miércoles, 7 de octubre de 2020

Fragmentos


Bismarck

Ignacio Ruiz Quintano

Abc

Aznar, que va de Bismarck (“¡Altura y peso de Bismarck!”, era la pregunta sorpresa en el examen oral del profesor César Aguilera en Periodismo, y por eso me sé a Bismarck), ha dicho una cosa que no diría ni Gunilla y por la cual Umbral le decía Aznarín:

La moción de censura fragmenta a la derecha.

No vamos a hablar de Iraq (“lean mis labios”), pero esa teoría de la fragmentación sólo tiene de Bismarck el principio de la salchicha de Bismarck: “Hay personas a quienes les gustan las salchichas y respetan las leyes debido a que no han visto cómo se elabora ninguna de las dos cosas”.

A la derecha (¡y a la izquierda!) no la fragmenta una moción de censura, sino el Estado de Partidos con su ley electoral proporcional, que es oligocrática, no democrática, como sabe hasta el último destripaterrones del rancho de Bush, e incluso Macron le puede contar cómo De Gaulle desfragmentó Francia.

A la derecha, que en España es menos estudiosa aún que la izquierda, no le gustan las salchichas ni las leyes del momento, pero despacha la situación con la sospecha de una conjunción astral de chantajistas: Maduro tendría cogido a Sánchez, quien a su vez tendría cogido a Rajoy, y este chantaje le arrebata al partido de Pablo y Teo al afecto de sus votantes.

Pero Bismarck, que fue un ídolo en la España de Cánovas (del Rey abajo todo el mundo bailaba el “Walhalla o las glorias de Alemania”, del hispanista Fastenrath), es el inventor del “Estado cultural” (¡Kulturkampf!), y Aznar, si es Bismarck, no puede ser chascarrillo.

En el 96, con su Azañín bajo el brazo, Aznar fue la posmodernidad, cuya cultura es fragmentación a la carta: su objetivo es sustituir la democracia política por la democracia cultural.

Si no supiéramos que estamos en un Estado de Partidos –dice un estudioso del asunto– pensaríamos que la democracia deja de decidir por mayorías y minorías, con ganadores y perdedores, para entregarse al consenso, donde todos ganan.

Todos los que juegan, claro.