viernes, 5 de enero de 2018

Día de Reyes

Cabalgata mediados de los 70:
 Bego, Gaitu, Cris, Melqui, Luis, Santos, un servidor, Agustín (d.e.p.) y Bernardo.
Agachados:J. Angel, Miko, niño y besador sin indentificar, Nicolás, hermana de Melqui y Juanjo

Francisco Javier Gómez Izquierdo

         Uno o dos años antes de que nos tallaran en la caja de reclutas a los de la quinta del 59, no se quién ni cómo apareció por los billares del Aincar en Gamonal y nos propuso salir en la cabalgata de Reyes vestidos con la plebeyez de los pajes para acarrear los regalos de los niños de Burgos. No sé cuánto nos pagaron, pero juraría que el estipendio alcanzó los cien duros de los que la parte contratante se quedó con diez de cada uno. Mi memoria flaquea ya en demasía, pero sí recuerdo que nos sentimos, todos menos Melqui, un poco prostitutas por aceptar dineros por hacer algo que considerábamos debía hacerse gratis. Educados a la antigua, realizamos las tareas encomendadas con el esmero, la seriedad y alegría que requería la circunstancia y fue nuestra puesta en escena tan profesional que cuando nos juntamos ante el lechazo churro de rigor seguimos manteniendo entre risas aquellas escrupulosidades.

       Hoy los tiempos ya no son aquellos y los nuevos educadores y repartidores de principios morales intentan asesinar la ilusión de la infancia con tretas tan perversas que a los incautos nos han dejado ya sin capacidad de defensa. Llegan insólitas noticias de localidades que pretenden convertir la noche de Reyes en desfiles irreverentes como si fuera Carnaval (en Cádiz ya mismo están en preliminares), en contubernios (perdonen el palabro, pero para mí que es el que mejor cuadra) lúdico-festivos escupidores de la mínima ortodoxia, en jolgorio de majaretas borrachos de tontería... en una de las fiestas mayores de los autodenominados ateos. Ateos de la rama orangutana.

       Al Ayuntamiento de Córdoba no le gusta la Cabalgata de Reyes. El año pasado la suspendió por amenaza de lluvia. Luego no llovió, pero los ediles pusieron su voz más grave y solemne para enarbolar problemas de seguridad en las calles. Imagino que esta tarde tampoco dejarán salir a Sus Majestades, porque ahora mismo, seis de la tarde, está lloviendo, por lo que en vez de Dios,  la climatología les ha venido a ver. A mí me entristece un poco la frustración de los niños que me cogen cercanos porque durante muchos años he visto el nerviosismo de mi tierno infante, el de mis sobrinos, el de los hijos de mis amigos que tienen de todo y aún así no descabalgan de la ilusión de tal día como hoy...

      Me dicen que los Reyes no van a faltar hoy en la Cárcel de Alcolea. Los hijos de los mejores internos se van a reunir con sus padres en el polideportivo de la prisión y allí recibirán modestos “juguetes” como los que Melchor me mandó repartir a mediados de los 70 -un balón de cúrtix, un libro de Bruguera...-. Este 18 no repartirá regalos Sandokán. Este 18, Rafael Gómez Sandokán se acercará al Polideportivo, si se lo permiten, desde su módulo de Enfermería,  mirará al rey Gaspar, el suyo de siempre, y esperará con ilusión infantil un indultillo de nada.