domingo, 4 de junio de 2017

Por docenas, como los huevos

 Buffon

Copa de Europa

Francisco Javier Gómez Izquierdo
 
La final de la Champions la relatan esta mañana los periódicos minuto a minuto sin que falten las obligadas explicaciones de por qué pasó lo que pasó en Cardiff. Lo que pasó poco tiene que ver con lo que los mismos analistas explicaban que iba a pasar y si bien se ha de ser siempre cauto ante una final de fútbol, la diferencia entre la Juventus y el Madrid es casi la misma, dicho se a con perdón, que entre el Barça y el Alavés de la final copera del otro día en el Calderón.

     El R. Madrid tiene las trazas de haberse vestido de emperador del fútbol para más de un quinquenio. Mas allá de las estultas teorías de la incompetencia de Benzema (¡pocos futbolistas tan extraordinarios!), la fragilidad de Danilo o la necesidad de un portero que no se han de tomar más que como manías del país campeón en hablar por hablar..., no hay equipo en el mundo como el Real Madrid actual. Se agradece la caridad de buscar en sus rivales camufladas capacidades susceptibles de incomodar e incluso de dar disgustos gordos a los blancos, pero la verdad es que fuera de España ya no queda enemigo. Ni siquiera el Bayern de Múnich, al que Ancelotti le ha echado paladas de una molicie de la que le va a costar desprenderse. Si acaso el PSG, pero tras el accidente aytekinesco y algo más en el Camp Nou uno no sabe qué pensar de los parisinos. A pesar de mi admirado Unay Emery. Contra el Madrid  actual sólo veo dos posibles ganadores: el Barça y el Atleti. Más que nada por el profundo conocimiento que le tienen y por Messi, claro está.

     La Juventus es equipo serio. De solvente calidad técnica. Tácticamente muy trabajado. Y de portero está Buffon. Todos son argumentos suficientes para alcanzar victorias, títulos y honores..., siempre que enfrente no esté el Real Madrid. Obsérvese que de los bianconeros no hay nada que me parezca excelente. Ni siquiera Dybala. La Juventus eliminó a un Barça descompuesto y a un bisoño Mónaco que no supo guardar la ropa  mientras nadaba, pero intentar hacernos creer que Higuaín es más decisivo que Benzema, Pjianic parecido a Kroos o Alex Sandro más fiable en defensa que Marcelo son ganas de tomar al aficionado por tonto. Luego está esa BBC juventina en defensa y de la que un servidor tiene ya puestas sus impresiones sobre la misma incluso en tiempos de cero goles encajados. ¿De verdad creen ustedes que Chielini, al que no voy a negar su pundonor y profesionalidad, es un central, como se dice ahora, top?
    
Buffon es un grande. Uno de los porteros más grandes de todos los tiempos. Además es simpático y educado sin perder la atractiva gravedad de los escasos deportistas sabios. Si uno se atreve a decir, que me voy a atrever, que a 3 de junio del 2017 Keylor Navas tiene mucho más nivel futbolístico que el mítico Buffon, me tomarán por necio, pero la realidad de los hechos tiene una fuerza demoledora. Si alguno de los cuatro goles llega a encajarlos Keylor, no es necesario que les cuente los millonarios berridos en las tertulias semanales.

    En resumen: la emoción de la primera parte nos tuvo entusiasmados ante una final un tanto nostálgica para el aficionado de toda la vida, pero llegaron las pruebas físicas -esa importancia vital que ha abandonado Ancelotti, un poner- de la segunda y el partido sólo tuvo un color. ¡El físico! Para mí, el auténtico éxito de Zidane. Llegar al final de la temporada, como diría el otro, pletóricos, es difícil de programar. Conseguirlo, una garantía de éxito. Como diría doña Rosa Joaquina Aguilar, bética y ministra de Cultura en el virreinato andaluz, el Madrid ha conquistado la "doceava " Copa de Europa.

     ¡Enhorabuena al Madrid! Y dejen en paz a Benzemá, hombre, que es de lo que no hay.