos de una permanencia increíble, llegaba el hijo de Manolo Santander con la Misión de fabricar una noche mágica, cosa que sí es posible cuando intervienen magos. Si además lo hacen en espíritu, sobran explicaciones.

 
  El difunto Manolo Santander y "la familia Pepperoni" como ustedes conocen compuso el himno no oficial del Cádiz que todo el mundo tararea en la Viña, la puerta de Alcalá e incluso en las Ramblas de Barcelona: "ya saben qu'el amarillo / está maldito pa los artistas..." En esa Oda inmortal se habla de "Cada rincón de su Carranza" , bendita palabra que el Kichi manda apedrear a unos poquitos pretorianos que más se parecen a las damas travestidas de La vida de Brian que a personas con el mínimo rigor intelectual.

 
   Pues bien, consumado el milagro en Mendizorroza, apareció la chirigota "La Misión" del hijo de Manolo Santander en el escenario. Fue recibida con lágrimas de alegría y con un "ratatà, tatà, tatatatà, ya saben qu'el amarillo... " , se vitoreó al Carranza, se agitaron banderas y bufandas y lo que amenazaba ser una noche triste como túnel sin luz se convirtió en una experiencia rebosante de felicidad en la que se asegura hubo episodios de auténtica levitación. "Gracias Manolo" dicen que susurró el telón al tiempo de bajar.

 
  Saben ustedes lo que me alegra la salvación del Cádiz. Me desagrada que haya sido a costa del Granada en vez del Mallorca, pero brindamos en territorio manchego por un año más en Primera de quizás, junto al Betis, el equipo que más simpático nos parece.
  Kichi, recapacita hombre.