Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Gracias a esa simpática manía española de salir corriendo en auxilio del vencedor, creo que ya tenemos otro Kennedy mediático: se llama Rivera, va de “patriota constitucional” (no le diremos qué significa eso), dice tener un Proyecto (tampoco le diremos quién decía eso) y el domingo nos prometió la “centralidad política” (?) con una Constitución federal para una España autonómica en régimen confederado. O al revés.
¡Y pensar que Gustavo Bueno suspendió en Mallorca a todos los alumnos de filosofía porque no sabían expresarse en español!
El domingo, en Las Ventas, la gente sólo hablaba de la nueva España de Rivera: “¿Perderemos los abonos federales?” “¿Nos echarán de la andanada confederal?” Alguien dijo que Rafaelillo pegó un natural autonómico al “adolfo”, pero todos teníamos la cabeza en las cosas de Rivera.
Que uno sepa, Rivera es el tercer Kennedy de la partidocracia. El primero fue Suárez, el del aeropuerto. El segundo, Roca (con Florentino Pérez de secretario y Antonio Garrigues de presidente), que bebía en bota para hacer “una nueva España”. Y el tercero, Rivera, que va con su Garitano como si fuera su Galbraith, aunque el influyente del séquito kennedyano era Robert, que aquí sería Inés Arrimadas, que no hace concesiones al optimismo: “Estamos aprovechando el talento jurídico de los expertos”. Se refería a la propuesta de los “sabios” del partido de decidir la independencia de Cataluña por referéndum en Cadaqués, o así.
–Esos sabios nos están ayudando a que nuestras reformas del Senado, del Tribunal Constitucional o del modelo de financiación tengan la solvencia técnica y jurídica que se merece nuestra propuesta.
Arrimadas llama “sabios” a los abogados del Estado, que no son ni juristas ni abogados, sino defensores del Estado. “No tienes idea de cuantísimos malos consejos he recibido en esos días”, dijo Kennedy a Galbraith, hablando de la crisis de los misiles.
Mas las peñas y charangas ya se han echado a la calle.