El día de la Jura
Mosaico en la Cartuja
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Ana Fernández de la Cosa es una chica joven a la que han hecho concejala en Jerez de la Frontera. Parece ser que a pesar de su corta edad es mánager musical -se desconoce a qué músicos u orquestas asesoraba o representaba-, y no encontrando entre la facción persona con más conocimientos, la han puesto a mandar en la Cultura de su pueblo.
Ana Fernández de la Cosa es una chica joven a la que han hecho concejala en Jerez de la Frontera. Parece ser que a pesar de su corta edad es mánager musical -se desconoce a qué músicos u orquestas asesoraba o representaba-, y no encontrando entre la facción persona con más conocimientos, la han puesto a mandar en la Cultura de su pueblo.
Cuando prometió el cargo fue de las que salió en los telediarios espantando la Biblia y con los ovarios pintados en la camiseta. Provocadora en el atuendo, habladora con la parla etarra del imperativo legal, haciendo constar su odio al Rey y abrazando gozosa el sueldo que le llovía del cielo, prometió defender a las ciudadanas sobre todas las cosas, a los ciudadanos del pueblo y con todas sus fuerzas a la Administración a costa de la que, se olvidó añadir, iba a vivir a cuerpo de reinona republicana.
Saben ustedes que la tal Ana, la culta de Jerez, se puso en un pleno municipal a hablar como se habla tomando la última copa en el bar más chusco del barrio y donde el más perjudicado cuenta cómo cantó las cuarenta un día a los guardias o cómo puso los cuernos al dependiente de la tornillería. Ana Fernández y de la Cosa soltó que Don José María Pemán fue fascista, misógino y asesino. La concejala se quedó tan pancha, porque para eso es la culta del Ayuntamiento. La concejala no estaba borracha. Habló en serio y, como los fanáticos del ISIS, ordenó derribar la estatua del ilustre gaditano.
¿Qué entenderá la concejala por fascismo? ¿Registrará las casas de sus vecinos para requisar los libros del escritor maldito y quemarlos en un hoguera en la Cartuja en su lucha contra el fascismo? No sabe la concejala que fascista hoy es cualquiera. Basta con que te lo llame un estúpido lorito para que lo seas. Cualquier día, un jerezano que pase al lado de la concejala se lo va gritar al oído y veremos cómo lo encaja la munícipe.
Esta mujer llamó misógino a un poeta que estuvo casado con una señora a la que adoraba y con la que tuvo varios hijos y para rematar su lección magistral le acusó de asesino como si ella supiera el nombre de los asesinados por las balas de don José María.
Los hijos de don José María Pemàn aprendieron con más sentido común que Ana la concejala, y por dignidad, honor y respeto han presentado un acto de conciliación, previo a una querella, para que la mandona de la cultura jerezana se retracte de su incontinencia verborreica. Ana la concejala, ante la discreta firmeza de los cinco hijos de su particular demonio misógino, fascista y asesino ha empezado a recular y temiendo quebranto en su peculio ha ido a preguntar a “gente” que sepa más que ella por ver lo que es aconsejable hacer. Es hasta posible que pregunte a uno de los siete sabios, perdón, asesores, que el Kichi se ha buscado para su alcaldía.
La pasta. Es lo que preocupa a esta valiente. ¿O se dice valienta? No lo duden. Me cuentan que la concejala anda presumiendo en Zahara de los Atunes de libertad y sosiego. Buen lugar, la Playa de los Alemanes. Allí seguro que la concejala también encuentra algún fascista, más de una docena de misóginos y, si los muros de la montaña hablaran, se enteraría de dónde se esconden los asesinos mejor pagados.