EL FALLECIMIENTO
Ya a primera hora de la mañana volvieron al sanatorio la esposa y la hija del diestro, a las que esta vez se les permitió acercarse al herido, el cual había entrado en período agónico. Ambas dieron un beso a Ignacio Sánchez Mejía y, a instancia de los que allí se hallaban, se retiraron de aquel lugar. Poco después, a las diez menos cuarto de la mañana, falleció el diestro.
En el sanatorio se hallaban el mozo de estoques, Antonio Conde, los banderilleros Mella y Blanquito, el apoderado, Sr. Alarcón, el doctor Recaséns, Bienvenida padre, Pepito Bienvenida y Gregorio Corrochano. Poco después de fallecer se extendió en el sanatorio el certificado de defunción, que fue enviado al Juzgado de guardia.
Éste se constituyó en el sanatorio para cumplir las fórmulas reglamentarias y nombró el forense que ha de reconocer el cadáver y practicar la autopsia.
Esta última diligencia se verificará hoy por la mañana.
Ya a primera hora de la mañana volvieron al sanatorio la esposa y la hija del diestro, a las que esta vez se les permitió acercarse al herido, el cual había entrado en período agónico. Ambas dieron un beso a Ignacio Sánchez Mejía y, a instancia de los que allí se hallaban, se retiraron de aquel lugar. Poco después, a las diez menos cuarto de la mañana, falleció el diestro.
En el sanatorio se hallaban el mozo de estoques, Antonio Conde, los banderilleros Mella y Blanquito, el apoderado, Sr. Alarcón, el doctor Recaséns, Bienvenida padre, Pepito Bienvenida y Gregorio Corrochano. Poco después de fallecer se extendió en el sanatorio el certificado de defunción, que fue enviado al Juzgado de guardia.
Éste se constituyó en el sanatorio para cumplir las fórmulas reglamentarias y nombró el forense que ha de reconocer el cadáver y practicar la autopsia.
Esta última diligencia se verificará hoy por la mañana.
LAS TAURINAS DE ABC
EDICIONES LUCA DE TENA, 2006
Ignacio Ruiz Quintano