sábado, 11 de mayo de 2013

El periodismo deportivo español, la liga de los records y Messi



Pepe Campos*

La nula visión de los periodistas deportivos españoles puede provocar que José Mourinho, que les ofrece cada día un titular de prensa, salga de la mejor liga del mundo -eso dicen ellos- para irse posiblemente a Inglaterra. Después de Mourinho, esos titulares serán responsabilidad de Tito, toda una alternativa mediática. Es cierto que vendría otro entrenador al Real Madrid, al que tendrían que volver a marear y hacerle la vida imposible para poder sacar adelante publicaciones y noticias, como ha ocurrido con tantos entrenadores que han pasado por el Club Blanco en las últimas décadas, todos cuestionados y todos vilipendiados, incluido el ahora santificado Vicente Del Bosque, que Valdano echó del Real Madrid porque el fútbol que proponía ‘el catedrático’ no era de vanguardia, ni estaba a la altura de un Club que debía liderar los cambios en el siglo XXI. Esos cambios que él mismo -Valdano- no supo poner en práctica, con tanto Amavisca, Luis Enrique y Zamorano, y tanta cantera -Álvaro, García-Calvo y Fernando Sanz-. No se puede negar que en la etapa de Valdano -jamás jugó peor el Real Madrid- surgió Raúl, pero también hay que apuntar que nunca juntó a Laudrup y a Butragueño.
Don Alfredo di Stéfano, en el difícil terreno de lo que es un entrenador -profesión ingrata-, lo dijo hace tiempo con toda claridad: “Ningún entrenador tira piedras contra su tejado”. Es decir, que lo que es válido a la hora de valorar a un entrenador, debería serlo para todos. Algo que la prensa española nunca ha entendido. En España, por decreto, tienen que jugar ciertos jugadores por encima del criterio del entrenador. Pero esto sólo afecta a los jugadores de cierto entorno, aquellos que molan, según se diría en lenguaje coloquial. Lo que está ocurriendo en el Real Madrid en el caso Casillas, siempre ha sucedido en el mundo del fútbol (recordemos a García Remón y a Miguel Ángel, por ejemplo), así, cuando un portero se lesiona durante un periodo largo de tiempo tiene que esperar después, a la hora de volver a la titularidad, a que su compañero, si lo hace bien, cause baja, o por el contrario baje de nivel alarmantemente. En este sentido nadie habla de Diego López, que llegó con la seguridad de quedarse y lo está logrando -a pesar de todo el ninguneo de raíz cainita que está recibiendo-.

Es curioso lo que está pasando en la liga española desde hace unos años para acá, con un periodismo deportivo que aplaude a equipos que pierden por goleada -un serio deshonor, de toda la vida- porque dicen que sus jugadores ‘tratan muy bien al balón’. Incluso, diríamos, tratan mejor al balón, según al equipo al que se enfrentan. Si es ante el Barcelona, todos los equipos quieren practicar modos exquisitos, y, por lo que parece, a cambio, perder por goleada. Es la nueva forma de entrar en la leyenda, dejarse meter goles. Y, de seguir por esa línea igual acabamos descubriendo eso de dejarse ganar. Ya que, desde que el fútbol es fútbol, ni con Pelé, ni con Di Stéfano, ni con Cruyff, se han conseguido tantos goles, ni records, ni cosas de éstas, que tienen entretenida a la prensa deportiva española, para que luego, sin records, ni tonterías, la vieja Copa de Europa se la lleve el Chelsea, o el Bayern Munich (o el Borussia Dortmund). Aquí, cuando llegan estos partidos, los de verdad, da la impresión que eso de las cifras ya no tiene relieve, y ni siquiera vale la pena salir a jugar. Pues es mejor jugar ante el Athletic de Bilbao o contra el Betis, para ganar a equipos que ‘cuidan’ el balón y que convierten la defensa en zona en un juego para jugadores de fútbol sala, un juego lindo a la medida de Messi. Porque es el mejor jugador de la historia, y juega en el mejor equipo de la historia, y tienen que lograr records.
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**Pepe Campos es profesor de Cultura Española 
en la Universidad de Wenzao, Kaohsiung, Taiwán