Francisco Javier Gómez Izquierdo
Me ha avisado Toño nada más llegar a los montes de Toledo. Luego el Gaitu me ha mandado una foto que ya puse en Salmonetes... "De los tres, sólo quedo yo." El Nani, de la peña del Athletic de Burgos, murió hace un año, y hoy, día de San Juan, el Evangelista, se ha ido Viteri. El ídolo de servidor.
"Tú, que tanto le admirabas", me ha puesto Toño.
Me duele no tener a mano mis papeles y fotos de Rafael Viteri Chávarri. Guardo un póster del Athletic del 71/72 en el que por detrás le adjudicaban el 9 del futuro, pero por causas desconocidas ese mismo 72 acabó en el Burgos. En Segunda... Para ascender a mí equipo... y servidor fue feliz con su advenimiento. Hasta el 79, que dejó el fútbol con 28 años y servidor fue a la mili.
La fama se la llevó Juanito, el magisterio lo vimos en Kresic, pero los chispazos de genialidad estática pertenecieron a Viteri. Se movía en los andamios del arte que el fútbol monta en las áreas sólo para los genios. El regate sin tocar balón, el movimiento de cadera que tumbaba tal que a Luiz Pereira, amagues sin catalogar a los que nadie más estaba capacitado.
Sus críticos, los fans de Gómez y Raúl, le achacaban costumbres poco morigeradas -andábamos con el latín en el Porcelos -hasta que una tarde los dejó sin palabras cuando le tiraron una bota de vino desde el fondo sur y el tío le dio un tiento señorial. Acabó ovacionado como las tardes que dibujaba regates imposibles que luego siguen sin saber explicar los que los padecieron.
Kubala lo llamó estando en 2a, pero Viteri sólo respondía inspiraciones con aires propicios.
Recuerdo uno de esos castiguitos que Lucien Muller daba a los que se atascaban y lo sacó a arreglar un partido en la segunda parte. Contra el Calvo Sotelo, donde defendía un tal Quico al que pretendía el Barça. Rifé en tribuna. ¡¡La que lío Viteri!! Quico pareció un pelele ante el bamboleo hipnotizador del 9... y la pelota quieta, parada, amaestrada... y Quico siguió en el Calvo Sotelo.
Ya digo que estoy poniendo estas letras sin mis papeles y tengo anécdotas que ahora no me vienen.
Las lesiones lo retiraron con 28 años, a la edad que los genios pueden llegar a dioses. Lo hizo en el Linares, a donde ya fue tocado, pero allí asombró a sus compañeros. Relinque, que jugara en el Cádiz, coincidió con él y me dijo que no había visto cosas igual. "Nos quedábamos lelos viendo cómo tocaba el balón. Calidad exquisita". Lo mismo me dice Taladrid; y García Navajas. Excompañeros que sospechan que lo sé de sobra, porque a todos les pregunto por él.
Antes de Romario, hubo un Viteri que a mí me trastocó. Un Viteri que siempre ha estado en mi cabeza. Un Viteri del que supe que andaba por Logroño. Que tuvo un cáncer de garganta pero que en el 18 hablaba bien, según el Gaitu, que retrató con él.
Fue un artista genial. Inimitable de verdad. Algo misterioso, siempre con un aíre pícaro y un catálogo de diabluras en sus piernas.
Hoy ha fallecido el hombre que me enseñó el fútbol que quiero.
Mañana voy a buscar una botella de Rioja para brindar por él. Les confieso que en Gamonal aún hay gente que me llama Viteri. Tanto le admiro...
Descanse en Paz.


