Ignacio Ruiz Quintano
Abc
La partidocracia es populista, pero los nuevos, Rivera y Pablemos, al tener que forzar la mueca, lo parecen más, y entonces, por disimular, dicen que ellos no son ni de derechas ni de izquierdas.
De los que dicen tal cosa, Alain, que viene a ser como un Juan de Mairena para franceses, dijo que son siempre reaccionarios. Rivera y Pablemos representan, pues, toda la carcunda de la “centralidad” (¿y qué será eso?) y la igualdad.
Izquierda, izquierda, en el sentido noble del término, no hay. Para Gramsci, tan (mal) citado por Errejón y Borja-Villel (dueño de los gansos capitolinos que gritan “¡xenofobia! ¡xnofobia!”), sólo sería de izquierdas aquel líder que elevara su posición en igual medida que hubiera elevado la del más débil. ¿Cuántos parados han cambiado de señora? ¿Y cuántos son amigos personales de Slim? Luego Gonzalón no es un líder de izquierdas. En cuanto a Pablemos…
Pablemos es un manolo, una folclórica del igualitarismo, el ismo que sólo es perseguible mediante la dictadura, razón por la cual tan simpático se hace en España.
En las memorias servandinas (otra vez Fray Servando) está descrito el folclore de Pablemos. En Madrid, leemos, vive gente fina, pero no puede salir a los barrios, porque insultan a la gente decente. El más insolente es Avapiés.
–Los reyes mismos tienen miedo de ir por allí, y paseando un día la reina en coche por junto al río, donde lava el mujerío manolo, la trataron de pu… porque estaba el pan caro y la reina echó a correr.
Pero con lo que se flipa el fraile mexicano es el empeño de las españolas por presentar a la vista los pechos, “y las he llegado a ver en el paseo público con ellos totalmente de fuera, y con anillos de oro en los pezones”.
De casta bien española, pues, le viene al galgo populista el estilo inconfundible de Colaus, Ritas Maestres y demás majas del grande cotarro manolo.
–Éste es el verdadero pueblo de Madrid, jueces natos de policía a fuerza de pedradas y alborotos.