sábado, 17 de junio de 2017

Gran Corrida-Velada de Beneficencia. Dos combates estelares: Cucho vs Talavante; Bombero vs Las Ventas


 
 Importante El Juli es el lema de Beneficencias Julián, ese espectáculo cómico taurino
 procedente de la antigua Corrida de Beneficencia que, eliminando lo anterior
  (aquellos samueles del mano a mano Rincón-Ortega Cano), se ofrece cada año en Las Ventas
 para despedir la Feria como las discotecas de los 80' pinchaban sevillanas
al despedir a los clientes con encendido de luces para acostumbrarlos al golpe del sol en la calle

 Jean Palette-Cazajus

Mi Señorito padece saludable alergia a la indigencia ganadera que suele adornar la Corrida de Beneficencia. De modo que le ha endilgado otra vez al mayordomo el traje de crítico y lo ha mandado a freír sus posaderas en el cemento de tan tórrida corrida. Ante todo un sincero homenaje al público de sol que llenó hoy tendidos, gradas y andanadas con una temperatura que prefiero no comprometerme en estimar. A continuación, yo, republicano desde el 14 de Julio de 1789, participé complacido y de buenísima gana en los interminables aplausos que saludaron la entrada de S.M. Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia, Felipe VI de España, al palco real. Todos sabemos que la pasión taurina no es la característica dominante del actual monarca. Fue emocionante la manera con que los tendidos le agradecieron a Don Felipe haber forzado un poco su naturaleza.

 Dicho lo cual insistamos en que la caspa apuntillará la tauromaquia antes que los antitaurinos. En dos palabras: para nada depende la “esencia” de España de la Tauromaquia. España seguirá siendo España con toros o sin toros ¿O acaso los españoles que no van a los toros, la gran mayoría, son ciudadanos de segunda? Los Toros siempre fueron un espectáculo minoritario. Cuando el país tenía hambre, en lugar de telebasura ¿cuántos vieron a Joselito o Belmonte en una plaza? Sin toros España no sería peor ¡pero tampoco mejor! Lo que sí habrá perdido es cierta llamada del Ser. Pero ya nos advirtió Heidegger que desde los presocráticos nos hemos olvidado del Ser. El caso es que tras esporádicas y luego cada vez más firmes palmas de tango, por parte de una afición heideggeriana y cabreada que sabe que Ser y Tiempo no pueden ni deben separarse, el paseíllo se inicia a las 19 horas y 11 minutos de la tarde.

Salieron cuatro toros de Victoriano del Río, uno de Cortés y un sobrero de Domingo Hernández
 
“Artillero”, fue el primero de una corrida floja y tarda, salvando al potable cuarto. Fofito, rechonchito, recordándome  entrañablemente los toritos de peluche que llenaban las tiendas de souvenirs en mis lejanos y juveniles sesenta. El Juli lo para correctamente y lo deja en la boca de riego. Sale suelto de la primera vara y coceando. La segunda se parecerá más bien a un ajuste de cuentas. Inexplicables el sadismo y la malevolencia de José Barroso con aquel torito inocente, a menos que este le haya podido quitar la novia en alguna ocasión. Julián de San Blas, como lo suele llamar mi Señorito, cita de forma oblicua e inverosímil solo comprensible como provocación descarada al Bombero que hoy, además, no está para bromas. Poco más que reseñar hasta el primer “julipié” con que el diestro sale a pinchar delicadamente alguna aceituna rellena oculta en la cruz del burel. Luego estocada tras la cual diestro, muleta y demás enseres salen volando cada uno en distinta órbita.

“Enamorado”, el segundo de la tarde, es un burraco en salinero, bastante guapo. A la salida de media docena de anodinas verónicas de Manzanares, el susodicho se pega la gran costalada. Sencillamente, no se le pica y el presi saca el pañuelo blanco. La bronca es monumental y termina sacando el pañuelo verde. Todos sabemos que en Madrid los cabestros no sirven para arropar los toros sino para  evidenciar el poder de la chaquetilla de su mayoral asomado a las tablas de Chiqueros. Una vez más admiramos el extraordinario, largo y templado pase de pecho con que Florito  recondujo  el torito pintón hacia su triste destino.
 
“Lastimero”, el primer sobrero de Domingo Hernández tiene pintas de buey de carreta. Se emplea no obstante en la buena primera vara de Pedro Morales “Chocolate”. Se arranca para la segunda, digna de olvidarse. Calidad y empaque tiene el inicio de faena de Manzanares, rematado por un pase cambiado por bajo extraordinario de mando y facilidad. Me impresiona la presencia torera de Manzanares en el ruedo, con esa poderosa nuca histórica que hubiese inspirado a Federico García Lorca una vibrante endecha a la virilidad. Y también, desgraciadamente, además de una estética de torero de copla, todos los ingredientes para colonizar las portadas del “Hola”. Hay torpeza en la segunda tanda de derechazos. Nada de nada en su intento con la zurda. Nuevo intento con la izquierda en que asoma una prodigiosa muñeca capaz de rematar medio pase con un mínimo giro. El toro no era “Dalia”, el dije de Victoriano del Río, que le propiciara, el año pasado,  los elementos de una faena de nardos y alhelíes, dicho sea en virtud de mi derecho constitucional a la cursilería. El caso es que algo más pudo haber sacado. Imposible ignorar que allí hay mucho torero. La estocada es emocionante, Manzanares se cuelga del pitón  y la deja arriba, sin perder la muleta. Tengo la sensación de que es la primera vez que esto ocurre, al menos en lo que tengo visto de Feria. Cucho me conmina a señalar que “Lastimero” muere en chiqueros.

“Maleado”,  el negro tercero sale bien presentado. Tres verónicas sueltas de Talavante, de buena factura y con los pies juntos. “Rien de rien” en la primera vara. La segunda desencadenará la cantinela de la feria: “¡Picador, qué malo eres!” ruge la grada. Primera tanda de derechazos de Talavante, Un pase excelente. Luego el atroz descoloque. El silbido de Cucho me taladra los tímpanos. Antes incluso de que me pueda reponer del susto, allí abajo, en el ruedo, como un obediente soldadito de plomo, Talavante ha rectificado presuroso la posición. ¡Qué Homero sabrá cantar un día los poderes mayéuticos de la andanada del 9! La faena itinerante de Talavante, cortésmente iniciada a nuestros pies, en los bajos del 9, terminará en el 3. Un pinchazo sin soltar, estocada caída y también en este caso muerte indigna en chiqueros.
 
“Almirante”, 633 kgs, negro, cornivuelto y trapío serio, se encuentra con un Juli que me parece pelín sonámbulo en los lances de recibo. Primera vara tapando descaradamente la salida. Quite por chicuelinas vulgares de El Juli, pero con  inspirado y jaleado remate. Buena segunda vara de Salvador Nuñez. En  banderillas, Álvaro Montes y Fernando Pérez salen muy apurados de sus pares ante la increíble abulia de Talavante. Nueva intervención atronadora de Cucho que sermonea a Talavante y le dicta sus obligaciones durante  la lidia. Y en el tercer par, movido por un resorte, Talavante se anticipa como un rayo a la necesidad del quite. Como la cosa siga así, el de Badajoz va a quedar para el sofá del sicoanalista. Excelente inicio de faena de El Juli. Tras una tanda más bien precaria, nos sale un Juli colocado y con temple del bueno. Los pases le salen rematados atrás, alguno ceñidísimo y rebozado con el toro. Un gran pase de pecho cambiado seguido de  otro obligado e interminable.

 El Bombero no ha dejado en toda la tarde de zaherir al de San Blas y de mantener, uno contra 24000, un reñido duelo con el conjunto de la plaza. El ritual está basado en la conocida estructura dual del canto gregoriano y del Gospel Song, o sea canto individual seguido de respuesta colectiva, en este caso con hostil cachondeo. Ante la inesperada calidad de El Juli ¡se calla! ¡Lo juro por la gloria de mi madre! El final de la faena nos ofrece una extraña mezcla de poderío, con excelentes y seguidos cambios de mano alternados con un encimismo de pitón en la ingle tirando a pueblerino. Estocada hasta la bola pelín caída.  Cae la oreja y vuelta clamorosa “recogiendo prendas” que decían los críticos antiguos. En cambio no sé qué porcentaje del apéndice se debe a la calidad de la faena y qué porcentaje a la voluntad de las turbas ignorantes de castigar al incorruptible Diógenes de la andanada. Aletheia, la verdad de los griegos, aletea en las saetas que el incansable Javier opone, desde las alturas, a la beocia hostilidad del rebaño acomodaticio.
 
A “Malhumor”, el negro y bien presentado quinto, le instrumenta Manzanares media docena de verónicas con real empaque rematadas con una media verónica alargada o “arrebolerada”, soltando la mano. Luego, llega para mí lo mejor de la tarde: primero una larga afarolada, luego un bellísimo galleo por chicuelinas que deja al toro primorosamente colocado. Buena vara, la primera de Pedro Morales “Chocolate”. Manzanares coloca al toro para la segunda con una suavísima larga cambiada. Buena vara de nuevo a un toro flojo. El quite torpón de Talavante –no fue ayer su día– se salda con dos costaladas del triste cornúpeta. El toro rueda de nuevo por los suelos al inicio de la faena de muleta. Nada interesante puedo contarles sobre dicha faena y confieso que la rica tertulia de la andanada me distrajo un momento de mi deber crítico impidiéndome contarles los últimos momentos de “Malhumor”. A cambio les puedo comentar que merced a sus excelentes prismáticos Javier el Bombero nos tuvo informados durante toda la tarde, con pelos y señales, de las distintas bebidas, espirituosas o refrescantes, que absorbiera desde el burladero de la empresa, Monsieur Bernard  Domb, más conocido como “Simón Casas” y gestor de Las Ventas.
 
Y en éstas que salió al ruedo el bien mal llamado “Carretón”, último de la tarde, para confirmar la gravedad de los problemas freudianos a que parecía ayer enfrentarse Talavante. El extremeño recibió al toro con idéntica serie de verónicas que Manzanares en el toro anterior y rematada de la mismísima manera, pero todo en calidad muy menor. Hubo inicio de faena prometedor, sonó en la andanada el “¡p’adentro!” de las grandes esperanzas y al final ná de ná. Pinchazo sin soltar; estocada desprendida y tendida.
 
Las banderillas de hoy fueron todas muy requetebonitas, muy goyescas todas ellas y enhebradas en bolas de colores. Me refiero al objeto, a los garapullos, los rehiletes, los palitroques. Lo que son los pares, no hubo ni uno reseñable en todo el festejo.

Al final Cucho nos enseñó fotos y vídeos de sus vacaciones en Islandia. ¡Qué bien y qué fresquitos nos sentimos de pronto, por primera vez en toda la abrasadora tarde canicular!

 Don Simón en el callejón...

 ...y el cosmopolita Tío Jindama en el Balcón

 Entre mulas, areneros y alegrías
calienta el torero de Matilla
Solo Dios pudiera hacer tanta belleza
y es imposible que puedan haber dos
Y todo el mundo sabe que es verdad
y lloran cuando tienen que marchar

En las tardes soleadas de corrida
la gente aclama al Manza con fervor
 
 Julián de San Blas toreando en la distancia que él desearía para sentirse Importante de verdá

 El cronista

 Julián recibiendo con su gracejo a un victoriano con divisa de lujo

 Burladero de los benhures de la mula a rebosar: no hay billetes

 Rehiletes de luxe

 Importante (casi incorpóreo) julipié

 Tercio de excusas

 ¡Fuera el sardo de granja!

 Otro julipié importante a otro incorpóreo torete de granja