Valle de Esteban
-El hombre joven singularizado para esta alta dignidad (el sacrificio) era escogido con todo cuidado de entre los cautivos por su belleza corporal. Tenía que estar exento de toda clase de defectos corporales, ser delgado como una caña y derecho como una columna, ni demasiado alto ni demasiado bajo. Si con su regalada vida se ponía grueso, estaba obligado a adelgazar bebiendo agua salada.
J. G. Frazer
La rama dorada