Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Lo único importante en esta p… vida es saber dónde está el hormiguero para meterla, fue la confidencia del boxeador Luis Folledo (en presencia de El Fary, paisano suyo de Las Ventas del Espíritu Santo) al poeta José-Miguel Ullán.
Para el nuevo nacionalismo español, en cambio, lo importante es saber dónde está el hormiguero… para sacarla, como ha sucedido en el Arqueológico de Madrid después de que un visitante simbolista, quién sabe si descendiente de Maurice Maeterlinck, grabara el paseo de una hormiga por los rodetes de la Dama de Elche, joya del arte ibero, al decir de la propaganda ministerial, aunque también podría tratarse de una suerte de “lladró” de Pepita Samper, barrocamente elegida por Benlliure, según Gecé, para representar el Levante sabiendo esperanto y llamándose “miss”.
–La Dama es falsa, un completo pastiche, y no es íbera ni del lugar donde se halló –es el criterio de John Moffitt, catedrático de la Universidad de Texas, que propuso, sin éxito, un análisis con luz ultravioleta para determinar si tiene veintiún siglos, como sostiene el Ministerio, o poco más de uno, como sospecha él.
El caso es que ahora el nacionalismo valenciano quiere sacar a la hormiga de la urna, y a la Dama, de Madrid.
Esa hormiga en los rodetes de la Dama no figura entre las señales del Apocalipsis, y en su menudencia a uno se le aparece como un puntillismo azoriniano de “posverdá” a la española: una hormiga como punto de partida de otra nación constitucional, la valenciana, con sus “fartons”, sus cohetes y sus arroces.
Al director del Museo, desde luego, le ha faltado tiempo para tranquilizar a una opinión pública movilizada con la hormiga y… “proceder a su eliminación y retirada”, que no sé si aquí tendrán algo que decir los animalistas; a mí, con las palabras del señor Carretero, se me ha venido el recuerdo de Fortuna despenando a un toro en la Gran Vía con un sable por estoque previo muletazo con su americana, hazaña que le valió la Cruz de Beneficencia.