San Amaro, Burgos
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
En el glorioso 92, en plena “repartija”, como se llama al “consenso” en hispanoamericano, el liberalio Pedro Schwartz titulaba en el diario gubernamental su artículo más ruidoso: "¡De rodillas, infelices!" Se lo decía a los comunistas, que venían de perder el Muro de Berlín, su mayor contribución a la cultura occidental. Treinta años después, los que andan de rodillas, como toreros tremendistas, son los liberalios.
–¿Progres, para cuándo el besapiés, dónde quedamos? –tuiteó ayer, coñón, el negro de Vox (“Tío Tom” para la progresía), Bertrand Ndongo.
La coña de Ndongo coincidió con la indignidad de Mark Milley, jefe del Ejército americano, disculpándose en la CNN, humillado como aquellos pilotos capturados en la guerra del Golfo, por participar en la caminata de Trump a la iglesia de San Juan en Washington, incendiada por los Antifa, y que es para los inquilinos de la Casa Blanca como la capilla de Las Ventas para los toreros.
–No debí estar allí... Fue un error –gimoteó (sin dimitir) el general ante las cámaras.
–Milley quiere estar en el video de las actrices disculpándose por su privilegio blanco –contestó Ann Coulter.
Karl Popper creía que los coeficientes intelectuales eran una de las mayores insensateces de nuestra época, y que conducirían a los norteamericanos a perder la próxima guerra mundial, “pues sus generales son elegidos con arreglo a su CI”. Peor aún: son elegidos por su “disposición a arrodillarse”.
Estaba escrito (lo hizo Jean Cau, secretario de Sartre, en el 73): “Atontada, una sociedad asiste a su laminación. Petrificada, con los ojos abiertos por el terror, contempla el fenómeno colosal del fin del cristianismo, y se interroga, tartamudeando, sobre la imposibilidad de vivir la libertad del hombre cuando está desposeída de toda trascendencia. Entonces, sus artistas hacen gestos y se convulsionan, sus comediantes se desnudan, sus intelectuales se agrupan en racimos y se ponen en órbita alrededor del planeta Utopía…”
–General, ordene “¡De rodillas!”
Lucas 18:9-14