lunes, 23 de mayo de 2022

El estilo es ganar


 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    De José Antonio Naya a Valeri Lobanovsky pasando por Pepe Guardiola, el estilo es ganar. Y no hay otro.


    –Para Mourinho todo era ganar –cuenta Ibrahimovic en las “Memorias” de Ancelotti–. Aunque parece que cuando está tres años en un club, en ese tercer año hay problemas. Para Ancelotti fue perfecto llegar al Madrid después de Mourinho, porque es el único que podía triunfar con un club después de Mourinho: los jugadores necesitaban la calma después de la tempestad.
    

Y de Ancelotti dice que siempre hace lo que tiene que hacer para ganar. “Aparcaremos el autobús delante de la portería e Ibra se pondrá delante del autobús. Todos esperan que juguemos al tiquitaca, pero yo os digo que hemos venido a ganar”.


    –Los equipos de Mourinho –dice Ancelotti– preparan tu muerte, y cuando estás cansado te dan el tiro de gracia. ¿Por qué lo contrataron en el Madrid? La respuesta es sencilla: querían derrotar al Barcelona de Guardiola.
    

¿Y a Ancelotti? ¿Por qué el Madrid contrató a Ancelotti? “Yo creo que Pérez tomó la decisión acertada cuando me contrató”. Y su experiencia con los arcos de liderazgo le dice que el ciclo natural de los entrenadores “es de tres años”.


    Al tercer año de Mourinho un prenda del oficio acudió a una rueda de prensa a preguntar al portugués si una Copa, un Supercopa, tres semifinales de Champions y una Liga le hacían sentirse triunfador en el Madrid, y Mourinho sacó un papelito, “porque a las ruedas de prensa hay que venir con papelitos para los listos”, y leyó: una Copa después de veinte años (ganada en Valencia al Barcelona de Guardiola con cabezazo de Cristiano); una Supercopa, ésta sí, pequeñita; tres semifinales de Champions (una de ellas perdida porque Cristiano, Ramos y Kaká fallaron sus penaltis), “que a mí no me satisfacen”, en tres años, cuando en veinte se habían logrado cinco con el trabajo de Thosack, Di Stéfano, Antic, Beenhakker, Floro, Arsenio, Capello, Heynckes, Hiddink, Del Bosque, Queiroz, Camacho, García Remón, Luxemburgo, López Caro, Capello otra vez, Juande Ramos, Schuster y Pellegrini; y una Liga, pero la Liga de los Records, conquistada contra el Mejor Equipo de la Historia del Sistema Solar para la propaganda, el Barcelona de Guardiola, que tuvo que salir corriendo.


    Piqué, el Geri de Rubi (los Salicio y Nemoroso del fútbol español), que habla como una parpayuela, ha resumido bien aquellos tiempos:
    

Mourinho se metió en la cabeza de los jugadores del Madrid. Mourinho estaba en las ruedas de prensa todos los días, y tiene un estilo. En algún momento todo se volvió demasiado para Pep Guardiola. A veces era más importante lo que pasó fuera de la cancha que dentro de ella. Al final se fue Guardiola. El Real Madrid ganó la liga esa temporada, y Guardiola decidió irse por muchas razones, pero estoy bastante seguro de que en parte fue porque con Mourinho... era demasiado.
    

Guardiola se fue porque el estilo es ganar, y al perder, se había quedado sin estilo. Este año ha vuelto a perder la Champions con su City, y Guardiola, en cuyo estilo nunca hubo lugar para el delantero centro, se ha dejado en Haaland una fortuna al estilo de la que en el pajarito de Twitter empeñó Elon Musk, que vende electricidad en movimiento, como el fútbol de Guardiola, con quien comparte también una falsa modestia de serie.
    

¿Y si Haaland fuera a Benzemá lo que Villa fue a Raúl? La venganza de Guardiola por el troleo del Bernabéu ha sido dejar sin Haaland al Madrid, que ahora desliza la resurrección de Hazard y no sabemos si la vuelta de Borja Mayoral, bombazos psicológicos cuyo alcance dependerá del resultado de París con el Liverpool.
    

Lucas, el Colibrí de Curtis, dijo que la vida les ha puesto delante tres partidos ligueros para preparar la Final de Champions ante el equipo que en otra final le levantó a Ancelotti un 3-0 en el descanso. Publicitariamente, lo ideal sería ir perdiendo en París 3-0 en el descanso, y remontar en la segunda parte. Ancelotti vería colmada su venganza, y el Madrid, coronada su leyenda. Tuchel, Guardiola y Klopp, a jugar. Ancelotti, a ganar.
    

Con Italia, campeona del España’82, Ancelotti llegó a México’86 de favorito, pero la preparación había sido una ruina. Para una competición en altura, “nos fuimos a una montaña de Italia, en pleno invierno, pero no entrenábamos, no corríamos, no andábamos, no hacíamos más que hablar. ‘¿Cómo vamos a prepararnos para los Mundiales de este modo?’, preguntaban algunos jugadores”. Total, que de esto sabe.



EL TOBILLO DE CAMAVINGA


    “Nos ha tocado la lotería con Gago”, declaró Calderón al fichar al “Guardiola argentino” por recomendación de los obispos de las letras. Y fue un petardo. Camavinga (hijo adulterino de Redondo y Seedorf, para Hughes, que nos lo descubrió en el 19) promete, en cambio, ser un fichaje histórico, caído en la mejor escuela de centrocampismo del mundo: Ancelotti de entrenador, y de compañeros, los tres tipos más laureados del oficio, Kroos, Casemiro y Modric. “Modric hace unas cosas… –ha dicho Camavinga en L’Equipe–. Si lo intento yo, me dejo el tobillo”. Vallejo (César, no Jesús): “Al fondo, es hora, / entonces, de gemir con toda el hacha / y es entonces el año del sollozo, / el día del tobillo, / la noche del costado, el siglo del resuello.”

[Lunes, 16 de Mayo]