jueves, 8 de abril de 2021

El contrataque

 

El hombre con hambre de títulos

Borussia campeón de Europa 1997
Chapuisat, Kholer, Heinrich, Sammer, Reuter, Martin Kree
 Paulo Sousa, Andreas Möller, Lambert, Klos y Ridle

 

Francisco Javier Gómez Izquierdo


          El contrataque quizás sea la táctica que más hermosea al fútbol y si el despliegue lo hacen artistas borrachos de recursos técnicos es sin duda el instante más emocionante que vive el aficionado. Se emociona eufórico si la suerte la culmina el veloz de su equipo y se acongoja apesadumbrado y pesaroso si es el delantero rival el que hace constar la lentitud de la defensa propia.


         Anoche, bajo una nevada de las que en España no saben qué hacer con ella, el contrataque del PSG destrozó al, para un servidor, mejor equipo del mundo en la actualidad. El partido fue una gozada. Noventa minutos atornillado en el sofá sin perder ripio de tan épica contienda y sin caer en la tentación de mirar un poco a la Real con el Athletic o al Oporto con el Chelsea.


        Entre equipos que ni le van ni le vienen, el aficionado no sabe bien por qué le cae mejor uno que otro. A mí por ejemplo me cae mejor el Oporto que el Chelsea y mucho mejor el Bayern que el PSG, pero cuando ves la clase, astucia y velocidad de Mbappé no tienes más remedio que rendirte ante tanto talento y reconocer que aunque el Bayern no ahorró esfuerzo, insistencia y esa presión que le hace casi invencible, el contrataque es recurso tan espectacular como efectivo y si se trabaja y ensaya como da la sensación hace Pochettino, el resultado es formidable, adjetivo a propósito por sonar a muy francés.
       Dice mi chico, forofo del Bayern, que faltaban Lewandosky y Gnabry, como si al PSG no le faltara Verratti que vale por cuatro y Paredes que estaba que se salía hasta su lesión. A mi modesto parecer el Bayern jugó muy bien, pero no acertó a culminar las numerosas ocasiones que tuvo. Ocasiones fallidas por centímetros y desbaratadas por el buen portero que es Keylor Navas. Menos cotizado que el soberbio Neuer, pero anoche mucho más atento y resolutivo que su colega. El PSG tuvo pocas ocasiones, cuatro y rubricó tres, que en un mundo de tantos por ciento nos arroja un 75% de letalidad o efectividad según como se quiera mirar la noche inolvidable que la nueva estrella futbolera nos regaló, acompañado muy bien por ese Neymar que también sin saber por qué cada día cae peor a todo el mundo. ¡Lo que enreda este hombre! Anoche, se dedicó a jugar con la seriedad que se le exige a su sueldo.


      Se oye y se lee que Mbappé y Haaland van a venir a España porque la industria del fútbol los necesita uno enfrente del otro como una reedición del Messi/Cristiano. PSG y Dortmound llevan tiempo en la élite, pero así como en el PSG hay dinero para comprar talento pero carece del calor de una afición que convierta al club en religión y el Borussia de Dortmound que tiene garantizado un culto fanático y un trabajar de su secretaría técnica con mucho conocimiento, el primero no puede fabricar cariño por mucho estipendio que se pague y el segundo no puede remediar que las estrellas que capta -ahí está el mérito, en los Monchis- se vayan por dinero a ganar Champions que por otra parte también se pueden ganar quedándose en Dortmound. Inolvidables aquellos Möller, Sammer, Ridle Chapuisat,.. que llenaron de chandals las calles españolas tras imponerse a una Juventus en la que jugaba Zidane.

 
      Quedamos a la espera de que la vuelta en París iguale la noche muniquesa y que el Dortmound se cargue al City, otro equipo que no cae bien ni entre ingleses. Por el lado que la Fortuna dispuso el Madrid y el Chelsea parecen seguros semifinalistas y un puesto en la final es para uno de ellos.